Las jornadas de capacitación se realizaron ante un centenar de productores que recibieron de parte de profesionales de INIA e IICA información relevante de lo que será la nueva forma de producir arroz en Chile
“Los alimentos desarrollados con genética local, son los que llegan con todos los requerimientos nutricionales a los consumidores nacionales”, señaló la investigadora Karla Cordero, tras dos jornadas de capacitación a productores arroceros en Parral y San Carlos, en pleno corazón de la zona arrocera de Chile. La ingeniera agrónoma, quien además es la encargada del Programa de Mejoramiento Genético de Arroz de INIA, fue enfática en resaltar la importancia de la producción local, por las ventajas que conlleva. “La producción propia sobresale a los arroces importados en términos de calidad, inocuidad y sustentabilidad, ya que se utilizan semillas chilenas, adaptadas a las condiciones de los suelos y clima nacionales, lo que presenta muchas ventajas”.
Las jornadas de capacitación se realizaron ante un centenar de productores que recibieron de parte de profesionales de INIA e IICA información relevante de lo que será la nueva forma de producir arroz en Chile, conocido por ser el más austral del mundo.
La mitad de agua e igual productividad
Uno de los aspectos que más llama la atención de productoras y productores, acostumbrados a la tradicional inundación del cultivo, es la propuesta de disminución radical del agua, como respuesta a la ausencia de precipitaciones de la última década. Al respecto, el representante de IICA en Chile, Hernán Chiriboga, sostuvo que en el trabajo de investigación conjunto con INIA se está buscando rebajar el agua del cultivo en un 50 %. “Estamos usando 11 mil metros cúbicos de agua, versus los 22 mil o 25 mil metros cúbicos por hectárea que se usan en un sistema tradicional de inundación”, lo anterior sin afectar la productividad, y utilizando la tercera parte de semillas, además del control mecánico de malezas, en lugar de herbicidas, con lo que se beneficia el ambiente. “Son beneficios por todos lados. Nuestra finalidad es la adopción masiva de estas tecnologías y para eso tenemos que ir de la mano con los productores”.
En las jornadas de capacitación realizadas en Maule y Ñuble, los asistentes recorrieron cinco estaciones técnicas, donde se compenetraron de las variedades de arroz del futuro; el desarrollo del primer arroz negro chileno; el arroz climáticamente inteligente para dar sustentabilidad al sector; el riego y la maquinaria del arroz del futuro; y las épocas de siembra y su impacto en el rendimiento.
Al respecto, la investigadora y encargada del programa de mejoramiento genético de arroz de INIA, Karla Cordero, detalló que las actividades tuvieron por finalidad compartir con empresas arroceras y agricultores, los avances conjuntos alcanzados con IICA. “Hemos estado tratando de adaptar el cultivo del arroz más austral del mundo a un sistema que sea climáticamente inteligente, y que nos ayude a superar los inconvenientes que nos ha propuesto el cambio climático”.
Cordero resaltó que la situación actual es muy distinta a la que existía hace algunas temporadas, ya que “ahora existe menos disponibilidad de agua para el cultivo y los insumos cada vez están más costosos”. Frente a este escenario, la investigadora de INIA Quilamapu indicó que “nuestra idea es reducir el uso de insumos a través de este sistema de arroz climáticamente inteligente, que se va a asociar con el sistema SRI (de siembra en seco)… esto lo estamos trabajando en dos frentes, es decir tanto en el área genética como en el de manejo agronómico, como componentes de varios proyectos de investigación desarrollados en paralelo”.
La profesional destacó la importancia de poder desarrollar varias estudios al mismo tiempo, para lo cual se cuenta con el apoyo de la Fundación para la Innovación Agraria, FIA, en Ñuble, y la ejecución de un proyecto internacional Fontagro destinado a llevar el arroz climáticamente inteligente a todos los países del cono sur y Centro América.
Producir con menos agua
Al productor arrocero de Ñuble, Reinerio Labra, la escasez de agua para riego lo ha afectado de manera significativa. Explicó que solo por ese motivo, en los últimos años ha debido pasar de 150 hectáreas de siembra a solo 30 hectáreas. En tal sentido, sostuvo que “los días de campo (jornadas de capacitación) son muy provechosos, ya que nos muestran nuevas tecnologías y nuevas formas de siembras donde se ocupa menos recurso hídrico. Gracias al apoyo de los profesionales de INIA e IICA hemos podido mejorar nuestros rendimientos. Con ello podemos evitar que este cultivo se termine”.
En tanto, Rubén Gallegos, asesor de 32 productores arroceros de Ñiquén, indicó que estos encuentros con productores han tenido por finalidad “hacer un seguimiento a la propuesta de cultivos que nos están proponiendo el INIA e IICA, para compenetrarnos de esta nueva forma de cultivo”. Agregó que esto obedece a que “todos los años tenemos nuevas condiciones climáticas de menor disponibilidad de agua y la idea es que los productores se vayan adaptando a los nuevos manejos agronómicos para que vayan afrontando, de la mejor manera, las dificultades producto de cambio climático”.
Fuente: Mundo Agropecuario