ANPROS recibió a Amanda Hinkle, la nueva agregada agrícola de la embajada de Estados Unidos, en una productiva visita de presentación. En la reunión estuvo presente también Nelson Ramírez, especialista de la oficina de asuntos agrícolas de la embajada estadounidense, y el equipo de ANPROS, quienes abordaron los temas prioritarios para el sector semillero y la colaboración entre ambos países.
Durante la reunión, ANPROS presentó un informe completo sobre los avances y desafíos de la industria semillera chilena, destacando iniciativas clave que apuntan a fortalecer los lazos y el comercio internacional de semillas. Entre estas, el desarrollo del piloto de Systems Approach con Estados Unidos, Países Bajos y Sudáfrica, coordinada por la International Seed Federation (ISF), que busca establecer un sistema integrado de medidas fitosanitarias para la importación y exportación de semillas.
Además, se abordó el Piloto ReFresh Chile – EE.UU, un programa bilateral que involucra a actores como ANPROS, la American Seed Trade Association (ASTA), el Servicio de Inspección Sanitaria de Animales y Plantas de USDA (APHIS) y el SAG, enfocado en la investigación de semillas de maíz. Al respecto se informó también sobre la relevancia de la nueva normativa para la importación de semillas de maíz a Chile.
También se discutió la importancia de trabajar en conjunto en las materias concernientes a la protección de los derechos de los obtentores de variedades vegetales, UPOV y las new breeding techniques (NBT).
La visita de Hinkle refuerza la relación entre Chile y Estados Unidos en el sector semillero, destacando la necesidad de una cooperación constante para abordar desafíos comunes y avanzar hacia una industria más innovadora, competitiva y alineada con las tendencias globales en sanidad y tecnología agrícola.
Washington, DC (11 de octubre de 2024)– Según el informe de producción de cultivos publicado por el Servicio Nacional de Estadísticas Agrícolas (NASS) del USDA, la producción de maíz se pronostica en 15.200 millones de bushels, menos del 1% más que el pronóstico anterior, pero un 1% menos que el año pasado; se espera que los productores de soja aumenten su producción un 10% a partir de 2023, pronosticada en 4.580 millones de bushels.
Con base en las condiciones al 1 de octubre, se espera que los rendimientos de maíz promedien 183,8 bushels por acre cosechado, 0,2 bushels más que el pronóstico anterior y 6,5 bushels más que en 2023. El área cosechada de granos se pronostica en 82,7 millones de acres, sin cambios con respecto al pronóstico anterior.
También con base en las condiciones al 1 de octubre, se espera que los rendimientos de soja promedien 53,1 bushels por acre, 0,1 bushels menos que el pronóstico anterior, pero 2,5 bushels más que en 2023. El área cosechada de frijoles en los Estados Unidos se pronostica en 86,3 millones de acres, sin cambios con respecto al pronóstico anterior, pero un 5% más que en 2023.
El informe también incluyó un pronóstico de producción para el algodón estadounidense. Se pronostica que la producción total de algodón será de 14,2 millones de pacas de 480 libras, un 2% menos que el pronóstico anterior, pero un 18% más que en 2023. Según las condiciones al 1 de octubre, se espera que los rendimientos promedien 789 libras por acre cosechado, 18 libras menos que el pronóstico anterior y 110 libras menos que en 2023. La producción de algodón americano (upland) se pronostica en 13,7 millones de pacas de 480 libras, un 2% menos que el pronóstico anterior, pero un 16% más que en 2023. La producción de algodón Pima se pronostica en 516.000 pacas, un 6% menos que el pronóstico anterior, pero un 63% más que en 2023. La superficie total cosechada de algodón se pronostica en 8,63 millones de acres, sin cambios con respecto al pronóstico anterior, pero un 34% más que en 2023.
Entre el 24 de septiembre y el 7 de octubre se llevaron a cabo encuestas objetivas sobre rendimiento y rendimiento a operadores agrícolas para recopilar información sobre el rendimiento esperado al 1 de octubre. Las encuestas objetivas sobre rendimiento de maíz, algodón y soja se llevaron a cabo en los principales estados productores que, por lo general, representan alrededor del 75 % de la producción de EE. UU. Se volvieron a visitar parcelas seleccionadas al azar para realizar recuentos actuales.
La encuesta a los operadores agrícolas se realizó principalmente por teléfono, con algún uso del correo, Internet y enumeración personal. Se contactó a aproximadamente 7.500 productores durante el período de la encuesta y se les hicieron preguntas sobre el rendimiento probable. El informe de producción de cultivos se publica mensualmente y está disponible en línea en nass.usda.gov/Publications .
La Asociación Estadounidense de Comercio de Semillas (ASTA) ha publicado un nuevo video que muestra a expertos de toda la cadena de suministro agrícola que debaten el potencial transformador de las nuevas técnicas genómicas (NGT).
Mientras el Parlamento Europeo se prepara para las audiencias sobre el nuevo Colegio de Comisarios, la seguridad alimentaria sigue siendo una preocupación clave. La Asociación Estadounidense de Comercio de Semillas (ASTA) ha publicado un vídeo en el que participan expertos de la cadena de suministro agrícola, en el que se destaca el potencial transformador de las nuevas técnicas genómicas (NGT, por sus siglas en inglés). Los miembros del Parlamento Europeo (MEP) deben adoptar medidas y adoptar las NGT para beneficiar a los agricultores europeos, los sistemas alimentarios mundiales y el medio ambiente.
El vídeo destaca cómo las técnicas de nueva generación como CRISPR son un impulso para el fitomejoramiento al permitir un desarrollo eficiente y más preciso de cultivos con características deseables, como tolerancia a la sequía y resistencia a las enfermedades, según un comunicado de prensa. Estas innovaciones son cruciales, considerando la creciente demanda de cultivos sostenibles y resistentes al clima. Las ideas clave del vídeo incluyen:
Eficiencia y precisión: los expertos destacan que las técnicas genómicas permiten realizar modificaciones específicas y económicas que pueden introducir características en los cultivos en un plazo de cinco a siete años, en comparación con los métodos de mejoramiento convencionales, que pueden llevar décadas.
Seguridad alimentaria y resiliencia climática: a medida que los agricultores enfrentan desafíos cada vez mayores derivados del clima extremo y las demandas de prácticas agrícolas más sostenibles, las NGT permiten que las variedades de plantas mejoradas se adapten rápidamente a las realidades del cambio climático, garantizando rendimientos de cultivos estables y contribuyendo a la seguridad alimentaria mundial.
Barreras de acceso: Muchos agricultores de la UE desean obtener variedades mejoradas gracias a las NGT y no pueden acceder a ellas debido a las regulaciones actuales de la UE.
El video presenta las opiniones de un grupo diverso de expertos: Patricija Gran, investigadora de Investigación Vegetal de la Universidad de Wageningen; Gary Rudgers, director sénior de Asuntos Regulatorios de JR Simplot Company; Ying Shao, director ejecutivo de Plantik Biosciences; la Dra. Leena Tripathi, directora del Centro de África Oriental del Instituto Internacional de Agricultura Tropical (IITA); Thor Gunnar Kofoed, agricultor y vicepresidente del Consejo Danés de Agricultura y Alimentación; y Tiberiu Dan Stan, agricultor y vicepresidente de la Asociación Rumana de Productores de Maíz.
Mientras la UE continúa sus debates sobre el uso de NGT, la ASTA afirma que este video proporciona un recurso oportuno para que los responsables de las políticas, los investigadores y los agricultores aboguen por la adopción de estas tecnologías vitales, que son fundamentales para garantizar la sostenibilidad agrícola y la seguridad alimentaria tanto en Europa como en los Estados Unidos.
“Ante la intensificación del cambio climático y la creciente necesidad de prácticas agrícolas sostenibles en todo el mundo, la innovación en el mejoramiento de plantas ofrece un camino a seguir”, afirmó Andy LaVigne, presidente y director ejecutivo de ASTA.
“Estas técnicas genómicas nos proporcionan las herramientas no sólo para garantizar la seguridad alimentaria, sino también para desarrollar variedades mejoradas que sean más resistentes a las presiones ambientales. Es fundamental que estas tecnologías se utilicen plenamente en beneficio tanto de los agricultores como de los consumidores”.
Un día, hace aproximadamente un año, reuní a mis empleados y les pregunté qué logro les haría sentirse orgullosos de aquí a cinco años, y la respuesta que obtuve fue tan sencilla como apasionada: Quieren poder decir que han ayudado a acabar con el hambre.
Gracias a nuestro fundador, Dieter Mulitze, nuestro software está en condiciones de lograrlo al proporcionarle a los fitomejoradores, investigadores de cultivos y agrónomos de todo el mundo las herramientas que necesitan para mejorar la sostenibilidad alimentaria mediante el desarrollo de cultivos más resistentes que ofrezcan un mayor rendimiento y reduzcan el desperdicio de alimentos.
Esto surgió de forma orgánica. Dieter trabajaba como obtentor de cereales en Marruecos a finales de los años ochenta, una época en la que la mayoría de los fitomejoradores aún registraban sus datos en cuadernos que llevaban consigo al campo. De más está decir que los programas de fitomejoramiento generan cantidades masivas de datos y los fitomejoradores a menudo trataban de organizarlos utilizando grandes hojas de cálculo en papel. Esto llevaba mucho tiempo y enlentecía la innovación. Dieter quería mejorar la forma de gestionar y analizar sus datos, de manera que se puso a escribir un programa que le proporcionara las herramientas que necesitaba. Un encuentro casual en un avión a finales de los 80 le convenció de que otros fitomejoradores se beneficiarían de esas mismas herramientas y, en 1990, nació Agronomix Software.
El análisis de datos necesario para el fitomejoramiento es complejo y, a lo largo de los 30 años siguientes, Dieter ha supervisado un equipo de fitomejoradores y desarrolladores de software experimentados que, juntos, implementan mejoras y adiciones al software, diseñadas para satisfacer las diversas necesidades de los fitomejoradores de todo el mundo.
Aún podemos hacer más. No se nos ha pasado por alto el hecho de que el 95% de los fitomejoradores de América del Sur utilizan actualmente Microsoft Excel, que carece de muchas de las herramientas críticas que los fitomejoradores necesitan para optimizar la gestión y el análisis de sus datos, inventariar semillas, aumentar su productividad en la investigación y ayudarles a seleccionar rápidamente las mejores variedades posibles para su región.
El entorno de muchos países del hemisferio sur para el cultivo de variedades es mucho más duro que el del hemisferio norte. Los fitomejoradores de LATAM necesitan tener acceso a herramientas que les permitan desarrollar de forma eficiente cultivos optimizados para cada región que ofrezcan la resistencia y el mayor rendimiento que son clave para acabar con el hambre tanto a nivel regional como mundial.
Proporcionar esas herramientas es un objetivo que los miembros de nuestro equipo se han fijado y por el que vienen a trabajar cada día en un esfuerzo por lograrlo.
Mario Schindler, director ejecutivo de Anpros, explica que hoy Chile es el cuarto productor de este tipo de semillas a nivel mundial, ya que no responden a la contraestación.
Un salto de más de US$100 millones dieron las semillas en la última temporada, saliendo de varios años en donde rondaban los US$350 millones (FOB), para terminar el 2023 con US$ 448.619.370, un 28% más que el 2022. De todas formas, Mario Schindler, Director Ejecutivo de la Asociación Nacional de Productores de Semillas, Anpros, explica que para la actual temporada aún no hay una proyección clara, ya que han cambiado algunas condiciones respecto de la pasada.
Schindler es enfático en que el mayor cambio que vive la producción semillera del país es el fuerte impulso que tienen las de hortalizas, que, a diferencia de lo que ocurre con la que se enfoca en cultivos, como el maíz, no está sostenida por la contraestación, sino por la alta calidad de los productos chilenos.
‘La exportación de semillas de hortalizas no es una exportación solo de contraestación, que es como habitualmente se conciben las producciones en Chile. La producción de semillas de hortalizas es porque somos un país en donde se puede producir semillas de muy alta calidad. Es una estrategia diferente a la de los cultivos como maíz, canola u otros’, recalca.
El otro impulso a la producción nacional, explica, viene de la mano de la producción de investigación y desarrollo que se realiza en el país, en donde se han establecido verdaderos polos —como Arica— enfocados en generar nuevas variedades, en distintas especies.
‘Más que para el país, cuando hablamos de la producción de I más D, es la importancia de Chile para el mundo. Chile juega un rol super importante en la seguridad alimentaria mundial, y eso es de suma importancia relevarlo’, comenta.
Schindler destaca que no hay que olvidar que si bien el sector tiene su orientación a las exportaciones, es también el proveedor de las semillas para la producción de alimentos del país.
‘Cuando se habla de la industria semillera, hablamos solamente de las exportaciones, lo que es un gran error, porque, para nosotros, algo que hemos querido priorizar mucho, es que somos los proveedores de semillas para el mercado interno. Algo que a veces puede parecer muy obvio, pero para la agricultura, el principal insumo es la semilla. No se puede producir sin ella. Y ya por muchísimas décadas abastecemos a la agricultura de Chile, a través de empresas nacionales y multinacionales’, resalta.
Producto de ello, dice, las semillas producidas en el país ‘están presentes en 99 de cada 100 mesas. Y no decimos 100 solamente porque alguien se come algún plato que viene del mar. Les planteo a los que me dicen eso no es posible, que me digan cualquier ejemplo de que no es así y no pueden’, dice.
– ¿Qué explica el alza de la última temporada?
Hubo algunas alzas, no muy grandes, en superficie de maíz, pero en cultivos, el mayor crecimiento estuvo en la canola. Producto de condiciones climáticas se produjo más semilla de canola en el país.
Y las semillas de hortalizas, que vienen ya desde hace mucho tiempo y que, como, no siguen la dinámica de la contraestación, han venido creciendo a un ritmo sostenido en las últimas décadas y hoy es nuestro principal producto de exportación, como grupo consolidado. En 2023 alcanzaron los US$208,7 millones, un 27% más en valor que el año anterior.
– En cuanto a la sustentabilidad, el uso eficiente del agua es clave…
El agua, obviamente, es una de las materias relevantes para nosotros. Por lo mismo, uno de los objetivos principales de la producción de semillas, en términos de sustentabilidad, está vinculada a la tecnificación del riego. Hoy la mayoría de las semilleras está avanzando de manera muy relevante. La gran mayoría de la producción de semillas de hortalizas se hace con riego tecnificado; en canola, maíz, se está desde hace ya mucho tiempo regando por pivotes, de manera de bastante extensiva, y la industria tiene como objetivo llegar a tener prácticamente toda su producción con riego tecnificado.
No hemos hecho una cuantificación exacta, pero el porcentaje es muy alto. En hortalizas diría que el porcentaje es cercano al 80 o 90% y en extensivos, como maíz o canola, diría que estamos entre el 50 y el 60%.
Un nuevo motor
Schindler explica que no hay que olvidar que Chile continúa siendo el primer productor de semillas del Hemisferio Sur, el 4to, del mundo en hortalizas y está entre los 10 mayores a nivel global.
Agrega que cuando el país llegó, en 2013, a los US$ 650 millones en exportaciones de semillas fue ‘producto fundamentalmente del aumento de superficie de semilleros de maíz. Llegamos a 37 mil hectáreas en esa época’. Y ese aumento fue empujado, por una parte por una sequía en Estados Unidos y al impulso que entonces tenía la biotecnología. Pero, luego eso se detuvo y con ello cayó la superficie de semilleros de maíz en el país.
Hacia el futuro Schindler vislumbra un nuevo motor, de la mano de la edición génica, con técnicas como el Cripsr-Cas, que ya tienen importantes avances a nivel global.
‘La edición génica en cultivos se está trabajando en una serie de temas que resuelven problemas específicos, como la resistencia a enfermedades, la mayor eficiencia en el uso de recursos hídricos. El punto es que todavía no han llegado al mercado de manera masiva. Y esto porque las empresas están cuidando mucho de que se muestre la cadena de valor real, para que el producto sean reconocidos y no se vean afectados por factores externos que compliquen su aceptación’, explica refiriéndose a que se ha avanzado en el tema regulatorio.
Respecto de la próxima temporada, insiste en la importancia de cuidar la credibilidad del país: ‘No nos podemos dar el lujo de tener paros de puertos estratégicos por un mes. Eso afecta nuestra credibilidad y competitividad. Son factores que debemos cuidar mucho a través de, si es necesario, legislaciones que vayan en beneficio de la agricultura, como que aquella infraestructura que es crítica no pueda ser sujeto de paros u otros problemas de funcionamiento durante tanto tiempo. También creemos que tenemos desafíos bien importantes. Se nos viene una agenda legislativa no menor. Tiene que estar basada en ciencia fundamentalmente y considerando lo que es la agricultura chilena’.
Y menciona que otro tema relevante para el rubro el de la constante eliminación de moléculas de los fitosanitarios. ‘Hoy son una de las grandes piedras en el zapato, producto de que cada vez es más difícil cuidar nuestro patrimonio’.
¿Cómo se proyecta esta temporada?
-Este año en EE.UU. se está esperando una producción récord en maíz, lo que ha empujado a la baja el precio a nivel internacional. Por estos días el valor del bushel de maíz, está en US$3,8 y el breaking point en ese país es de US$4,30 por bushel.
-A partir de eso todavía no tenemos claro el panorama para la próxima temporada. Es probable que baje algo la superficie de semilleros de maíz, probablemente, en canola también no tengamos las mismas superficies. Pero hay que tener claro que eso responde a ciclos que están vinculados a los precios de los commodities y factores logísticos que puede durar un par de años.
Se trata de dos herramientas tecnológicas que permiten visualizar y analizar datos en tiempo real, además de ofrecer reportabilidad dinámica e inmediata, eliminando la necesidad de informes mensuales en papel.
El Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) ha iniciado un piloto de digitalización del sistema de monitoreo de plagas no presentes en Chile, logrando una significativa reducción de hasta un 80% en los tiempos de registro de datos. Esta transformación no solo optimiza los procesos, sino que también mejora la precisión y fiabilidad de la información, un avance crucial en la detección y control de plagas en el país.
Actualmente, el proceso de detección de plagas en el SAG es mayormente análogo. Los datos se capturan manualmente en formularios de papel durante las inspecciones en terreno, lo que provoca duplicidad de tareas y aumenta la posibilidad de errores en la transcripción. Luego, estos datos deben ser digitalizados en oficinas, un proceso que consume tiempo valioso y retrasa la toma de decisiones. Además, los reportes se elaboran de forma manual, lo que requiere un esfuerzo adicional y provoca demoras significativas en la entrega de información crítica.
Con la implementación de la digitalización, el SAG busca mejorar la eficiencia y precisión de sus procesos. La nueva metodología incluye el uso de dispositivos HANDHELD para la captura directa de datos en terreno, que se integran automáticamente en plataformas digitales. Esto permite procesar y visualizar la información en tiempo real, reduciendo significativamente el tiempo y los recursos requeridos.
El piloto, que se extenderá por un mes e involucra a 19 oficinas sectoriales a lo largo del país, ha permitido detectar y corregir posibles problemas antes de su implementación completa. Durante esta fase, se han realizado capacitaciones a más de 200 funcionarios/as, quienes han mostrado un alto interés en la adopción de herramientas digitales que faciliten su labor en terreno.
La transformación digital del SAG implica el uso de plataformas y herramientas innovadoras como Aplicación de mapas y DASHBOARD. La Aplicación de mapas es una herramienta que permite visualizar y trabajar los datos adquiridos en tiempo real, ofreciendo a los usuarios/as una forma intuitiva para analizar la información geo espacialmente. Por otro lado, DASHBOARD es un tablero de reportabilidad inmediata que facilita el acceso a datos dinámicos, eliminando la necesidad de reportes mensuales en papel. Estas herramientas tecnológicas no solo mejoran la eficiencia del proceso, sino que también aseguran la disponibilidad de datos precisos para todos los usuarios autorizados de manera simultánea.
“La digitalización del servicio no solo se traduce en un ahorro significativo de tiempo, sino que también impulsa una cultura de innovación, mejora la eficiencia y fomenta el trabajo colaborativo”, comenta José Guajardo Reyes, Director Nacional del SAG. “Este proceso ha implicado una labor de aprendizaje y estudio de las nuevas tecnologías, en la cual debemos estar al tanto y ser facilitadores de los procesos de innovación. Nos permitirá conocer y solucionar las necesidades de nuestros usuarios, agregando valor público a nuestro servicio”, indicó.
“Es necesario destacar que este proceso representa un cambio cultural significativo para SAG, requiriendo adaptación y aprendizaje continuo por parte de todos los involucrados”, señala la máxima autoridad de la institución.
A futuro, las tecnologías implementadas en este piloto de digitalización podrían ser extendidas a otras áreas del SAG, abriendo nuevas posibilidades para optimizar procesos en diversos ámbitos del servicio. Esto no solo contribuiría a una mayor eficiencia operativa, sino que también reforzaría el compromiso del SAG con la modernización continua y la mejora de sus servicios para el beneficio de toda la ciudadanía.
POR QUÉ ES IMPORTANTE: Transportar semillas por todo el mundo puede ser un dolor de cabeza. Uno de los principales obstáculos que hay que superar son las numerosas y a menudo divergentes normas fitosanitarias nacionales que existen. Cada país tiene un conjunto diferente de requisitos. Estas diferencias normativas suponen una carga para las empresas en términos de recursos invertidos para cumplir todos esos requisitos y provocan retrasos e incluso rechazos de los envíos de semillas.
Una solución para superar estos problemas un Systems Approach multilateral (SA), un concepto que está siendo propuesto y promovido por el sector de las semillas. Los SA se han utilizado con eficacia en muchos sectores agrícolas, aunque todavía no en el sector de las semillas. Para obtener más información sobre el SA, Seed World Europe habló con Isabel Bezuidenhout , gerente fitosanitaria de la Organización Sudafricana de Semillas (SANSOR), Merel Langens , gerente global de asuntos industriales en el negocio de semillas de hortalizas de BASF y presidenta del Grupo de Expertos en Systems Approach de la Federación Internacional de Semillas (ISF), y Rose Souza Richards , gerente de sanidad de semillas en la ISF.
En la primera parte dedicada a este tema, analizamos por qué era necesaria la propuesta de SA, qué implica y cuáles son sus principales beneficios. En esta segunda parte, analizaremos las experiencias con un SA, qué deben hacer los países y las empresas para prepararse y qué avances se han logrado hasta ahora en el ámbito regulatorio.
Experiencia con un Systems Approach
“Existen experiencias y estudios de casos relacionados con la implementación de acuerdos de seguridad fitosanitaria que pueden servir de aprendizaje a la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria (CIPF) y a sus países miembros. Estas experiencias se dan en formato bilateral y para frutas y hortalizas frescas”, afirma Souza Richards.
La CIPF, en su calidad de organismo mundial de normalización de medidas fitosanitarias, alienta a los países a compartir sus experiencias y mejores prácticas para fomentar el intercambio de conocimientos y mejorar la implementación de las medidas fitosanitarias en todo el mundo.
“Los ejemplos que se dan son sólo algunos, y existen muchas más experiencias en formato bilateral a nivel mundial. Sin embargo, hasta la fecha no existe ninguna en el ámbito de las semillas a nivel multilateral. Sin embargo, hay varios proyectos de SA en diseño para semillas, como el caso del proyecto COSAVE sobre semillas de maíz, ReFreSH en los EE. UU. y en el ISF a nivel internacional”, agrega Souza Richards.
Langens añade que el Acuerdo Estratégico que tiene en mente el sector de las semillas es algo diferente, ya que lo ideal sería que funcionara como un sistema multilateral. Además, los Acuerdos Estratégicos se aplican generalmente para evitar prohibiciones a las importaciones o cuando no hay una medida única disponible.
Por tanto, la evaluación fitosanitaria se ha concebido como una medida fitosanitaria alternativa, desarrollada en colaboración entre las ONPF y el sector de las semillas. Bezuidenhout subraya que una evaluación fitosanitaria para las semillas no se basará en requisitos específicos por plaga. Más bien, incluiría requisitos fitosanitarios generales para lograr el control de múltiples especies. De todos modos, dice Langens, hay beneficios en analizar los sistemas de evaluación existentes. “Incluso con estas diferencias identificadas, creo que la CIPF y las organizaciones nacionales de protección fitosanitaria (ONPF) pueden obtener conocimientos valiosos de estos sistemas de evaluación existentes”.
Implementación de un Systems Approach
La implementación de un sistema de evaluación fitosanitaria a nivel nacional u organizacional requiere una planificación y coordinación cuidadosas. Es importante que tanto las ONPF como las empresas construyan la confianza, la capacidad y la experiencia necesarias para implementar un sistema de evaluación fitosanitaria de manera eficaz. “Esto se puede lograr mediante programas de capacitación, acceso a recursos científicos y técnicos y colaboración con organizaciones nacionales e internacionales pertinentes. Al invertir en capacitación, infraestructura y coordinación, tanto las ONPF como las empresas pueden establecer sistemas sólidos para gestionar los riesgos fitosanitarios y garantizar el cumplimiento de las normas internacionales, facilitando en última instancia el comercio seguro de productos agrícolas”, afirma Bezuidenhout.
“Al principio, será necesario que los participantes del SA y las ONPF inviertan tiempo y recursos”, dice Langens. “Un criterio importante para las empresas será contar con un sistema de gestión de calidad.
Para ponerlo en marcha se necesitarán tiempo y recursos, pero se espera que el beneficio de la SA (mayor previsibilidad del movimiento de las semillas) supere las inversiones necesarias. Las ONPF tendrán que adaptarse a un nuevo papel de supervisión del sistema”.
Souza Richards afirma que la implementación de una evaluación ambiental exigirá un esfuerzo colaborativo entre diversas partes interesadas, incluidas las ONPF, las autoridades pertinentes y las empresas. Afirma que se deben tener en cuenta las siguientes consideraciones para la implementación de una evaluación ambiental en las organizaciones:
Evaluar las prácticas actuales: evaluar las medidas, procedimientos y reglamentos fitosanitarios vigentes para identificar áreas en las que se puede implementar una evaluación fitosanitaria. Esta evaluación ayuda a determinar el alcance y la extensión de los cambios necesarios.
Evaluación y gestión de riesgos: realizar evaluaciones de riesgos integrales para identificar posibles riesgos de plagas y enfermedades asociados con los productos básicos y las vías de comercio específicos. Desarrollar estrategias y medidas de gestión de riesgos para mitigar estos riesgos de manera eficaz.
Desarrollo de protocolos: desarrollar en colaboración protocolos y directrices que describan los requisitos y procedimientos para la implementación del SA. Estos protocolos deben detallar las medidas fitosanitarias, las prácticas de producción, los tratamientos y los procesos de certificación que se deben seguir.
Capacitación y desarrollo de capacidades: proporcionar programas de capacitación y desarrollo de capacidades a las ONPF, las autoridades pertinentes y las empresas que participan en el comercio de plantas y productos vegetales. La capacitación debe abarcar los principios de la evaluación de riesgos, las metodologías de evaluación de riesgos, la identificación de plagas, la aplicación de tratamientos, los procedimientos de certificación y el cumplimiento de las normas fitosanitarias. Esto garantiza que el personal tenga los conocimientos y las habilidades necesarias para implementar y mantener la evaluación de riesgos.
Infraestructura e instalaciones: evaluar la infraestructura y las instalaciones existentes para determinar si se requieren mejoras o ampliaciones para respaldar la implementación de SA. Esto puede incluir laboratorios para la identificación y prueba de plagas, instalaciones de tratamiento, estaciones de inspección e instalaciones para visitas e inspecciones a los sitios de producción.
Asignación de recursos: evaluar las necesidades de recursos para implementar una evaluación de riesgos, incluidos los niveles de personal, la experiencia y las capacidades de las ONPF y las empresas. Puede ser necesario contar con personal adicional con experiencia en procesos de evaluación de riesgos, inspección, tratamiento y certificación. También se deben asignar recursos financieros adecuados para apoyar la implementación eficaz de la evaluación de riesgos.
Participación de las partes interesadas: fomentar la colaboración y la comunicación entre las ONPF, las empresas, las asociaciones industriales, las instituciones de investigación y otras partes interesadas pertinentes. Participar en un diálogo y una coordinación periódicos para garantizar una comprensión compartida de los requisitos, las funciones y las responsabilidades de la evaluación ambiental.
Proyectos piloto y seguimiento: considerar la posibilidad de llevar a cabo proyectos piloto para probar y perfeccionar el enfoque de sostenibilidad antes de su aplicación a gran escala. Monitorear y evaluar la eficacia del enfoque de sostenibilidad, incluido su impacto en la protección fitosanitaria, la facilitación del comercio y la utilización de los recursos. Realizar los ajustes necesarios en función de los resultados del seguimiento.
Los requisitos específicos de implementación pueden variar según el país, el sector y los productos básicos involucrados. “La revisión periódica, la recopilación de comentarios y la mejora continua son esenciales para una implementación exitosa de la SA y una efectividad a largo plazo en la protección de la salud de las plantas y el apoyo al comercio”, dice Souza Richards.
Progreso regulatorio
La CIPF está elaborando un anexo a la NIMF 38, específicamente dedicado a las medidas fitosanitarias para las semillas. Este anexo proporcionará orientación más detallada sobre la aplicación de las medidas fitosanitarias para las semillas. El Anexo a la NIMF 38 ha avanzado, y se han celebrado debates y consultas entre los países miembros de la CIPF y las partes interesadas pertinentes.
“Cabe señalar que la elaboración y finalización de normas internacionales en el marco de la CIPF puede llevar tiempo debido a la necesidad de consenso entre los países participantes. El progreso fue bastante bueno al principio, pero los miembros no pudieron llegar a un consenso en la última reunión de la Comisión de Medidas Fitosanitarias (CMF) en 2023. Esto podría deberse a la complejidad del movimiento internacional de semillas, al concepto multilateral o a cuestiones políticas”, afirma Bezuidenhout.
Souza Richards comparte sus ideas sobre las luchas y oposiciones comunes que pueden obstaculizar el progreso en la implementación de una SA para semillas:
Complejidad de los sistemas de semillas: las semillas son complejas en términos de diversidad, movimiento y posibles riesgos de plagas y enfermedades. La implementación de una evaluación de semillas para las semillas requiere considerar las complejidades del sistema global de semillas, incluidos los diversos tipos de semillas, las cadenas de suministro y las redes de distribución. Abordar estas complejidades y desarrollar medidas armonizadas es un desafío.
Diferencias en los enfoques regulatorios: los países tienen diferentes regulaciones fitosanitarias y enfoques en relación con el movimiento de semillas. Armonizar estas regulaciones y alinearlas con una evaluación de riesgos es una tarea compleja, ya que puede requerir ajustes a los marcos regulatorios existentes y las prioridades nacionales. Las diferencias en la interpretación y aplicación de los datos científicos y las metodologías de evaluación de riesgos también pueden contribuir a la oposición o a retrasar el progreso.
Equilibrar la facilitación del comercio y la gestión del riesgo de plagas: las discusiones sobre la implementación de un sistema de evaluación de semillas implican equilibrar la facilitación del comercio y la gestión del riesgo de plagas. Algunos países pueden priorizar medidas más estrictas para proteger sus industrias agrícolas y ecosistemas, mientras que otros pueden enfatizar la facilitación del comercio. Encontrar un punto común que garantice una gestión eficaz del riesgo de plagas y minimice las perturbaciones del comercio puede ser un proceso complejo y delicado.
A pesar de estas posibles dificultades, la CIPF ofrece una plataforma para que los países miembros colaboren, intercambien conocimientos y trabajen para armonizar las medidas fitosanitarias, incluidas las relacionadas con las semillas. “Los debates continuos, los esfuerzos de creación de capacidad y la participación de las partes interesadas pueden ayudar a abordar los desafíos, superar la oposición y avanzar en la implementación de una ES para las semillas”, afirma Souza Richards.
EJEMPLOS DE TRABAJO DE SYSTEMS APPROACH
Manejo de la mosca de la fruta en los países mediterráneos : Los países mediterráneos han implementado con éxito un SA para manejar plagas de moscas de la fruta, incluyendo la mosca mediterránea de la fruta ( Ceratitis capitata ) y la mosca oriental de la fruta ( Bactrocera dorsalis ). Estos países, entre ellos España, Italia, Grecia e Israel, han desarrollado SA integrales que integran una variedad de medidas fitosanitarias, como la higiene de los huertos, el embolsado de la fruta, el uso de trampas, las técnicas de aniquilación de machos y los tratamientos poscosecha. Estos SA han demostrado ser efectivos para reducir las poblaciones de moscas de la fruta y facilitar el comercio internacional de frutas.
Manejo de la mancha negra de los cítricos en Sudáfrica : Sudáfrica ha implementado un SA para manejar el riesgo fitosanitario asociado con la mancha negra de los cítricos ( Guignardia citricarpa ). El SA incluye prácticas de manejo de huertos, procedimientos de empaque y tratamientos poscosecha para asegurar la exportación de frutas cítricas libres de esta enfermedad. La implementación exitosa del SA ha permitido a Sudáfrica mantener el acceso al mercado para sus productos cítricos.
Exportación de manzanas de Nueva Zelanda : Nueva Zelanda ha implementado una SA para gestionar las especies reguladas de polillas asociadas con las manzanas para la exportación de manzanas a varios países, incluidos China y los EE. UU. La SA implica el manejo de plagas en el campo, como la captura de polillas y la interrupción del apareamiento para reducir la prevalencia de plagas. También incluye la eliminación de la fruta infestada en la cosecha y prácticas de manejo de huertos poscosecha, estándares de calidad de la fruta, monitoreo de plagas, tratamientos poscosecha y documentación adecuada. El Systems Approach está respaldado por capacitación, registro de los participantes del sistema, buen mantenimiento de registros, seguridad fitosanitaria del producto para exportación y buenas prácticas industriales. Al implementar esta SA, Nueva Zelanda ha podido cumplir con los requisitos fitosanitarios de los países importadores y mantener el acceso al mercado para sus exportaciones de manzanas.
Una mirada profunda a los systems approach multilaterales
POR QUÉ ES IMPORTANTE: Transportar semillas por todo el mundo puede ser un dolor de cabeza. Uno de los principales obstáculos que hay que superar son las numerosas y a menudo divergentes normativas fitosanitarias nacionales. Cada país tiene un conjunto diferente de requisitos. Estas diferencias normativas suponen una carga para las empresas en términos de recursos para cumplir con todos esos requisitos y provocan retrasos e incluso rechazos de los envíos de semillas.
En un intento de armonizar y simplificar el movimiento internacional de semillas, el sector de las semillas ideó una alternativa a la compleja forma actual de trabajar, denominada systems approach Multilaterales. Para conocer más sobre los beneficios de este enfoque para las distintas partes interesadas en la cadena de suministro de semillas, European Seed se reunió con Isabel Bezuidenhout , directora fitosanitaria de la Organización Sudafricana de Semillas (SANSOR), Merel Langens , directora global de asuntos industriales en el negocio de semillas de hortalizas de BASF y presidenta del Grupo de Expertos en systems approach de la Federación Internacional de Semillas (ISF), y Rose Souza Richards , directora de sanidad de semillas de la ISF.
Normas fitosanitarias divergentes
Las normas y directrices internacionales, establecidas por la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria (CIPF), proporcionan un marco común para armonizar las medidas fitosanitarias y promover la coherencia. La CIPF tiene por objeto facilitar el comercio seguro y, al mismo tiempo, reducir al mínimo las barreras comerciales innecesarias. “Sin embargo, debido a la naturaleza compleja de la sanidad vegetal y a los distintos perfiles de plagas de los distintos países, no siempre es posible lograr una armonizació
n completa”, afirma Bezuidenhout. Otro factor que dificulta la armonización completa es el hecho de que los acuerdos de la CIPF suelen ser bilaterales, entre dos países. Para la industria internacional de semillas, lo más adecuado sería un marco multilateral reconocido.
Un principio importante en el acuerdo de la CIPF es que los países tienen autoridad soberana. Esto significa que cada país puede prescribir las medidas fitosanitarias que se consideren necesarias para proteger la salud de las plantas en su propio país. Cada país evalúa el riesgo de plagas relacionado con la importación de semillas y las decisiones sobre los requisitos de importación se toman en función de este riesgo y del “nivel adecuado de protección” (ALOP) que determine el país. “Esto ha llevado a la situación actual en la que no hay armonización de los requisitos fitosanitarios de importación. Por ejemplo, hay aproximadamente 28 países que han implementado, más o menos, diferentes requisitos de importación para garantizar la ausencia del virus rugoso marrón del tomate (ToBRFV) en las semillas de tomate. Esto hace que sea muy tedioso y complejo para las empresas de semillas enviar un lote de semillas a varios países, ya que deben cumplirse los requisitos de todos los países (inspección de campo, tratamiento de semillas, pruebas utilizando diferentes técnicas, etc.)”, dice Langens.
El Acuerdo sobre la Aplicación de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias (MSF) de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y la CIPF permiten a los países imponer regulaciones fitosanitarias para proteger la salud de las plantas, pero establecen que todas las medidas deben basarse en una evaluación del riesgo de plagas o en normas internacionales recomendadas. “El objetivo principal de estas regulaciones es proteger la agricultura nacional y los recursos naturales de las posibles amenazas que plantea la introducción de plagas y enfermedades a través del comercio internacional. La industria de las semillas ha observado un rápido aumento de los requisitos fitosanitarios divergentes por parte de las Organizaciones Nacionales de Protección Fitosanitaria (ONPF) en los últimos años, con una tendencia emergente de requisitos específicos para cada plaga”, dice Bezuidenhout.
Souza Richards explica que la aplicación de normas fitosanitarias divergentes entre países puede atribuirse a varios factores. “Las normas fitosanitarias son medidas diseñadas para proteger la salud de las plantas y prevenir la propagación de plagas y enfermedades que pueden dañar los cultivos agrícolas, los bosques y los ecosistemas naturales”, afirma. Si bien los objetivos generales de las normas son los mismos, puede haber variaciones en la forma en que los países abordan estas normas por varias razones:
Prioridades nacionales: Cada país tiene su propio conjunto de prioridades agrícolas, ambientales y económicas. Las reglamentaciones fitosanitarias suelen estar diseñadas para abordar los riesgos y desafíos específicos que enfrenta un país en particular. Por ejemplo, un país que depende en gran medida de un cultivo específico podría tener reglamentaciones más estrictas para protegerse contra plagas que podrían devastar ese cultivo.
Evaluaciones de riesgo: Las reglamentaciones fitosanitarias suelen basarse en evaluaciones científicas de riesgo realizadas por las ONPF o los organismos reguladores. Sin embargo, la interpretación y aplicación de los datos científicos pueden variar. Los distintos países pueden tener distintos niveles de tolerancia al riesgo o interpretar la evidencia científica disponible de manera diferente.
Consideraciones regionales: Los países suelen colaborar en el marco regional para armonizar las medidas fitosanitarias. Las organizaciones regionales como la Organización Europea de Protección Fitosanitaria (EPPO), la Organización Norteamericana de Protección Fitosanitaria (NAPPO) o la Comisión de Protección Fitosanitaria de Asia y el Pacífico (APPPC) trabajan para alinear las reglamentaciones dentro de sus respectivas regiones. Sin embargo, incluso dentro de los marcos regionales, puede haber variaciones debido a las circunstancias específicas de cada país o a las diferentes perspectivas científicas.
Consideraciones comerciales: Las reglamentaciones fitosanitarias también se ven influidas por consideraciones comerciales internacionales. Los países pueden adoptar reglamentaciones para proteger sus industrias agrícolas nacionales de la introducción de plagas y enfermedades a través de productos importados. Estas reglamentaciones pueden ser más estrictas o apartarse del consenso científico para salvaguardar los intereses nacionales.
Las regulaciones que no se basan en la ciencia son problemáticas por múltiples razones. “El aumento de la regulación fitosanitaria que adopta un enfoque que no se basa en la ciencia contradice las normas y los acuerdos internacionales. Además, estas regulaciones cada vez mayores aumentan significativamente los costos y afectan la capacidad de las empresas de semillas para hacer llegar las semillas a los agricultores cuando las necesitan”, dice Bezuidenhout.
Si bien la finalidad de las reglamentaciones fitosanitarias es basarse en datos científicos y en evaluaciones de riesgos, las diferencias en la interpretación, las condiciones locales y las prioridades pueden dar lugar a que las medidas que se adopten en los distintos países varíen. La armonización de estas reglamentaciones y la promoción de la cooperación internacional siguen siendo desafíos constantes para facilitar el comercio mundial seguro.
Una alternativa: un systems approach multilateral
Souza Richards aclara que un systems approach multilateral podría aplicarse como alternativa a la certificación fitosanitaria actual. “Un ES multilateral es un marco coordinado y armonizado diseñado para minimizar los riesgos asociados con el comercio internacional de plantas y productos vegetales implementado por múltiples países (más de dos). Implica un enfoque sistemático y basado en la ciencia que considera todas las actividades durante toda la cadena de producción y suministro, desde el origen hasta el destino, para garantizar el movimiento seguro de las semillas y reducir al mismo tiempo la propagación de plagas y enfermedades”, agrega.
En el marco de un SA multilateral, las empresas de semillas pueden obtener la certificación de que producen semillas libres de plagas en función de sus prácticas y protocolos de higiene. La certificación la realizan las autoridades del país en el que se produce la semilla y es reconocida por los demás países del acuerdo, preferiblemente el mayor número posible. “Las empresas certificadas pueden enviar semillas de una manera más predecible entre los países que reconocen el sistema”, afirma Langens. “Y la colaboración con la CIPF sería la mejor manera de lograr la armonización”, añade.
El objetivo general de un acuerdo de seguridad fitosanitaria multilateral es facilitar el comercio internacional seguro y, al mismo tiempo, gestionar eficazmente los riesgos fitosanitarios. “Al implementar un enfoque armonizado que tenga en cuenta toda la cadena de producción y suministro, los países pueden minimizar la introducción y propagación de plagas y enfermedades, proteger sus propios sistemas agrícolas y contribuir a la seguridad fitosanitaria mundial”, explica Souza Richards.
“Este enfoque puede mejorar el comercio mundial y, al mismo tiempo, garantizar la protección de la agricultura nacional, los recursos naturales y la bioseguridad”, añade Bezuidenhout.
Beneficios de un systems approach
El aumento del comercio y de los requisitos fitosanitarios ejerce una presión cada vez mayor sobre los recursos de las ONPF. “Una evaluación de riesgos [multilateral] reduciría esa presión, ya que es una alternativa armonizada a las pruebas envío por envío. El papel de la ONPF cambiaría y pasaría a supervisar el sistema, lo que les permitiría cumplir su mandato de manera más eficaz”, afirma Langens. Con la publicación de la NIMF 45 “Requisitos para las organizaciones nacionales de protección fitosanitaria si autorizan a las entidades a realizar acciones fitosanitarias”, las ONPF también podrían considerar la posibilidad de autorizar a las entidades para que apoyen la auditoría.
Añade que un SA facilitaría la evaluación de riesgos por parte de las ONPF, ya que se proporcionarían orientaciones sobre las plagas para las que las semillas son una vía de entrada. “Además, habría sugerencias para medidas de mitigación de riesgos. Como el SA es una alternativa al sistema actual y no un reemplazo, la autoridad soberana de los países no se vería comprometida.
En un estudio piloto se está probando actualmente si es posible llegar a un acuerdo entre las ONPF de cuatro países sobre una lista de plagas relevantes y un conjunto básico de medidas de mitigación para un cultivo. Este es un primer paso para demostrar que la aceptación multilateral es factible”, afirma.
Además de los beneficios mencionados, Bezuidenhout subraya que una certificación fitosanitaria brindaría una solución a largo plazo al mosaico actual de certificación fitosanitaria que difiere de un país a otro. Como tal, brindaría un marco más eficiente y predecible para el movimiento internacional de semillas; conduciría a una armonización global de plagas reguladas por cultivo que facilitaría una reexportación más eficiente; reduciría la carga de trabajo para las ONPF, ya que supervisarían el sistema en lugar de los requisitos para cada envío, y permitiría abordar de manera más proactiva los patógenos emergentes.
“También protegería la agricultura nacional”, afirma Souza Richards. “Al gestionar los riesgos fitosanitarios mediante un systems approach, un país puede proteger su propia agricultura y sus recursos naturales de la introducción y propagación de plagas y enfermedades. Esto ayuda a salvaguardar la seguridad alimentaria, el medio ambiente y la economía del país”.
Además de estos beneficios, una evaluación fitosanitaria también es beneficiosa para la colaboración y el intercambio de información. La implementación de una evaluación fitosanitaria a menudo requiere una comunicación clara y el esfuerzo conjunto de múltiples partes interesadas, incluidas las agencias gubernamentales, los socios de la industria y las organizaciones internacionales. Una evaluación fitosanitaria requiere cooperación, intercambio de conocimientos y desarrollo de capacidades, lo que puede beneficiar al sistema fitosanitario general del país.
Al adoptar un Acuerdo Estratégico, los países pueden fortalecer sus sistemas fitosanitarios, proteger sus industrias agrícolas, promover el comercio internacional y contribuir a los esfuerzos mundiales para garantizar la seguridad fitosanitaria.
En el mundo interconectado de hoy, el movimiento libre y eficiente de semillas tratadas a través de las fronteras internacionales no es sólo una cuestión de conveniencia; es un componente fundamental para garantizar que los agricultores de todo el mundo tengan acceso a los mejores productos agrícolas posibles. Como Gerente de Asuntos Fitosanitarios de la Federación Internacional de Semillas (ISF), he sido testigo de primera mano de los desafíos que surgen cuando los marcos regulatorios no logran seguir el ritmo de las realidades de la producción y el comercio de semillas modernas.
Las semillas tratadas (aquellas que han sido recubiertas con productos para el tratamiento de semillas para protegerlas de plagas, enfermedades y factores de estrés ambiental) son una herramienta vital para reducir el impacto ambiental de la agricultura y, al mismo tiempo, garantizar que se aproveche todo el potencial de las semillas. Sin embargo, el movimiento internacional de estas semillas tratadas a menudo se ve obstaculizado por regulaciones inconsistentes, requisitos específicos de cada país y una falta de armonización en los procesos de tratamiento, etiquetado y aprobación.
Esta falta de coherencia normativa no sólo altera la cadena de suministro, sino que también pone en riesgo el acceso de los agricultores a las semillas de alta calidad que necesitan para lograr cosechas exitosas. Nos enfrentamos a desafíos críticos, pero tenemos algunas medidas prácticas para abordarlos, garantizando así que los agricultores de todo el mundo puedan seguir beneficiándose de las mejores innovaciones agrícolas.
Una red compleja
La industria de las semillas es inherentemente global. La obtención, producción y procesamiento de semillas a menudo abarcan varios países, cada uno de los cuales se elige por sus condiciones climáticas, experiencia o ventajas logísticas específicas. Por ejemplo, una semilla puede obtenerse en un país, producirse en otro y luego enviarse a un tercero para su procesamiento y tratamiento antes de ser reexportada a múltiples mercados. Esta intrincada red de movimiento global es esencial para satisfacer las diversas necesidades de los agricultores.
Sin embargo, las partes interesadas, incluidos los reguladores, a menudo no comprenden la complejidad de este sistema. La falta de conocimiento sobre los matices de la producción y el comercio de semillas puede dar lugar a regulaciones que obstaculizan involuntariamente el movimiento internacional de semillas tratadas. Esto es particularmente problemático cuando se trata de los STP, que se aplican a las semillas para protegerlas y garantizar un rendimiento óptimo en el campo.
Desafíos en el movimiento internacional de semillas tratadas
Uno de los principales desafíos que enfrentamos es la variabilidad de las regulaciones que rodean a las semillas tratadas. Los distintos países tienen diferentes reglas sobre la aplicación de estos productos, su etiquetado y las condiciones en las que las semillas tratadas pueden transportarse a través de las fronteras. Este mosaico de regulaciones puede crear importantes barreras al comercio, retrasando o incluso impidiendo la exportación de semillas tratadas.
Por ejemplo, algunos países exigen que los STP utilizados en las semillas dentro de sus fronteras estén registrados y aprobados para su uso en el país, incluso si las semillas están destinadas a la exportación a otro país. Esto puede complicar el proceso de tratamiento, ya que las instalaciones de procesamiento de semillas pueden tener que adaptar sus aplicaciones para cumplir con los requisitos específicos de cada mercado de destino. Esto no solo aumenta los costos, sino que también introduce demoras que pueden ser críticas durante las temporadas de siembra.
Además, la falta de requisitos de etiquetado estandarizados añade otra capa de complejidad. Cada país tiene su propio conjunto de normas sobre qué información debe incluirse en las etiquetas de las semillas tratadas, lo que puede dar lugar a confusión y errores, en particular cuando las semillas se reexportan varias veces. Un enfoque armonizado del etiquetado, incluido el uso de etiquetas multilingües, podría facilitar considerablemente el movimiento de semillas tratadas a través de las fronteras.
Armonización y reconocimiento mutuo
Para hacer frente a estos desafíos, la ISF aboga por una mayor armonización de las normas que rigen el movimiento y el tratamiento de las semillas. En concreto, proponemos las siguientes medidas:
Normas armonizadas para los productos de semillas tratadas: los países deberían trabajar juntos para desarrollar un marco común para la aprobación y el uso de los productos de semillas tratadas. Esto incluiría el reconocimiento mutuo de las aprobaciones de productos de semillas tratadas, lo que permitiría que las semillas tratadas con un producto aprobado en un país se trasladaran libremente a otros sin necesidad de volver a registrarlas.
Procesamiento centralizado con registro específico para la exportación: las instalaciones de procesamiento de semillas, que suelen estar ubicadas en un número limitado de países estratégicos, deberían poder aplicar procedimientos de procesamiento de semillas a las semillas destinadas únicamente a la exportación, incluso si esos productos no están aprobados para su uso en el país. Esto permitiría una producción más eficiente y garantizaría que los agricultores tengan acceso a las semillas tratadas de manera oportuna.
Etiquetado estandarizado y multilingüe: para facilitar el movimiento internacional de semillas tratadas, los requisitos de etiquetado deberían estandarizarse en todos los países. Cuando existan diferencias, podrían utilizarse etiquetas multilingües para garantizar el cumplimiento de las leyes nacionales y, al mismo tiempo, proporcionar a los agricultores la información que necesitan para utilizar las semillas tratadas de forma segura y eficaz.
Conclusión: garantizar el acceso global a semillas de calidad
La industria mundial de semillas desempeña un papel fundamental en la alimentación del mundo, y la libre circulación de semillas tratadas es esencial para esta misión. Si trabajamos juntos para armonizar las reglamentaciones y agilizar los procesos, podemos garantizar que los agricultores de todo el mundo tengan acceso a las mejores semillas posibles, lo que les ayudará a producir los alimentos de los que todos dependemos.
De cara al futuro, la ISF mantiene su compromiso de defender políticas que respalden el movimiento internacional de semillas tratadas, garantizando que ningún agricultor quede excluido.
Cuando se trata del mosquito del trigo, el nematodo del quiste de la soja y la pudrición de la raíz en las legumbres, los investigadores se mantienen por delante del enemigo.
Imagina que eres un pequeño mosquito del trigo que vuela en busca del lugar perfecto para poner sus huevos. Mientras vuelas sobre un campo de trigo, captas olores con tus delicadas antenas. Estos olores, o sustancias químicas orgánicas volátiles, te dicen mucho sobre las plantas de trigo que hay debajo.
Algunos tipos de trigo emiten olores que no resultan atractivos para el paladar: son como un ecualizador de sonido mal mezclado, con proporciones de sustancias químicas que no dan en el blanco. Sin embargo, cuando las proporciones son las adecuadas, es como una armonía perfecta para los sentidos. Estas plantas huelen de forma atractiva y te atraen a poner tus huevos allí.
Los científicos han descubierto que algunas variedades de trigo impiden de forma natural la puesta de huevos. No se trata del gusto, sino del olor. Estas plantas liberan sustancias volátiles que imitan las que se encuentran en el trigo post-antesis, una etapa por la que pasa el trigo que dificulta la supervivencia de las larvas de insectos.
Entonces, incluso si el trigo está en una etapa de pre-antesis, óptima para la supervivencia de sus larvas, su olor le dice lo contrario.
Es como un truco ingenioso: una estrategia de defensa de las plantas llamada disuasión de la oviposición. Al igual que cualquier padre que se preocupa por sus crías, evita desperdiciar sus huevos en plantas que no sustentarán bien a sus crías.
“Comprender estas señales volátiles no es fácil: los científicos tardaron años en recolectar muestras de aire de los campos de trigo para descifrar qué sustancias químicas disuadían a los mosquitos y cuáles no. Ahora, armados con este conocimiento, podemos entender mejor cómo se defienden las plantas y cómo los insectos como el mosquito del trigo responden a su entorno”, dice Tyler Wist, entomólogo de Agriculture and Agri-Food Canada (AAFC) en Saskatoon, Sask.
El equipo de Wist está descubriendo nuevos rasgos y genes que protegen al trigo de plagas destructivas como la mosca del trigo. Han identificado una nueva región QTL que mejora la eficacia del gen Sm1, junto con otras regiones genéticas que alteran el aroma del trigo para hacerlo menos atractivo para la mosca del trigo.
Son herramientas como ésta las que representan una nueva arma en la lucha contra las plagas y enfermedades en los cultivos.
“Si consideramos la industria de las legumbres, existe una red bien establecida donde la información fluye fácilmente a lo largo de toda la cadena de valor. No se trata solo de productores; también implica que las organizaciones comercializadoras de semillas se unan para desarrollar políticas, estrategias y prioridades”, dice Sabine Banniza, patóloga de legumbres del Centro de Desarrollo de Cultivos (CDC) de la Universidad de Saskatchewan.
El programa de patología de Banniza, al igual que el equipo de Wist, también está estudiando activamente la genética inherente a las legumbres como los guisantes y las lentejas para crear nuevas defensas contra la podredumbre de la raíz causada por Aphanomyces.
Prospera en condiciones húmedas y cálidas y se ha expandido por toda la provincia, causando caídas de hasta un 60-84% en el rendimiento de guisantes y lentejas, con pérdidas en ventas y exportaciones de hasta 1.500 millones de dólares al año, según Saskatchewan Pulse Growers (SPG).
En la actualidad, unas pocas prácticas o productos específicos pueden controlar el Aphanomyces, uno de los patógenos más dañinos del complejo de podredumbre de la raíz que afecta a las legumbres. La principal estrategia para controlarlo implica rotaciones de cultivos a largo plazo, evitando los guisantes o las lentejas durante seis u ocho años o más. Ese es un tiempo prolongado para dejar de cultivar por completo un cultivo específico, señala.
Un proyecto que ella dirige en los CDC recibió recientemente más de 4,2 millones de dólares de la Iniciativa de Investigación Estratégica (SRI) para descubrir y desarrollar soluciones para la pudrición de la raíz en cultivos de guisantes y lentejas.
Su equipo investigará el control biológico y otros productos del mercado para ver si su combinación con la primera generación de variedades con resistencia mejorada puede brindar soluciones a corto plazo para los agricultores, pero también están investigando el genoma para encontrar un nuevo enfoque para proteger los cultivos utilizando fungicidas de ARNi. Este método innovador podría ofrecer una nueva forma de mejorar la protección de los cultivos.
El ARN es una molécula fundamental presente en todos los organismos vivos. Desempeña un papel crucial en la traducción de la información genética a proteínas, que son los componentes básicos de las enzimas, las estructuras y otros componentes esenciales para la vida.
“Tradicionalmente, protegemos las plantas mediante la reproducción de semillas resistentes o aplicando tratamientos y fungicidas a las semillas. Esto es similar a defenderse contra una invasión en la que el patógeno, como un enemigo, utiliza armas producidas en sus fábricas para bombardear la planta. La interferencia de ARN (ARNi) ofrece una estrategia diferente”, dice Banniza.
Piense en la interferencia del ARN como una forma de alterar la maquinaria de las fábricas del patógeno, impidiéndole producir estas armas. Sin sus armas, el patógeno no puede invadir e infectar la planta. Este método apunta a la capacidad del patógeno de dañar la planta a nivel molecular.
Mantenerse por delante del enemigo
Tratar de ser más astuto que las plagas y los patógenos inteligentes es un juego difícil de jugar, especialmente cuando el patógeno en cuestión es tan sigiloso como el nematodo del quiste de la soja (SCN). El nematodo hiberna en forma de huevos, eclosiona e infecta las raíces. Al igual que otros nematodos fitoparásitos, pasa por cuatro etapas diferentes antes de convertirse en adulto.
El nematodo puede infectar la planta, modificar las raíces y reducir el rendimiento entre un 15 y un 50 % o más. En el Medio Oeste y otras zonas donde se cultiva soja de forma generalizada, este patógeno se ha adaptado al cultivo, lo que lo convierte en un problema importante. A menudo, no hay síntomas visibles. La comparación de cultivares susceptibles y resistentes no muestra diferencias visibles, pero se puede detectar una reducción del rendimiento del 30 % durante la cosecha.
“Es por eso que este patógeno sigue siendo el más destructivo. Los informes de los fitopatólogos han clasificado sistemáticamente al nematodo del quiste de la soja como el patógeno número uno que afecta a la producción en Estados Unidos”, afirma Horacio López-Nicora, fitopatólogo de la Universidad Estatal de Ohio. Incluso cuando se suma la reducción de la producción causada por los siguientes cinco patógenos, el nematodo del quiste de la soja sigue liderando por un amplio margen, señala.
La Universidad Estatal de Ohio es miembro de la Coalición SCN, una asociación pública/privada/de control formada para aumentar la cantidad de productores de soja que gestionan activamente la SCN.
Pero investigadores como López-Nicora están ayudando en la lucha contra el SCN. No sólo son útiles las mejores prácticas de gestión (la rotación de cultivos es una de ellas muy importante), sino que recientemente se anunció el primer rasgo biotecnológico de resistencia al SCN. Los investigadores tardaron años en descubrir la nueva proteína que formaría la base del nuevo rasgo.
López-Nicora no participó directamente en el desarrollo de la nueva característica, pero el trabajo de investigadores como él ha arrojado suficiente luz sobre SCN como para que se desarrollen cada vez más herramientas como esta, afirma.
“Los investigadores están descubriendo cómo funcionan los diferentes genes. Esperamos poder empezar a combinar diferentes genes o incluso silenciar genes específicos mediante la edición genética”, afirma.
“De esta manera podemos crear estrategias de resistencia más efectivas”.