La familia Solanaceae se distribuye desde el Sur de las Rocallosas hasta el Archipiélago de los Chonos, por todo el cordón andino y comprende, además de la papa (Solanum tuberosum spp. tuberosum), a otras 10 especies de Solanum y cerca de 200 especies silvestres. El centro de biodiversidad más austral de la papa se encuentra en la Isla de Chiloé y la mayor parte de él es conservado en el banco de germoplasma de papas de la Universidad Austral de Chile.
Fuente: Portal del Campo
Este banco de germoplasma, junto con los guardadores de papas nativas, que cultivan las papas in situ, juega un rol muy importante, en la conservación de la biodiversidad de la especie, que hoy más que nunca puede jugar un papel fundamental en la seguridad alimentaria y la adaptación al cambio climático. El Banco de Germoplasma de Papas de la UACh, tiene por objetivo preservar la diversidad genética nacional de Solanum spp., promoviendo el uso y el desarrollo de nuevos cultivares con adaptación en nuevas áreas agroecológicas y/o condiciones agronómicas.
Banco de Germoplasma
Desde la conquista de Chile, el material chileno como semilla, planta y/o tubérculos fue llevado a Europa y América del Norte y usado en programas de mejoramiento. Especialmente a partir de 1850 se han documentado diferentes introducciones de papa a diversos países, siendo una de las más conocidas la llegada a Norte América de Rough Purple Chili una variedad chilena que más tarde dio origen a Garnet Chili, la cual está en el pedigrí de gran parte de las variedades que se comercializan alrededor del mundo.
En Chile la papa se cultiva en todo el territorio, desde Putre hasta Tierra del Fuego. Es un cultivo que se adapta a distintos sistemas agrícolas, desde la agricultura familiar hasta la industrializada, convirtiéndola en parte de la base alimentaria de gran parte de la población.
La papa, además es el cuarto cultivo en importancia a nivel mundial en volumen de producción y tiene un rol preponderante en la alimentación, porque su aporte nutritivo y porque se adapta a una gran diversidad de climas y, por lo tanto, tiene una amplia distribución geográfica.
El germoplasma chileno de papas ha mostrado una alta diversidad genética en múltiples caracteres de importancia agronómica y nutricional. Estudios realizados en los últimos 10 años, han permitido identificar accesiones tolerantes a estreses abióticos como aumentos de temperatura y estrés hídrico, así como resistencias a estreses bióticos como nemátodos, tizón tardío, virosis, entre otras. La diferencias en la concentración de antocianinas, azúcares, almidones, propiedades antioxidantes y antiinflamatorias también están siendo evaluados por su importancia para enfrentar desafíos futuros en la agricultura y la alimentación.
La Universidad Austral de Chile, a través del proyecto FIC20-39 ” PLUS: Papas de colores nutritivas y Saludables” (@Papas_PLUS)” es un proyecto financiado por el Gobierno Regional de Los Ríos y su Consejo Regional y recoge la necesidad del consumir alimentos más nutritivos, supliendo esa necesidad creciente con la papa ancestral, patrimonial chilena. Se potencia además, que sean producidas por la agricultura familiar campesina (AFC) a través de transferencia tecnológica contribuyendo con lograr mayores rendimientos.
El objetivo principal es maximizar el potencial productivo de papas ´nativas por la AFC, para aportar al mercado de la alimentación saludable, contribuyendo así a fortalecer el sistema inmune. Para lograr este objetivo se está trabajando mano a mano con el INDAP de Los Ríos. Para agregarle valor a las papas nativas, se están llevando a cabo análisis nutricionales y nutracéuticos en conjunto con la Facultad de Medicina de la UACh, donde la Dra. Pamela Ehrenfeld estudia la capacidad antioxidante y antiinflamatoria de los extractos de distintas papas nativas sobre distintos tipos celulares humanos que se ven afectados por el estrés oxidativo y la inflamación que acompañan a las patologías crónicas como la hipertensión, obesidad, diabetes y cáncer. Queremos informar de las bondades nutricionales de las papas nativas, valorizando lo nuestro y potenciar este cultivo con los pequeños agricultores, quienes tendrán acceso a tubérculos semilla libres de virus y en buenas condiciones para maximizar su producción.
Por otra parte, el proyecto “Evaluación de líneas mejoradas de papas nativas adaptadas a nuevas condiciones de estrés hídrico y térmico con una mayor valorización comercial del producto”, financiado por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) y ejecutado en asociación con el Consorcio Papa Chile, pretende ser un aporte en la conservación de la biodiversidad a través del uso de variedades nativas en mejoramiento genético y aportar alternativas de consumo variadas y saludables a los consumidores a través de estas variedades que además de ser mejor adaptadas a alta temperatura y sequía harán un aporte importante en antioxidantes a la dieta de la población.
Este proyecto se basa en la evaluación y selección de líneas (cruzamientos entre papas nativas y comerciales), promisorias para convertirse en variedades, las que serán liberadas al mercado en los próximos años. Las líneas mejoradas han sido evaluadas en diferentes regiones de la zona sur y bajo diferentes condiciones de disponibilidad hídrica, temperatura y nutrientes, con el objetivo de seleccionar aquellas con eficiencia en el uso de los recursos, mejor rendimiento y calidad.
Del mismo modo, el proyecto evalúa el comportamiento en post cosecha de los tubérculos con el objetivo de ofrecer las mejores alternativas a los potenciales productores de estas papas. Algunos de los aspectos estudiados son la resistencia al lavado, golpes y su relación con los contenidos de Calcio y potasio, así como la incidencia y severidad de las principales enfermedades de post cosecha en los tubérculos.
Nuevas variedades
Un aspecto central de la evaluación de las líneas mejoradas tiene que ver con la aceptación por parte de los consumidores de las nuevas variedades. Aunque el mercado de papas de colores ha ido creciendo, está lejos de masificarse y de diversificarse en tipos y formatos para satisfacer las demandas saludables de los consumidores actuales. A pesar de que estas nuevas variedades presentan atractivos colores y excelentes cualidades sensoriales, será un desafío su introducción en el mercado.
Las papas de pulpa morada o roja, como estas líneas mejoradas, contienen altas concentraciones de antocianinas las cuales poseen propiedades antiinflamatorias y se relacionan con la prevención de enfermedades como colesterol alto, diabetes, enfermedades degenerativas en general e incluso cáncer. Además, todas las papas poseen altos niveles de vitamina C, vitamina B6 y Potasio entre otras múltiples vitaminas y minerales con beneficios para la salud.
Hoy, más del 90% de las variedades comercializadas en Chile, son papas con piel café-roja y colores de pulpa blanca o amarilla. Las variedades de colores, principalmente, nativas, son aún poco conocidas por los consumidores de gran parte del país y su comercialización está restringida a nichos, como restaurantes y hoteles que buscan ofrecer productos especiales o diferenciados. El desafío es producir nuevas variedades de papas de colores con altos rendimientos y alta calidad, al alcance de la población, para que sus beneficios puedan masificarse.
Los proyectos desarrollados al alero del banco de germoplasma de papas buscan además difundir el conocimiento sobre las papas en general, dar a conocer la importancia de nuestros recursos genéticos nativos y sus propiedades y las mejores formas de consumo, para orientar a la población.
En este sentido, los especialistas indican que papas deben cocinarse con piel o cáscara máximo 20 min desde la ebullición del agua, para que éstas conserven sus vitaminas y minerales. El tiempo de cocción puede variar entre variedades, pero lo importante es que la papa quede “al dente”, de esta manera mantenemos el aporte nutritivo y evitamos que el almidón se descomponga en moléculas de glucosa, para que este almidón actúe como fibra y no como aporte calórico.
Otro punto muy importante, es dejarlas reposar después de cocerlas, permitiendo que baje un poco la temperatura, para que los almidones y la glucosa se transforman en almidones resistentes, reduciendo su degradación en moléculas de glucosa y promoviendo el equilibrio de la biota de nuestro intestino grueso.
Además, la papa puede contribuir al control del peso corporal, si se consume en porciones adecuadas. Una papa mediana tiene alrededor de 100 calorías, equivalente a una barrita de cereales, sin embargo, provoca saciedad por un tiempo mucho más prolongado, evitando que consumamos alimentos calóricos para saciar el hambre repentino.