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El ajustado momento que enfrenta el raps

Con precios que han disminuido alrededor de 40% respecto de la temporada anterior, pese a los buenos rendimientos que se estiman para la cosecha en curso, los productores aseguran que la rentabilidad casi se ha perdido.
En la zona de Perquenco, en la Región de La Araucanía, Felipe Artigas sembró 200 hectáreas de raps esta temporada. Debido a la rotación de sus cultivos, la superficie corresponde a la mitad de lo que había sembrado en la campaña anterior, pero le ha bastado para observar cómo se han ajustado los márgenes del cultivo a causa de los altos costos y la fuerte disminución de los precios.

‘No se ve bien el negocio este año porque los precios están muy malos, estamos con costos muy altos y también sabemos que la industria tiene raps acumulado de la temporada anterior’, explica.

Si en la temporada 2022-2023 los precios para la oleaginosa estuvieron en un rango de entre US$ 650 y US$ 750 por tonelada, en la temporada actual el valor pagado por la industria –donde existen dos poderes compradores a nivel nacional– se ubica en torno a los US$ 450 por tonelada, lo que corresponde a una disminución de 40% en solo un año.

A eso se suma que la disminución de los costos de producción, producto de la baja de los precios de los fertilizantes a nivel global, fue menos significativa que lo esperado al inicio de la temporada, con una caída de solo 15%, según estiman los agricultores, que no se compensa con los menores precios.

‘A modo general, si antes de la pandemia sembrar una hectárea de trigo costaba alrededor de $1 millón, después de la pandemia llegó a $1,8 millones, y este año estaremos en torno a $1,6 millones y con precios más bajos… Entonces, todos los negocios agrícolas quedaron con costos muy altos y las rentabilidades hoy están muy apretadas’, explica Felipe Artigas.

Según la encuesta de intenciones de siembra del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), actualizada a octubre del año pasado, para la temporada 2023-2024 se habrían sembrado 31.624 hectáreas de raps a nivel nacional, aunque los datos que maneja la industria dan cuenta de 48 mil a 50 mil hectáreas en total, en un cultivo que se destina principalmente a la producción de aceite para la alimentación de salmones, y que para la próxima temporada corre el riesgo de disminuir como consecuencia de los bajos precios.

Nuevos actores

Agrotop es la principal procesadora de raps del país y ha sido la impulsora del desarrollo de este cultivo desde hace unos 25 años, mediante el modelo de contratos para su producción con los agricultores, donde también se les entrega asesoría técnica, semillas y apoyo en el financiamiento.

Esta temporada introdujeron importantes cambios en los contratos, donde lo más relevante es la forma de pago, que pasó de un precio ‘a firme’ o fijo, a un valor que se fija para la mitad de la producción en forma fija y para la otra parte establece una reliquidación que se cierra durante el segundo semestre del año, con el objetivo de que pueda subir si es que a su vez mejora el panorama de precios para el aceite de raps.

‘A diferencia de años anteriores, el mercado del aceite tuvo un cambio estructural súper importante. Veníamos acostumbrados a que todo el aceite que no se produce en Chile –que es un mercado deficitario en aceite de raps– se importaba desde Canadá, pero hoy también existe oferta desde Uruguay, Paraguay y Europa, por lo que el referencial que resguardaba tener un precio único, que era la Bolsa de Chicago, perdió vigencia… Hoy existen muchos países oferentes y eso hace que la volatilidad del precio sea mucho más alta’, explica Alex Strodthoff, gerente general de Empresas Agrotop.

En el caso de los países sudamericanos, según explican en la industria, el raps se ha ido posicionando como un cultivo corto dentro de la rotación de otros, como la soya y el maíz, y si antes solo se usaba para que los suelos no quedaran desnudos, ha pasado a convertirse en un cultivo comercial.

De hecho, el año pasado Agrotop importó raps desde Uruguay, lo que provocó malestar y temor entre los productores locales.

‘Lo que cae mal no es que importen raps, sino que hagan contratos de producción con agricultores de otro país, porque son otro nivel de compromiso y no es una compra spot. Nuestra principal oposición como gremio es que no nos genera alegría que hayan hecho contratos en otro país’, afirma Andreas Kobrich, secretario ejecutivo de la Sociedad de Fomento Agrícola de Temuco (Sofo).

Respecto de eso, Alex Strodthoff asegura que Agrotop siempre ha importado el volumen de raps que no pueden comprar en Chile, y asegura que este año probablemente sea mucho más bajo el volumen de importaciones debido a los buenos rendimientos de la cosecha actual.

‘Siempre hemos traído lo que no podemos comprar en Chile desde otros orígenes y vamos a buscar el más barato. El año pasado, los precios de Uruguay y Paraguay estaban por debajo de los precios de Canadá y eso hace que nuestro precio chileno ya no compita con Canadá, sino que con Uruguay y Paraguay. Por eso el año pasado no llegó aceite desde Canadá por primera vez en muchos años’, dice, y resalta que por ventajas logísticas y de estabilidad en la producción, como empresa siempre han preferido el raps nacional.

En cuanto a la importación de aceite de raps, asegura que los compradores son los mismos clientes de Agrotop, porque Chile requiere importar casi la mitad del aceite que demanda la industria de alimentación de salmones, y advierte que también han entrado a competir con ellos.

Buenos rendimientos

Si bien no es su principal cultivo y dice que no es un experto en raps, el agricultor Carlos Smith lo mantiene regularmente dentro de su rotación en la Región de Ñuble, ya que explica que es una buena alternativa para controlar gramíneas y para preceder la siembra de trigos.

Reconoce que el raps pasa por un momento complejo y que la rentabilidad se ha ajustado con fuerza, aunque resalta que esta temporada los rendimientos en la zona han sido buenos y que, al menos en Ñuble, deberían estar por encima del promedio de los últimos diez años, debido a las buenas condiciones de la primavera.

‘Un rendimiento bueno es de 45 a 50 quintales y este año fue posible cosechar 50 quintales, aun cuando es un cultivo caro y exigente en términos de nutrición y aplicaciones… Si hiciste una inversión alta y luego el precio cae, por buenos que tengas los rendimientos, no terminas con un resultado muy atractivo, y creo que esa es la realidad de todos este año’, explica.

A nivel general, si bien la temporada está atrasada y se estima que todavía falta por cosechar el 40% del raps, se proyectan buenos rendimientos que ayudan a paliar los bajos precios, por lo que la gran pregunta es qué decisiones de siembra tomarán los productores para la próxima temporada en relación con este cultivo.

‘Probablemente genere mucho desencanto hacia la próxima temporada y haya problemas, porque la única opción para enfrentar los bajos precios es con buenos rendimientos y alta calidad en el grano… Creo que eso es un aliciente para que la industria encuentre una fórmula que permita mantener la continuidad del agricultor’, plantea Andreas Kobrich.

En Agrotop explican que sus costos también han ido al alza debido a los mayores costos de financiamiento, ya que compran el raps en estos meses y lo procesan durante todo el año, por lo que la industrialización también se ha encarecido, en medio de un contexto internacional de precios bajos para los commodities.

‘Vemos que existe un riesgo de que la superficie de raps se reduzca y esperamos que sea lo menos posible’, advierte Alex Strodthoff, y añade que hasta ahora la posibilidad de un rebote de los precios del raps todavía es incierta a nivel global, aun cuando durante los últimos tres meses no han seguido cayendo.

Fuente: Revista del Campo

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