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Cae la superficie agrícola, pese al avance de frutales

 
Paloma Díaz

Luego de varias postergaciones por falta de recursos y el inesperado covid, la recolección de datos para el VIII Censo Agropecuario y Forestal que se realizó entre marzo y julio del año pasado, usando por primera vez herramientas respuestas presenciales y online, arroja sus resultados preliminares.

Tomando en cuenta las respuestas de 176.570 productores silvoagropecuarios, que abarcan unos 56,2 millones de hectáreas, los datos muestran una caída de 8% en la superficie de uso agrícola, con disminuciones en prácticamente todos los rubros, salvo la fruticultura, que crece 23% entre 2007 y 2021.

“Si bien ha disminuido la superficie, gatillada principalmente por la disminución de praderas naturales y mejoradas, y plantaciones forestales y bosques nativos, vemos un aumento de la superficie cultivable en 12%, la cual es destinada a la producción de alimentos”, señala María José Irarrázaval, directora de Odepa, entidad que encargó la ejecución del censo al Instituto Nacional de Estadísticas (INE).

En ese sentido, destaca que la disponibilidad de alimentos se ha mantenido sin dificultades los últimos años, lo que se refleja en los resultados del último Índice de Seguridad Alimentaria Global (GFSI, por su sigla en inglés), donde Chile se ubica en el puesto 28 a nivel global, siendo el segundo de Latinoamérica.

“Claramente, la actual situación de falta de agua y suelo ha hecho que las decisiones de plantaciones y siembras hayan ido cambiando, pero la menor superficie no se traduce en menos alimentos, sino que en más y más diversos, por la mayor eficiencia y uso de tecnología”, dice.

Pese a la caída en la superficie, el sector crece en términos económicos, ya que el Producto Interno Bruto (PIB) silvoagropecuario de 2020 fue 15% mayor que el del año 2007.

Los datos completos del censo se darán a conocer durante el segundo semestre de este año, detallados por regiones y comunas, con toda la información consultada –que por primera vez incluye preguntas sobre manejo sustentable y uso de tecnologías–, por lo que según gremios y productores aún es temprano para realizar análisis en profundidad.

Sin embargo, entre los datos que más preocupan está la disminución en la superficie declarada bajo riego, probablemente como efecto de la sequía, y una nueva caída en la masa ganadera bovina, además de la baja participación de mujeres en los empleos permanentes del sector, que solo llega al 5% a nivel nacional.

Ganadería a la baja

Sin conocer los datos del último censo, uno de los temas recurrentes entre los productores bovinos es cómo aumentar la masa ganadera del país, que ha decaído fuertemente desde los años 70 y que actualmente solo llega a 2,5 millones de cabezas, con un retroceso de 33% respecto de 2007, aun cuando se trata de un sector que sigue siendo la principal fuente de ingresos para el 35,7% de las Unidades Productivas Agropecuarias (UPA) consultadas.

“La masa ganadera viene en descenso desde hace años por distintos factores, donde uno de los principales es que los pequeños y medianos ganaderos, que concentraban en torno al 60% de la masa, se han ido del rubro tanto por cambios de uso del suelo como por la mala rentabilidad”, explica el presidente de Fedecarne, Ignacio Besoaín.

También cree que han faltado incentivos y políticas públicas para que los ganaderos retengan vientres y así aumentar el volumen de bovinos para la producción de carne y leche, ya que muchos productores aprovecharon las exportaciones de animales en pie de los últimos cinco años para liquidar su negocio y cambiar de actividad definitivamente.

“Recién en los últimos años hemos tenido alzas de precios importantes en el mercado nacional, un mayor reconocimiento de la calidad de la carne chilena y nuevas alternativas de exportación para hacer más atractivo el rubro, pero los cambios son lentos y si se logra aumentar la masa ganadera lo vamos a ver en el largo plazo, aunque creemos que ese eventual cambio todavía no existe”, plantea.

La contracción de esta actividad no solo se refleja en la caída del volumen de bovinos, sino que en una baja en la superficie destinada a praderas naturales y manejadas, donde la fuerte participación que ha alcanzado la carne importada en el consumo nacional, que se acerca al 70%, también tendría un rol importante.

“El mercado de la carne estuvo por mucho tiempo con precios muy deprimidos, debido a una muy mala competencia con carne de otras calidades proveniente de países del Mercosur, lo que llevó a que muchos ganaderos decidieran abandonar la actividad”, afirma el secretario general de la Sociedad de Fomento Agrícola de Temuco, Andreas Köbrich.

También plantea que para el segundo semestre será interesante saber qué ha reemplazado a la ganadería en esa superficie, para conocer qué impacto ha tenido sobre la agricultura temas como el avance de las parcelas de agrado, la política de compra de tierras de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi) y las plantaciones forestales, entre otros factores.

“Ningún país se puede dar el lujo de disminuir su superficie agrícola, menos cuando estamos en un proceso de cambio climático en desarrollo y con una población mundial creciente”, advierte Andreas Köbrich.

Sequía golpea al riego

La superficie que los productores declaran bajo riego muestra una caída de 19% respecto de 2007, llegando a poco más de 900 mil hectáreas, algo que se atribuiría en buena parte a los efectos de la sequía durante los últimos 13 años, aunque los datos disponibles aún no muestran cuánto ha avanzado el sector en tecnificación.

“Lo que debería verse más afectado es el riego superficial, tanto por tendido como por surcos, que debería mostrar más pérdidas que el riego por goteo. En este momento se calcula que debería haber funcionando unas 350 mil hectáreas de riego tecnificado en Chile, de acuerdo con lo que se ha vendido e instalado, pero no sabemos cuánto de eso se ha perdido”, asegura Luis Gurovich, profesor de la Universidad Católica y socio de la Asociación Gremial de Riego y Drenaje (Agryd).

Según sus cálculos, entre las regiones de Atacama, Coquimbo y una parte de Valparaíso se habrían perdido unas 40 mil hectáreas de riego por goteo debido a la falta de agua, aunque no existen datos oficiales.

“Creo que hasta la VI Región el censo nos va a mostrar cambios importantes, como el abandono de terrenos, cambios de cultivos y un abandono de huertos que no estaban en su pleno potencial productivo, y que hoy no cuentan con suficiente agua”, proyecta Gurovich, junto con un fuerte retroceso en el abastecimiento de agua potable rural en diferentes regiones, donde advierte que el país enfrenta un retroceso de 40 años en cobertura.

La directora de Odepa añade que en el retroceso de la superficie total declarada bajo riego se suma la incorporación de especies y variedades que son más eficientes en el uso de los recursos y menos extensas en hectáreas.

“Un dato interesante que entrega preliminarmente el censo es que se evidencia un mayor rendimiento, ya que en 2007 la superficie con riego representaba el 40% del total cultivado, mientras que en 2021 esa superficie bajo riego representa el 49% del total”, afirma.

Frutales avanzan

Tras los resultados que muestran periódicamente los catastros frutícolas regionales del Ministerio de Agricultura, no es una sorpresa el avance de 71.644 hectáreas que muestran los frutales, 23% más que en 2007, siendo una de las pocas actividades que crece en superficie.

El crecimiento de este rubro no solo se explica por la mayor oferta de especies y variedades que tienen una rentabilidad atractiva y que se pueden desarrollar en nuevas zonas geográficas, sino que también por la mayor capacidad de los productores para asociarse y crear exportadoras, además de las oportunidades que han ofrecido los tratados de libre comercio impulsados por Chile.

“En este período está el efecto de la entrada en vigencia del tratado de libre comercio con China, por ejemplo, que ha impulsado un intercambio comercial importante, como el crecimiento de especies como la cereza”, dice el presidente de Fedefruta, Jorge Valenzuela.

También destaca que el avance del sector que muestra el censo debería impulsar el desarrollo de políticas públicas que apunten a la seguridad hídrica y la mayor promoción de las frutas chilenas en los mercados internacionales.

“Creemos que hay que aumentar el fondo de promoción de las exportaciones y que es importante incluir a más productores pequeños y medianos para que accedan a tecnologías y mercados, y seguir avanzando hacia manejos sustentables debido al cambio climático”, propone.

Sin embargo, advierte que los productores deben estar atentos al rol que va a tener el rubro en la discusión de la nueva Constitución, ya que considera que los incentivos para esta y otras actividades se definirán en parte dentro de ese proceso.

Fuente: El Mercurio Campo

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