Más de 20 representantes de empresas de fitomejoramiento y mantención de variedades de cereales participaron en el Día de Campo en la Estación de Pruebas de Variedades Agrícolas “Humán” del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) en Los Ángeles. Durante la jornada, conocieron los resultados de los ensayos de valor agronómico y post control de las últimas dos temporadas.
Importancia de los ensayos
El director regional (s) del SAG de Biobío, César Escobar, explicó que estos ensayos están definidos en el Reglamento del Decreto N°188 de la Ley de Semillas N°1764. Este reglamento establece que una variedad puede ser inscrita en el Registro de Variedades Aptas para la Certificación (RVAC) solo si se comprueba su valor agronómico en una estación o campo experimental. Para ello, el SAG solicita una muestra de 1,5 kg de semilla de la variedad a inscribir, que es sembrada en su red de estaciones de prueba.
Evaluaciones clave
Sandra Bustos, jefa del Departamento de Semillas y Plantas de la División de Protección Agrícola – Forestal y Semillas del SAG, destacó que los ensayos y evaluaciones en la estación son esenciales para varios procesos relativos a las semillas. Estos ensayos permiten verificar y garantizar que las semillas cumplan con los estándares de calidad requeridos para su uso en la agricultura, protegiendo los derechos de propiedad intelectual de los fitomejoradores.
Beneficios para los agricultores
Los agricultores se benefician del control de los atributos agronómicos y otros requisitos legales que regulan la comercialización de semillas. El SAG cuenta con cuatro hectáreas de un predio institucional en Los Ángeles, especialmente adecuado para estos ensayos. Para ingresar una variedad al registro del SAG, el solicitante debe presentar el formulario de inscripción en el RVAC, junto con todos los antecedentes de la variedad y cumplir con los requisitos de ensayo y mantención.
Uso de modelos climáticos para impulsar la innovación en semillas.
En el campo de la agricultura, hay un dicho que dice que hay que controlar lo controlable y gestionar lo incontrolable. Ahora bien, el factor incontrolable más importante en el cultivo de un cultivo es el clima y no hay duda de que los patrones climáticos que se experimentan hoy son diferentes a los que se experimentaron hace 10 o 15 años. Eso también significa que, dentro de 10 o 15 años, los patrones climáticos serán diferentes a los actuales. Esto nos lleva a preguntarnos cómo se comportarán las variedades de cultivos actuales en los patrones climáticos futuros.
Afrontando el futuro con modelos climáticos
Abigail Swann, profesora de ciencias atmosféricas y climáticas y biología de la Universidad de Washington, está abordando esta cuestión. Swann está aplicando su experiencia en ciencias climáticas e investigando la fisiología vegetal en climas cambiantes a los sistemas agrícolas, específicamente a la producción de maíz.
“Gran parte de mi trabajo se realiza a escala global y se centra en diversos sistemas terrestres y plantas, y en la importancia del clima para el funcionamiento de esas plantas”, afirma Swann.
Ha centrado su investigación en estudiar cómo funcionan las distintas plantas en los sistemas climáticos actuales, observar cómo han cambiado sus funciones a medida que ha cambiado el clima y predecir cómo los cambios en el clima afectarán las funciones de las plantas y el ecosistema circundante. Ella y su equipo han tomado ese concepto y lo han aplicado a las plantas de maíz en un campo.
El objetivo es aprovechar la capacidad ya establecida para simular una multitud de combinaciones de rasgos de plantas (en este caso, combinaciones de rasgos del maíz que actualmente no existen en las variedades disponibles) e investigar cómo se comportarán esas combinaciones de rasgos en las condiciones climáticas futuras. Para esos modelos de predicción, pueden identificar las combinaciones de rasgos que los productores de semillas podrían querer comenzar a buscar en el mejoramiento.
El primer paso de esta investigación es desarrollar modelos climáticos y predicciones para los cambios climáticos futuros.
Simulación de las estaciones
“Comenzamos con observaciones de estaciones meteorológicas, meteorología medida en tiempo real”, dice Swann. “Lo hicimos para obtener la mayor información posible sobre la correlación entre diferentes variables ambientales”.
Por ejemplo, los datos recopilados incluían cuánta luz solar entraba en un momento específico, a qué temperatura entraba la luz solar y cuál era la humedad en ese momento.
Al comenzar con datos medidos, el equipo de Swann pudo eliminar algunos de los sesgos que pueden surgir al desarrollar modelos meteorológicos. Luego pudieron comenzar a ajustar el modelo meteorológico a las condiciones conocidas de cambio climático.
“Nos ceñimos a lo que creemos saber bien: sabemos que las temperaturas aumentarán”, afirma. “Luego hicimos suposiciones simples sobre otras variables ambientales”.
Tomaron las observaciones actuales y aumentaron las temperaturas. También exploraron posibles reducciones en las precipitaciones, manteniéndose en consonancia con otros modelos de predicción climática.
Todos necesitamos comer, pero el impacto de la crisis climática en los cultivos está poniendo en riesgo el suministro mundial de alimentos. Los cultivos modernos, domesticados para obtener altos rendimientos y facilitar su cosecha, carecen de los recursos genéticos necesarios para responder a la crisis climática. Las tensiones ambientales significativas están reduciendo la producción de alimentos, lo que hace bajar los suministros y subir los precios, según un comunicado de prensa de la publicación revisada por pares Frontiers. Sin forma de expandir de manera sostenible las tierras agrícolas, la solución es cambiar nuestros cultivos, esta vez para adaptarlos al mundo que hemos alterado.
“La agricultura es muy vulnerable al cambio climático y la intensidad y frecuencia de los fenómenos extremos no harán más que aumentar”, afirmó el profesor Sergey Shabala, de la Universidad de Australia Occidental y autor principal del artículo publicado en Frontiers in Science . “Tanto la producción agrícola sostenible como la seguridad alimentaria mundial dependerán en gran medida de nuestra capacidad para crear cultivos resistentes al clima”.
Nuestro sistema agrícola ha dependido durante mucho tiempo de fertilizantes y monocultivos para satisfacer la demanda mundial de alimentos, pero este enfoque es insostenible. El uso de fertilizantes daña el medio ambiente tanto durante la producción como durante la aplicación. Mientras tanto, el cambio climático está reduciendo aún más los rendimientos de los cultivos esenciales, lo que agrava los desafíos de la producción de alimentos.
El comunicado señala que, aunque las sequías no maten a las plantas, las altas temperaturas reducen el rendimiento. Para superar esto, los agricultores riegan sus cultivos, pero el agua de riego suele tener un alto contenido de sal, porque hay demasiada demanda de agua dulce. Esto aumenta la salinidad del suelo, lo que reduce el rendimiento de la mayoría de los cultivos que crecen en él. Por último, las inundaciones causadas por fenómenos meteorológicos extremos dejan a las plantas estancadas en el agua, lo que crea condiciones hipóxicas que impiden que las plantas absorban oxígeno a través de sus raíces. Esto también reduce el rendimiento de la mayoría de las plantas.
Shabala y el profesor Michael Palmgren proponen dos opciones para mejorar la resiliencia de los cultivos. En primer lugar, se podrían añadir genes de resistencia al estrés a los cultivos de alto rendimiento, aunque esto es complejo debido a los muchos genes involucrados. En segundo lugar, se podrían domesticar plantas silvestres resistentes al estrés ambiental, pero sus menores rendimientos plantean desafíos para la producción de alimentos a gran escala. Ambos enfoques enfrentan dificultades, pero ofrecen soluciones potenciales para la sostenibilidad futura de los cultivos.
Según los científicos, todavía es demasiado pronto para saber qué estrategia tendrá éxito. Sin embargo, los mismos elementos críticos son esenciales para el éxito de ambas: la edición genética innovadora y otras tecnologías de mejoramiento de precisión impulsadas por un fenotipado preciso basado en células y la aceptación pública de los nuevos cultivos.
“Uno de los desafíos actuales es hacer coincidir los recientes avances científicos con la percepción pública de las nuevas tecnologías”, advirtió Shabala. “Es un tema muy politizado y hay importantes intereses comerciales en juego. Además, debido a la falta de conocimientos específicos, el público en general no puede distinguir las sutiles diferencias entre las distintas tecnologías y se basa en las opiniones de los medios de comunicación”.
• La balanza comercial agropecuaria y forestal anotó USD 10.225 millones, con un aumento de 21%.
La Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa) informó que en enero-noviembre de 2024, los embarques silvoagropecuarios se incrementaron en 11%, comparado con igual lapso del año anterior.
En las fechas señaladas, los envíos agrícolas anotaron USD 11.414 millones, con un aumento de 11%. Los embarques pecuarios llegaron a USD 1.526 millones, con un incremento de 6%. Las exportaciones forestales registraron USD 5.198 millones, con un crecimiento de 12%.
Estas cifras dan cuenta de que estamos entregando productos de calidad a los distintos mercados a los que exportamos, entre los que destacan China y EE.UU», sostuvo el ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela.
Asimismo, el secretario de Estado explicó que «precisamente desde el ministerio estamos impulsando la Agenda de Competitividad Agroexportadora Sustentable que no es solo una herramienta de política pública; es un símbolo del compromiso de Chile con la innovación, la calidad y la sustentabilidad, consolidando su lugar como un líder mundial a nivel silvoagropecuario».
Siempre en las fechas mencionadas, las importaciones sectoriales aumentaron en 0,5%. Las importaciones agrícolas llegaron a USD 5.101 millones, con una variación negativa de 0,7%. Las internaciones pecuarias anotaron USD 2.600 millones de dólares con un incremento de 3,6%. Las importaciones forestales registraron USD 212 millones, con un decrecimiento de 6,5%.
La balanza comercial agropecuaria y forestal anotó USD 10.225 millones, con un aumento de 21%.
Del 2 al 6 de diciembre de 2024, el Congreso Asiático de Semillas, el evento más importante de la industria semillera de Asia y el Pacífico, reunió en Sanya, China, a los principales actores del sector. Margarita Vergara, Encargada de Estudios y Proyectos de ANPROS, junto a representantes de empresas asociadas como Semillas Alhué, Pinto Piga, Uwafén, Tuniche, Curimapu, Semillas Goldstar, SG 2000 y Antufén, dewstacaron enla instancia y reafirmaron la importancia de la participación chilena en este tipo de eventos, clave para posicionar a la industria semillera nacional en uno de los mercados más dinámicos y relevantes del mundo.
El Congreso no solo fue una plataforma para reforzar la proyección de la industria semillera chilena en el mercado asiático, sino también para consolidar el liderazgo de Chile en la producción de semillas de calidad y excelencia.
Temas clave del congreso
Durante el evento, que coincidió con el 30.° aniversario de APSA, se abordaron temas fundamentales para la industria, incluyendo:
La evolución del negocio de semillas en las últimas tres décadas en Asia y el Pacífico.
Los desafíos y oportunidades para una APSA preparada para el futuro.
El fortalecimiento de la comunidad semillera para impulsar la productividad agrícola y la resiliencia de la cadena de suministro.
Estas reflexiones resaltaron la importancia de la colaboración internacional para enfrentar los retos globales en seguridad alimentaria y sostenibilidad agrícola.
El Congreso de APSA 2024 reafirmó su relevancia como espacio de encuentro, innovación y trabajo conjunto, consolidando alianzas clave para el desarrollo de la industria semillera chilena. 🌱✨
Los efectos del cambio climático, como las malas cosechas, son cada vez más evidentes. Para afrontar estos retos se necesitan diversas estrategias, entre ellas la mejora de la resiliencia de las plantas. Un equipo internacional de investigación, dirigido por científicos del VIB-UGent, ha descubierto los mecanismos que regulan la apertura y el cierre de los estomas (pequeños poros en las hojas) en respuesta a las altas temperaturas y la sequía, según un comunicado de prensa. Estos hallazgos, publicados en Nature Plants , ofrecen información valiosa para desarrollar cultivos mejor adaptados al cambio climático.
El cambio climático global está afectando cada vez más a las comunidades de todo el mundo, a medida que los fenómenos meteorológicos extremos se vuelven más frecuentes y severos. Más allá de las consecuencias inmediatas, como las inundaciones y las sequías, también altera los ecosistemas naturales y la agricultura, lo que dificulta en muchas regiones el cultivo de cultivos esenciales o la identificación de plantas adaptadas a los cambios climáticos.
“Durante años, nuestra investigación se ha centrado en el impacto de las condiciones climáticas extremas en las plantas”, afirma el profesor Ive De Smet (Centro de Biología de Sistemas Vegetales del VIB-UGent). “Los conocimientos moleculares que obtenemos pueden conducir a soluciones para mejorar la resiliencia de las plantas. En esencia, aprendemos de los mecanismos naturales que las propias plantas despliegan. Por ejemplo, cómo los estomas de las hojas desempeñan un papel crucial en la interacción de la planta con el medio ambiente. Esto hace que los conocimientos sobre sus mecanismos de activación sean muy valiosos”.
Las plantas se adaptan a los cambios ambientales abriendo o cerrando pequeños poros llamados estomas, que regulan el intercambio de gases, la pérdida de agua y la entrada de patógenos, al tiempo que las protegen contra el estrés. Las altas temperaturas hacen que los estomas se abran para enfriarse, mientras que las condiciones secas hacen que se cierren para conservar agua, lo que genera respuestas potencialmente conflictivas en climas cálidos y secos. Para comprender estos mecanismos, el equipo VIB-UGent del profesor Ive De Smet colaboró con investigadores de las universidades de Utrecht, Valencia y Wageningen.
“La apertura y el cierre de los estomas son respuestas rápidas que requieren mecanismos de señalización similares a los de los interruptores”, afirmó el Dr. Xiangyu Xu (VIB-UGent), primer autor del estudio. “Sabemos que los interruptores codificados por fosforilación dentro de las redes de proteínas son reversibles y tienden a ser más rápidos que los interruptores genéticos. Por eso estudiamos el papel de los relés de fosforilación mediados por quinasas en la apertura y el cierre de los estomas”.
Xu y su equipo identificaron y caracterizaron con éxito una nueva vía de señalización dependiente de la fosforilación que regula la apertura de los estomas en condiciones de alta temperatura y estrés por sequía. Descubrieron que TOT3, una quinasa asociada con altas temperaturas, controla la apertura de los estomas en condiciones de calor. Además, OST1, que regula el cierre de los estomas durante la sequía, inactiva directamente a TOT3 a través de la fosforilación. Esta regulación de TOT3 mediada por fosforilación actúa como un interruptor que controla la apertura y el cierre de los estomas en respuesta a altas temperaturas y sequía.
“Como investigador, es gratificante desentrañar un nuevo eje de señalización que coordina la apertura y el cierre de los estomas en respuesta a diversas señales de estrés”, afirmó el Dr. Lam Dai Vu (VIB-UGent). “Más importante aún, en el contexto del cambio climático global, comprender estos mecanismos tiene potencial para desarrollar cultivos que sean resistentes a los desafíos climáticos”.
“Pequeñas acciones empresariales pueden contribuir a cuidar y mantener el suelo, los invito a conmemorar este día y a sumarse a la ruta de la sostenibilidad, juntos podemos lograrlo”, dice en su columna Leonora Sepúlveda, gerente de AgroCare Chile.
Por Leonora Sepúlveda, fundadora y gerente de AgroCare Chile.-
El suelo se define como la superficie de la corteza terrestre (llamada “litósfera”), la cual está en contacto directo con el ser humano, y donde se establecen y desarrollan gran parte de las especies vegetales existentes (cultivos, empastadas, árboles, arbustos y especies herbáceas).
En el suelo se encuentran los nutrientes y el agua, que son indispensables para su crecimiento, y por eso la vida humana y animal depende absolutamente de la existencia de las plantas y cultivos.
Este 5 de diciembre se conmemora un nuevo año del Día Mundial del Suelo, éste es el fundamento del sistema alimentario, ya que el 95% de los alimentos provienen del suelo, siendo la base de la fruticultura, horticultura y agricultura en general, debido a que es el medio en que crecen la mayoría de los cultivos que el mundo produce y consume.
Sin embargo, los seres humanos no hemos tomado el peso que juega el suelo en el equilibrio del ecosistema:
Es un filtro y amortiguador que protege las aguas subterráneas y superficiales.
Es un sistema biológicamente activo que ayuda a mitigar la crisis climática.
Contiene materias primas y almacena información sobre la historia natural y cultural.
Es la interfaz donde interactúan el aire, el agua y la radiación solar.
Actualmente el 40% de los suelos del mundo se encuentran degradados, lo que afecta a la mitad de la humanidad y al Producto Interno Bruto Mundial (PIB).
El 33% de la tierra está de moderada a altamente degradada debido a la erosión, salinización, compactación, acidificación y la contaminación química.
Cerca de 360.000 especies de animales viven en el suelo, una cuarta parte de todas las especies vivas descritas en el planeta, aunque la mayoría de ellas siguen siendo desconocidas.
Entonces ¿Qué hacemos para cuidar con urgencia el suelo?
Los pesticidas y los fertilizantes deben usarse con más moderación y deben ser mejor dirigidos para reducir la cantidad de contaminación que ingresa a los ríos.
Las plantas de tratamiento de aguas residuales deben actualizarse para eliminar más eficazmente la contaminación de sus residuos.
Es de esperar que avancemos hacia economía circular donde casi todo se recicle y se reutilice, para ser más sustentables.
Las prácticas de conservación del suelo son técnicas que también ayudan a preservar la biodiversidad del suelo y a aumentar la productividad agrícola sin degradar los recursos naturales.
Acá le comparto algunas prácticas que nos pueden ayudar como la: Rotación de cultivos, la práctica de intercalar siembras aporta nitrógeno, considerar abonos orgánicos en lugar de fertilizantes químicos, considerar en los programas de manejo de producciones agrícolas biopreparados bio-dinámicos homeopáticos, que les contaré con detalle más adelante, el compost también ayuda a mejorar la estructura del suelo, lo que se quiere es que el suelo pueda retener agua y nutrientes.
A lo anterior se suma el contar con buen drenaje, con canales de evacuación de excedentes hídricos, que orden y encaucen el agua, evitar la erosión del suelo es fundamental, la labranza también es un mecanismo de conservación del suelo.
Entre más tendamos a una agricultura orgánica, responsable y regenerativa ayudaremos a la biodiversidad del suelo, así se podrá reducir su contaminación, consumiremos alimentos sostenibles.
En este espacio y ante las problemáticas ambientales, preocuparse del suelo es la base, ya que existen muchos problemas por deforestación, inundaciones, contaminación atmosférica, erosión etc.
Desde mi vereda y viendo estas necesidades que urgen hace 11 años fundé AgroCare Chile, una empresa pionera en soluciones homeopáticas sostenibles y de vanguardia , dando ecosoluciones al sector agrícola y apoyando a los diferentes cultivos chilenos (cerezas, cítricos, uva de mesa, viníferas, paltos, arándanos, frutillas, etc.), con biopreparados biodinámicos homeopáticos sofisticados y de alta calidad que promueven salud de las plantas.
La tecnología se basa en la medicina cuántica, la física, la alquimia ancestral, el biomimetismo y la neurobiología. Para esto, recurrí a las plantas medicinales, ciencia mapuche, aromas arquetípicos de plantas sagradas, cristales con altísima capacidad piezoelétrica, flores de todos los continentes y hasta minerales del espacio exterior, que son parte de los ingredientes activos de ellos. Cada uno contiene una frecuencia vibracional específica para un determinado objetivo. Todo parte por darle mayor coherencia y armonía al huerto, o al área tratada.
Así poco a poco fuimos derribando paradigmas y movilizando las barreras de lo que se conoce hasta ahora en materia de insumos para la agricultura, una de mis inspiraciones para crear estas biotecnologías chilenas, fue el suelo, el cual es una porción del sustento de la planta y forma parte de todas las interacciones, junto con la luz y el agua.
Nuestros diseños son biotecnologías donde se incorporan la luz y el agua aplicados a los cultivos en la planta y al suelo al mismo tiempo, por ende, el resultado de mejorar todo un ecosistema, hacerlo más eficiente y productivo, con insumos de cero residuos porque no existe huella de nada, el sistema lo integra bioenergéticamente, gatillando la homeostasis y la armonización al instante que se aplica.
Los biopreparados de AgroCare son todos compatibles entre ellos y con la mayoría de los productos fitosanitarios, logrando ahorro del agua en las aplicaciones, mano de obra, combustible, y solo con pequeños pulsos de microdosis por hectárea.
Para precisar cuál de estos biopreparados que he desarrollado contribuye a cuidar nuestros suelos, destaco a Hidro Plasma®, que es un hidratante molecular biodinámico homeopático basado en sistemas vibracionales. Esta fórmula hidroalcohólica concentra las propiedades hidratantes de plantas medicinales como Aloe Vera, Lavanda y Menta, junto con frecuencias de ciertos cristales y minerales en una solución de plasma de agua dinamizada, purificada y ordenada molecularmente.
Este producto busca equilibrar el balance hidrodinámico en la plantación, particularmente en estados fenológicos vulnerables al estrés causado por la escasez hídrica.
Está diseñado para enfrentar desafíos como cambios ambientales, adaptación del cultivo, desertificación, mala calidad de agua, desequilibrios fisiológicos y la vulnerabilidad general del huerto. Hidro Plasma® trabaja para mantener la hidratación y estabilidad del cultivo, ofreciendo una solución frente a condiciones adversas que puedan afectar el crecimiento y la salud de las plantas.
También promovemos el sistema de Re-Filled, retiro y relleno como parte del servicio y acuerdo colaborativo con nuestros clientes para generar economía circular… estas pequeñas acciones empresariales pueden contribuir a cuidar y mantener el suelo, los invito a conmemorar este día y a sumarse a la ruta de la sostenibilidad, juntos podemos lograrlo.
¿Puede la industria de las semillas superar los conceptos errados sobre ella para convertirse en el gran aliado de la humanidad en su lucha contra los desafíos globales?
¿Cómo puede la industria de las semillas combatir los prejuicios y la mala fama hacia las tecnologías y las innovaciones de las semillas? A pesar de que se ha demostrado una y otra vez que son totalmente seguros, términos como organismos modificados genéticamente (OMG), transgénicos, edición de genes y manipulación de la naturaleza siguen provocando escepticismo, miedo e incluso rechazo entre algunos consumidores. En realidad, estas innovaciones son respuestas a algunos de los retos más apremiantes de la humanidad: alimentar a una población mundial en rápido crecimiento, sortear las amenazas sin precedentes del cambio climático, la escasez de recursos y la degradación ecológica. En vez de juzgar esta vital labor como una alteración de la naturaleza, ¿podremos caer en cuenta de que es nuestra mejor chance para sobrevivir y prosperar como humanidad?
En esencia, la industria de las semillas es un esfuerzo colaborativo: una red de biólogos, genetistas, agrónomos, científicos, agricultores, ingenieros, educadores, responsables políticos, comerciantes, certificadores, controladores de calidad y comunicadores. Cada uno de ellos desempeña un papel indispensable para garantizar la seguridad alimentaria de miles de millones de personas, desde quienes tienen un paladar exquisito hasta quienes sufren de hambre. Las semillas no solo son el punto de origen de la agricultura, sino la base del sustento y la supervivencia del ser humano. ¿Cómo podemos unirnos como industria y como sociedad para superar los obstáculos a la biotecnología e impulsar un cambio significativo?
La Dualidad: Innovación versus Percepción
Uno de los mayores obstáculos es la percepción. Las mismísimas tecnologías que han revolucionado la producción de alimentos —aumentando el rendimiento, mejorando la resistencia a plagas y enfermedades y adaptando los cultivos a entornos difíciles— suelen ser vistos con desconfianza. Los críticos cuestionan la seguridad de los cultivos modificados genéticamente, la ética de la edición genética y el impacto medioambiental de la agricultura moderna.
Pero ¿y si reformulamos esta narrativa? En lugar de centrarnos en la tecnología en sí, tenemos que hacer hincapié en el porqué de estas innovaciones: para crear cultivos resistentes que puedan soportar condiciones meteorológicas erráticas, conservar recursos escasos como la tierra cultivable y el suministro de agua y proporcionar nutrición para todos, sobre todo las poblaciones más desnutridas del mundo. ¿Y si nos centramos primero en contar historias de éxito, mostrando cómo la biotecnología ya ha salvado a millones de personas del hambre, ha reducido la necesidad de pesticidas nocivos y ha ayudado a restaurar ecosistemas degradados?
Semillas de Cambio para Afrontar el Clima Cambiante
La realidad es cruda: el cambio climático ya no es una amenaza futura, es nuestro presente. Los patrones meteorológicos impredecibles, las sequías prolongadas y las fluctuaciones en las épocas de cultivo y cosecha están ejerciendo una enorme presión sobre la agricultura tradicional. ¿Cómo podemos garantizar que esas diminutas, pero poderosas cápsulas de vida —las semillas— se adapten y prosperen en estas condiciones cambiantes? Este reto exige mayor investigación y desarrollo, un compromiso mayúsculo por parte de los responsables políticos y de todas las partes interesadas, pero también requiere de un cambio de mentalidad.
En lugar de ver la biotecnología como una vil manipulación, ¿qué tal si la replanteamos como una solución de problemas inspirada en la naturaleza? Al fin y al cabo, el concepto mismo del fitomejoramiento, los cultivos tolerantes a la sequía o las variedades resistentes a las plagas, se inspiran en procesos naturales. ¿Podría una mayor educación, transparencia y diálogo ayudar a achicar la enemistad entre la industria y el público?
Colaboración: Todos Estamos en Esto Juntos
Resolver estos problemas exige una colaboración sin precedentes, no sólo dentro de la industria, sino en todos los sectores. Los responsables políticos deben crear marcos que fomenten la innovación y que, al mismo tiempo, aborden esas preocupaciones legítimas. Los agricultores deben tener acceso a las herramientas y los conocimientos que les permitan aplicar prácticas sostenibles. Los educadores y comunicadores deben desmitificar la ciencia, fomentando la confianza y la comprensión. Y la sociedad en su conjunto debe enfrentarse a verdades incómodas sobre la distribución de los recursos, el consumo y el equilibrio entre producción y conservación.
¿Podemos, como comunidad mundial, crear un sistema alimentario que sea a la vez equitativo y sostenible? ¿Puede la industria de las semillas liderar el camino, no sólo en innovación, sino también en fomentar la colaboración?
El sector de las semillas se encuentra en una encrucijada: está dotado de las herramientas y los conocimientos necesarios para afrontar algunos de los retos más urgentes de la humanidad. Si adoptamos la innovación, fomentamos un diálogo transparente y reforzamos la colaboración entre todos los sectores, podremos transformar las percepciones y aprovechar todo el potencial de las tecnologías de semillas. Juntos podemos cultivar un futuro resiliente y sostenible, en el que el sector de las semillas se convierta en el héroe que la humanidad necesita.
¡Este artículo es Parte I de una serie que profundizará en estas cuestiones, así que sigan atentos!
El papel de la industria de semillas en el avance y la adopción de la agricultura sin labranza ha sido fundamental.
Durante décadas, los agricultores de todo el país han debatido, probado y dedicado campos enteros a prácticas de siembra directa o labranza reducida y han enfrentado muchos desafíos en el camino. Las empresas de semillas han desempeñado un papel fundamental en la superación de muchos de estos desafíos mediante el mejoramiento para lograr una emergencia rápida, resistencia a las enfermedades, tolerancia a los herbicidas y la capacidad de adaptarse a suelos fríos. Además, el desarrollo de cultivos para diferentes regiones de cultivo donde antes no eran productivos ha brindado a los agricultores una amplia cartera de semillas para elegir que prosperarán en situaciones de siembra directa y permitirán rotaciones de cultivos sólidas que pueden reducir naturalmente las presiones de malezas, enfermedades e insectos.
Al mejorar continuamente la calidad de las semillas y colaborar con investigadores y agricultores, la industria de las semillas contribuye decisivamente a hacer de la siembra directa una opción viable y sostenible para la agricultura moderna, contribuyendo significativamente a la salud del suelo, la gestión del agua y las prácticas agrícolas climáticamente inteligentes.
Superando los primeros obstáculos
Las prácticas de siembra directa comenzaron a fines de los años 1960 y 1970. Las universidades concesionarias de tierras fueron pioneras. Harry Young, de la Universidad de Kentucky, fue el primero en utilizar métodos de siembra directa en tierras agrícolas comerciales. A fines de los años 1960, Kentucky era el estado líder en cuanto a acres de siembra directa. Desde entonces, más investigadores como Dwayne Beck, de Dakota del Sur, de la Dakota Lakes Research Farm, y Emerson Dale Nafzinger, de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, están utilizando la siembra directa como una posible solución para muchos problemas.
En el centro de Dakota del Sur, “estaban teniendo enormes problemas con el escurrimiento debajo de sus máquinas de riego”, dice Beck. “Comenzamos por ahí, tratando de averiguar cómo detener el escurrimiento debajo de los irrigadores”.
Al principio, los agricultores de cereales recurrieron a la labranza, creyendo que abriría el suelo y permitiría la infiltración del agua, lo que ocurre durante un breve periodo, apenas unos minutos. Cuando el cultivo y la labranza no funcionaron, comenzaron a explorar la labranza cero.
Sin embargo, en ese momento hubo desafíos importantes.
“He visto cómo ha cambiado todo el panorama de la labranza”, explica Nazinger. “En los años sesenta, cuando uno o dos vecinos valientes empezaron a practicar la labranza cero, la cosa se puso realmente difícil; sus campos, en general, tenían un aspecto bastante terrible”.
Con una cosecha de maíz récord proyectada para este año, Estados Unidos tiene la oportunidad de fortalecer su posición de liderazgo en las exportaciones de maíz… pero ¿se interpondrán en este camino la competencia global y la dinámica comercial cambiante?
El maíz está presente en casi todos los sectores de la economía estadounidense, desde los supermercados y las gasolineras hasta los mercados de exportación y las plantas de biocombustibles. Su versatilidad, combinada con su enorme escala de producción, hace del maíz un pilar económico que sustenta el sector agrícola estadounidense y su economía en general, y más específicamente, el sector de las semillas. ¿Qué nos espera?
Andrew Swanson, economista agrícola de la Universidad de California en Davis (UC Davis), enfatiza que si bien la industria del maíz estadounidense continúa dominando, las tecnologías emergentes, las políticas en evolución y el aumento de la competencia internacional ofrecen nuevas posibilidades apasionantes, pero también desafíos apremiantes.
“Estamos ante una posible cosecha récord de maíz en Estados Unidos este año, con rendimientos que superan los 180 bushels por acre, mucho más de lo que vimos hace apenas una década”, dice Swanson. “Esa abundancia está haciendo bajar los precios, y ahora todas las miradas están puestas en la temporada de cultivo de Brasil para ver si sacudirá el mercado de exportación”.
El papel del maíz en la economía estadounidense: del pasado al presente
El maíz es el cultivo más importante de los Estados Unidos, tanto por superficie cultivada como por producción total. Los productores estadounidenses cosechan aproximadamente 15 mil millones de bushels de unos 90 millones de acres, lo que convierte a Estados Unidos en el principal productor mundial de maíz y aporta aproximadamente 60 mil millones de dólares anuales a la economía estadounidense. Las fluctuaciones en los precios del maíz pueden hacer que esta cifra sea aún mayor, y el valor de mercado del cultivo se acerca a los 75 mil millones de dólares cuando la demanda es fuerte. Aunque la agricultura, incluidos todos los cultivos y el ganado, representa solo alrededor del 5% de la economía total de los Estados Unidos, en estados como Iowa, Nebraska e Illinois, el maíz es una piedra angular económica que sustenta las economías locales y las comunidades rurales.
La innovación tecnológica ha desempeñado un papel fundamental en el aumento de la productividad del maíz en las últimas décadas. En la década de 1940, el rendimiento del maíz era en promedio de 30 fanegas por acre. Hoy, es seis veces más alto, impulsado por los avances en la genética de semillas híbridas, la biotecnología y la agricultura de precisión. La introducción de variedades de maíz genéticamente modificadas (GM), comercializadas por primera vez en 1996, ha permitido a los agricultores aumentar drásticamente su producción. Hoy, más del 90% de los acres de maíz de los EE. UU. están plantados con semillas GM resistentes a plagas y herbicidas.
“En la década de 1940, la genética del maíz no era tan avanzada como lo es hoy”, explica Swanson. “Un equipo más grande y eficiente y mejores insumos como fertilizantes y pesticidas también han contribuido a que los EE. UU. mantengan su liderazgo en la producción de maíz”.
El predominio del maíz en el sector agrícola estadounidense es relativamente nuevo. Históricamente, el trigo era el cereal dominante en Estados Unidos, pero un cambio en las políticas agrícolas y la dinámica comercial en la segunda mitad del siglo XX hizo que el maíz y la soja fueran más rentables.
“El maíz comenzó a superar al trigo en los años 1980 y 1990”, afirma Swanson. “Este aumento de la superficie cultivada con maíz ha transformado el panorama agrícola, en particular durante los últimos 20 años”.
En la actualidad, más del 40% de la producción de maíz de Estados Unidos se utiliza como alimento para ganado, ya sea vacuno, porcino o avícola. Toda la industria ganadera, sustentada por el maíz como alimento, tiene un valor económico que supera los 100.000 millones de dólares anuales. El maíz también se utiliza en el país como ingrediente clave en muchos alimentos procesados, y desempeña un papel fundamental en la industria alimentaria estadounidense, que mueve un billón de dólares. Cada vez más, el maíz es un ingrediente clave en los productos farmacéuticos, donde los productos derivados del maíz, como el sorbitol, se utilizan en productos para el cuidado bucal y medicamentos, y en bienes de consumo, incluida una variedad de productos industriales como adhesivos, plásticos y productos bioquímicos. También se están desarrollando progresivamente productos a base de maíz para envases biodegradables, plásticos y textiles de origen biológico, lo que crea un mercado en expansión para los bienes sostenibles.
Crecimiento de los biocombustibles y oportunidades futuras
Un factor importante que ha impulsado la demanda de maíz en las últimas dos décadas ha sido el auge del etanol. Aproximadamente el 30% de la cosecha de maíz de Estados Unidos se destina actualmente a la producción de etanol. Solo en 2022, la producción de etanol en Estados Unidos alcanzó los 15.500 millones de galones, lo que sustenta más de 70.000 puestos de trabajo en las zonas rurales de Estados Unidos. Como fuente de energía renovable, el etanol ha sido defendido por su papel en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y por ofrecer una alternativa nacional a los combustibles fósiles. En las últimas dos décadas, la industria del etanol ha crecido significativamente, impulsando el desarrollo económico rural y creando un mercado estable para los productores de maíz.
Sin embargo, el futuro del etanol es menos seguro que antes. La demanda interna, en particular en el sector automotor, se ha estancado, en particular a medida que los vehículos eléctricos (VE) se vuelven más populares y aumentan los estándares de eficiencia de combustible. Para 2030, los VE podrían representar casi el 40% de las ventas de automóviles nuevos en los Estados Unidos, lo que podría reducir la necesidad de combustibles líquidos derivados del maíz.
A pesar de estas tendencias, Swanson sigue siendo optimista sobre el futuro del etanol, particularmente en el sector de la aviación.
“No creo que en un futuro próximo haya aviones que funcionen con baterías”, afirma.
El gobierno de Estados Unidos ha fijado objetivos ambiciosos en materia de combustibles sostenibles para la aviación (SAF, por sus siglas en inglés), con el objetivo de producir tres mil millones de galones para 2030 para ayudar a descarbonizar la industria de la aviación. El etanol, que ya se produce ampliamente y está integrado en la infraestructura de combustibles, podría desempeñar un papel importante en esta transición.
“Hay mucho entusiasmo por el uso del etanol como combustible alternativo para la aviación”, afirma Swanson. “Si se adopta a gran escala, podría aumentar la demanda de etanol entre un 10 y un 20%, lo que le daría a la industria una nueva trayectoria de crecimiento”.
Brasil en ascenso
Si bien la magnitud del maíz en el sector agrícola es impresionante, su papel no es estático. La demanda interna de maíz sigue siendo fuerte, pero los productores estadounidenses de maíz enfrentan una creciente presión competitiva por el 15-20% de la producción de maíz estadounidense que llega a los mercados internacionales.
Brasil, que produce anualmente aproximadamente cinco mil millones de bushels de maíz, se ha convertido en un competidor formidable. Aunque solo produce alrededor de un tercio de la cantidad de maíz que produce Estados Unidos, en 2019 y 2022 Brasil superó a Estados Unidos en exportaciones de maíz. Swanson dice que el éxito de Brasil se debe en gran medida a los acuerdos comerciales favorables, en particular con China.
Históricamente, China era uno de los principales compradores de maíz estadounidense, ya que importaba miles de millones de bushels cada año para alimentar a su creciente población, que ahora asciende a 1.410 millones de personas. Sin embargo, la guerra comercial entre Estados Unidos y China, que comenzó en 2018, alteró significativamente esta dinámica. Los aranceles impuestos por ambos países provocaron mayores costos y perturbaciones en el comercio. Esto abrió la puerta a Brasil, desde donde China importó más del 80% de su maíz en 2022.
“Brasil y China han llegado a acuerdos comerciales que han permitido que el maíz brasileño llegue a China con mayor facilidad”, explica Swanson. Por el contrario, las tensiones entre Estados Unidos y China han ejercido presión sobre las relaciones comerciales, creando nuevos desafíos para los exportadores de maíz estadounidenses.
Mirando más allá de China
De cara al futuro, es fundamental que la cadena de valor agrícola estadounidense explore nuevos mercados y fortalezca las relaciones comerciales más allá de los socios tradicionales como China. Swanson afirma que la realidad es que “nuestras exportaciones no han crecido mucho en los últimos 20 años”, a pesar del aumento de la producción.
En un frente positivo, Estados Unidos mantiene fuertes relaciones comerciales con muchas otras regiones, particularmente Japón y, por ahora, México, que compra aproximadamente el 25% de las exportaciones de maíz estadounidense, afirma.
Sin embargo, esa relación enfrenta aguas turbulentas debido a las preocupaciones de México con el maíz genéticamente modificado.
“Eso está en el aire en este momento”, dice Swanson. “Podría tratarse simplemente de tácticas de negociación comercial en las que México está tratando de obtener términos más favorables para la próxima vez que negocie el acuerdo entre Estados Unidos, México y Canadá, o podría ser un problema real”.
Para mantener su liderazgo en las exportaciones de maíz, Swanson afirma que Estados Unidos debería mirar más allá de los mercados tradicionales y explorar nuevas oportunidades en las regiones en desarrollo. A medida que la población crece en las regiones oceánicas y del Pacífico (es decir, Filipinas, Indonesia y la India), se espera que aumente la demanda de productos a base de maíz.
“Estas economías jóvenes y en crecimiento representan una gran oportunidad para los agricultores estadounidenses”, explica Swanson. “Los países con poblaciones en aumento y clases medias en expansión van a necesitar más alimentos y combustible, y el maíz puede ayudar a satisfacer esa demanda”.
Trazando el futuro del maíz
Se espera una cosecha masiva este año, por lo que los precios pueden permanecer bajos, pero es importante tener en cuenta que el mercado del maíz es global y volátil. Las perturbaciones climáticas en Brasil o China podrían cambiar rápidamente las perspectivas y los ingresos de los productores de maíz estadounidenses.
“Con una cosecha tan grande, los precios están cayendo, lo que hace que los mercados globales sean esenciales”, explica Swanson. “Si Brasil enfrenta problemas con la cosecha, también podría crear nuevas oportunidades de exportación para nosotros”.
Uno de los mayores impactos en el mercado global podría ser la propia producción de maíz de China. El clima extremo, desde olas de calor hasta inundaciones, ha impedido la producción de China este año. Bloomberg predice que la producción de este año podría caer entre cinco y 20 millones de toneladas, lo que dejaría un vacío que el maíz estadounidense podría tener la oportunidad de llenar.
De cara al futuro, los agricultores estadounidenses tendrán que mantenerse ágiles, adaptarse a las tendencias mundiales y adoptar nuevas tecnologías para seguir siendo competitivos en un campo cada vez más concurrido. Swanson cree que los avances tecnológicos, la demanda interna y las oportunidades para los biocombustibles seguirán impulsando el crecimiento. También sigue siendo optimista respecto de la mejora de las relaciones comerciales con China y la exploración de nuevas oportunidades de exportación.
“A largo plazo, la adaptación a los cambios en la economía global será clave, y reconocer áreas de expansión y crecimiento en mercados nuevos y existentes presenta un potencial apasionante para que los productores de maíz estadounidenses prosperen en los próximos años”, afirma.
Con una nutrida agenda, Anpros llevó a cabo importantes actividades en la región sur, destacando las visitas a terreno, reuniones del directorio y la esperada reunión regional de socios de la zona sur, consolidando su compromiso con el desarrollo y la representación de la industria semillera nacional.
El 20 de noviembre, el directorio de Anpros, junto a miembros del equipo de la asociación, visitaron las instalaciones de las empresas Semillas Baer, SG 2000 y una estación experimental de Ingentec. La actividad tuvo como objetivo profundizar en el conocimiento de sus operaciones y actualizarse sobre sus procesos y cultivos. Además, estas visitas buscan fortalecer el vínculo con las empresas asociadas y estrechar su relación con el directorio. La instancia permitió un valioso intercambio de experiencias y resaltó los desafíos y avances tecnológicos que están marcando el desarrollo del sector.
El 21 de noviembre, Temuco fue sede de la reunión de directorio y posteriormente de la reunión regional de socios, instancia clave para dialogar sobre las temáticas prioritarias para la zona sur. El encuentro contó con más de 30 asistentes, reflejando el interés y compromiso de los socios en la construcción de una industria semillera fortalecida y colaborativa.
Durante la reunión regional se abordaron diversos temas de gran relevancia:
• Howard Langer, en representación del Comité del Sur, presentó la evaluación de la implementación de la autorización de terceros para inspección de campo, destacando su impacto en la eficiencia y calidad de los procesos.
• Andreas Köbrich, asesor de la SNA y del Consorcio Agrícola del Sur, ofreció un análisis sobre la situación actual y las perspectivas del mercado de cereales, enfatizando las oportunidades y desafíos para la próxima temporada.
• Sandra Bustos, Jefa del Departamento de Semillas y Plantas del SAG, expuso sobre la visión de la temporada y estrategias para impulsar la demanda de semilla certificada, destacando la importancia de fomentar su uso para garantizar la competitividad de la agricultura nacional.
El director ejecutivo de Anpros, Mario Schindler destacó la importancia de estas actividades, señalando que: “Estas instancias son fundamentales para reforzar la comunicación entre los socios y avanzar en iniciativas que permitan enfrentar los desafíos del sector. La participación activa de nuestros asociados es clave para el desarrollo de una industria semillera sólida y preparada para el futuro”.
La reunión regional de la zona sur no solo permitió compartir información estratégica, sino también fortalecer la red de colaboración entre los distintos actores, reafirmando el rol de Anpros como un puente clave para conectar a sus asociados con las autoridades y las tendencias globales de la industria.
La industria de semillas de América Latina se encuentra en un momento crítico. A pesar de los avances tecnológicos que favorecen la producción de cultivos resilientes y de alto rendimiento, las regulaciones fragmentadas de la región amenazan con frenar el progreso. Los marcos regulatorios dispares obstaculizan el comercio transfronterizo, la investigación y la innovación agrícola de vanguardia. Para liberar todo el potencial de la industria, la armonización regulatoria es esencial para la agricultura sostenible y la competitividad global.
La innovación se enfrenta a obstáculos regulatorios
El crecimiento sin precedentes de la industria mundial de semillas, especialmente gracias a las nuevas técnicas de mejoramiento, solo puede continuar si las distintas regiones logran la armonización.
“La industria mundial de semillas está en pleno auge. Este crecimiento se debe en gran medida al aumento de las semillas genéticamente modificadas (GM), que ahora representan casi el 50% del mercado a pesar de cubrir solo el 18% de la superficie de plantación mundial”, afirma Bharti Malhotra, directora de análisis de ciencias de cultivos en S&P Global Commodity Insights. “La armonización de las regulaciones a nivel mundial es crucial para que las nuevas técnicas de cultivo (NBT) contribuyan de manera efectiva al crecimiento del mercado de semillas, ya que estas disparidades pueden obstaculizar la adopción de tecnología”.
Países como Argentina, Brasil y Chile han desarrollado marcos regulatorios que acogen los cultivos transgénicos y las técnicas de edición genética, lo que les permite aprovechar los beneficios de los avances biotecnológicos. Sus sistemas establecidos promueven la investigación, la innovación y la comercialización, lo que convierte a estos países en líderes de la región. Sin embargo, muchas otras naciones latinoamericanas no han adoptado una postura tan progresista, lo que provoca retrasos en la adopción de tecnologías y reduce la eficiencia agrícola.
La falta de uniformidad regulatoria en América Latina crea obstáculos significativos para el comercio transfronterizo. Las empresas de semillas enfrentan dificultades al exportar semillas de países con regulaciones permisivas en materia de OGM a países con normas más estrictas.
En los países donde se aceptan los OGM, los agricultores se benefician de los últimos avances biotecnológicos. Sin embargo, estos países deben segregar cuidadosamente sus líneas de producción para evitar la exportación accidental de semillas transgénicas a países donde los OGM están restringidos. Estas barreras aumentan la complejidad operativa, reducen la eficiencia y elevan los costos para las empresas multinacionales que operan en diferentes entornos regulatorios.
Retrasos en la investigación y la innovación
Mientras que países como Argentina, Brasil y Chile ya han implementado regulaciones que facilitan la adopción de técnicas de edición genética, otros como México siguen reticentes a aplicar normas más restrictivas. Esta falta de alineación limita la capacidad de las variedades de semillas innovadoras para difundirse en la región, lo que reduce la competitividad agrícola general.
Las disparidades en las regulaciones no solo afectan al comercio, sino que también frenan la investigación y la innovación. Existe un gran potencial para combinar tecnologías de edición genética con inteligencia artificial (IA) para revolucionar el desarrollo de cultivos, pero sus beneficios se verán obstaculizados hasta que se produzca una armonización adecuada. “La combinación de edición genética e IA nos permite analizar grandes conjuntos de datos y predecir cambios que darán lugar a características deseables, pero para que estas tecnologías transformen verdaderamente el sector, necesitamos una armonización regulatoria”, afirma Carlos Pérez, cofundador de BioHeuris.
El entorno regulatorio fragmentado también facilita la propagación del comercio ilegal y de semillas falsificadas. Las inconsistencias en la certificación de semillas y el control de calidad entre países permiten que semillas de menor calidad ingresen a mercados con regulaciones menos estrictas, lo que puede provocar pérdidas de cosechas y menores rendimientos para los agricultores. Pérez advirtió que esta situación pone en riesgo toda la cadena de valor agrícola, socavando los esfuerzos por mejorar la productividad y la sostenibilidad en la región.
La colaboración es clave
Es necesario un frente unido en toda la industria de semillas para abordar las barreras regulatorias que impiden el progreso. Mainor España, presidente de la Asociación de Productores de Semillas de Guatemala, enfatiza la importancia de la colaboración intersectorial para superar estos desafíos. “Es importante que trabajemos juntos, no solo con los agricultores y las empresas agroindustriales, sino también con los organismos reguladores y los gobiernos”, dijo España.
Lorena Basso, vicepresidenta de la Federación Internacional de Semillas (ISF) y líder de Basso Semillas, comparte estos sentimientos: “Un sistema regulatorio inteligente basado en la ciencia que permita una producción eficiente de semillas que incorpore las tecnologías disponibles es esencial para el futuro de la industria”, afirma Basso.
A pesar de los desafíos, se están logrando avances en países como Argentina, Brasil y Chile, que están liderando el camino hacia la armonización regulatoria. Estos países están sentando un punto de referencia para otros en América Latina al adoptar marcos que facilitan la comercialización de cultivos transgénicos y técnicas de edición genética. La esperanza es que más países sigan su ejemplo, lo que permitirá a la región capitalizar su potencial como líder mundial en innovación agrícola.
Sin embargo, las presiones externas de mercados como el europeo, donde las regulaciones no siempre se basan en la ciencia, plantean desafíos adicionales. “Los criterios en Europa aún no se alinean con los avances científicos, lo que crea una barrera para la exportación de productos”, observó Pérez. Los países latinoamericanos deben adoptar una postura firme en el desarrollo de sus propios marcos regulatorios para asegurarse de que no se vean limitados por mercados externos que se quedan atrás en la adopción de nuevas tecnologías.
La urgencia de la armonización global
La armonización regulatoria se torna cada vez más urgente a medida que la industria de semillas se adentra en nuevas fronteras tecnológicas. La armonización dentro de América Latina es clave, pero también deben realizarse esfuerzos globales para alinear las regulaciones de manera que respalden el crecimiento de la industria.
El futuro de la industria de semillas en América Latina depende de su capacidad para unirse bajo un marco regulatorio compartido. Los gobiernos, las instituciones y las empresas deben colaborar para crear un sistema que promueva la innovación, agilice el comercio y garantice que los agricultores puedan acceder a las mejores tecnologías. Solo mediante la armonización regulatoria el sector agrícola de la región podrá alcanzar su máximo potencial y seguir siendo competitivo a nivel mundial.