La elección de semillas, la innovación y el compromiso con la cadena de valor son pilares de una agenda de cambio climático impulsada por los agricultores
La elección de semillas, la innovación y el compromiso con la cadena de valor son pilares de una agenda de cambio climático impulsada por los agricultores.
Ginebra, Suiza, 27 de septiembre de 2022 La Organización Mundial de Agricultores (WFO) y la Federación Internacional de Semillas (ISF) formalizaron hoy una alianza para poner a los agricultores al frente y al centro de la transición hacia sistemas alimentarios sostenibles y reslientes al clima.
ISF reafirmó su apoyo a la iniciativa “The Climakers” para los próximos dos años, que reunirá y validará científicamente las prácticas en terreno de los agricultores para mitigar y adaptarse al cambio climático. Se llevarán a cabo talleres en múltiples regiones (Europa, África, Asia y el Pacífico, América Latina y el Caribe) para construir la base de conocimientos, basándose en la experiencia práctica de los agricultores en el campo, que podría replicarse y ampliarse a un nivel más amplio.
“La principal preocupación del sector privado de semillas es apoyar a los agricultores en la búsqueda de la solución más adecuada a los desafíos que enfrentan todos los días. Las variedades vegetales mejoradas que se adaptan localmente a las necesidades de los agricultores les permiten cosechar mejores rendimientos en medio de la presión del cambio climático y los recursos limitados. El sector de las semillas solo puede tener éxito si la relación con los agricultores se basa en la confianza y el uso de semillas de calidad les proporciona un resultado positivo sostenible”, dijo Michael Keller, Secretario General de la ISF.
“Estamos encantados de continuar nuestra sólida asociación con la Federación Internacional de Semillas para cooperar a nivel mundial e implementar acciones de beneficio mutuo hacia la sostenibilidad. Tales asociaciones son esenciales para que los agricultores tengan los medios para seguir alimentando al mundo, fomentando la productividad de sus granjas al tiempo que protegen la biodiversidad y hacen frente a los impactos del cambio climático”, dijo Arnold Puech d’Alissac, presidente de la OMA.
“Las asociaciones son esenciales para que los agricultores tengan los medios para seguir alimentando al mundo fomentando la productividad agrícola al tiempo que protegen la biodiversidad y hacen frente a los impactos del cambio climático”.
Una encuesta realizada en 2021 por WFO mostró que el 82% de los agricultores consideraban que las nuevas variedades mejoradas eran importantes para responder al cambio climático y para la sostenibilidad en los sistemas alimentarios.
Además, la WFO y ISF implementarán conjuntamente actividades para apoyar la innovación y el compromiso dentro de la cadena de valor agroalimentaria en forma de creación de conocimiento, defensa y promoción de prácticas innovadoras impulsadas por los agricultores.
“Los Climakers” estarán presentes en las reuniones de la COP27 (6-18 de noviembre, Sharm El-Sheik, Egipto), entre muchos otros foros internacionales, para garantizar que las voces de los agricultores sean escuchadas en los debates políticos sobre el nexo entre los alimentos y el clima.
Con las tensiones en el Mar Negro y la pandemia de COVID-19 que han interrumpido el comercio de alimentos y fertilizantes, exacerbando el hambre en muchas partes del mundo, el comercio de semillas está ahora en el centro de atención como el próximo elemento crucial para aliviar la inseguridad alimentaria mundial.
Nyon, Suiza – La Federación Internacional de Semillas (ISF) dio su apoyo al llamado de la Organización Mundial del Comercio (OMC) para asegurar el comercio de semillas y destacó su papel en la protección de la cadena de suministro de alimentos a largo plazo a través de:
• Mayor acceso de los productores a las semillas como primer insumo esencial en la agricultura.
• Mayor rendimiento y mayor diversificación de alimentos a través de variedades mejoradas de cultivos, adaptadas a las condiciones locales.
• Mitigar los impactos del cambio climático a través del desarrollo de cultivos resilientes al clima y eficientes en el uso de los recursos
El jueves 22 de septiembre, representantes del sector privado de semillas se unirán al Diálogo Comercial de la OMC sobre Alimentos, dirigido por el economista jefe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Máximo Torero. Este diálogo se produce inmediatamente después de la 12ª Conferencia Ministerial de la OMC, en la que se asumieron compromisos para facilitar el comercio y mejorar el funcionamiento y la resiliencia de los mercados mundiales.
“Conocemos los impactos devastadores de las interrupciones del comercio en la agricultura y el suministro de alimentos”, dijo Michael Keller, Secretario General de la ISF. “ISF, que representa al sector privado de semillas a nivel internacional y cuyos miembros representan el 96% del comercio mundial de semillas, pide una respuesta de emergencia concertada a la crisis alimentaria mundial que se está desarrollando. Buscamos discusiones urgentes y críticas con nuestros socios en la cadena de suministro de alimentos para lograr los objetivos de Hambre Cero descritos en la Agenda 2030”.
Los precios de los alimentos han aumentado en todo el mundo, con unos 25 países reaccionando a los precios más altos de los alimentos, adoptando restricciones a la exportación que afectan a más del 8 por ciento del comercio mundial de alimentos[1]. Lo que complica la respuesta del suministro de alimentos es la duplicación de los precios de los fertilizantes[2] en los últimos 12 meses debido a los costos récord de insumos como el gas natural. El Programa Mundial de Alimentos informa[3] que el número de personas con inseguridad alimentaria aguda ha aumentado a 345 millones en 82 países. Más allá del corto plazo, el cambio climático está afectando estructuralmente la productividad agrícola y amenazando el suministro de alimentos.A nivel mundial, cada año se importan aproximadamente 7 millones de toneladas métricas de semillas. ISF señala que el precio de las semillas se ha mantenido bastante estable en comparación con otros insumos agrícolas. La innovación dentro del sector es una prioridad constante: las empresas de semillas invierten hasta el 30% de las ganancias en I + D para desarrollar nuevas variedades eficientes en el uso de los recursos y de bajos insumos que requieren menos agua, toleran la sequía y el clima extremo, mejoran la salud del suelo al aumentar los nutrientes naturales, capturan carbono a través de sistemas radiculares mejorados y otros. Estas variedades de cultivos proporcionan aumentos significativos en el rendimiento para los agricultores, ayudando a mejorar la productividad agrícola y el suministro de alimentos sin aumentar el uso de la tierra y otros insumos.
En julio, la OMC, la FAO, el PMA, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Grupo del Banco Mundial publicaron una declaración conjunta en la que pedían medidas urgentes para hacer frente a la crisis alimentaria mundial. ISF describe sus contribuciones en las áreas de producción sostenible de alimentos, comercio eficiente, elección de semillas para los agricultores e innovación en fitomejoramiento para establecer el camino a corto y mediano plazo en las cuatro áreas clave delineadas por los signatarios de la declaración conjunta. Esta respuesta se basa en la Declaración del Sector de Semillas firmada en 2021 por más de 200 empresas privadas de semillas y asociaciones nacionales de semillas para demostrar los compromisos y contribuciones de la industria a los ODS de la ONU.
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[1] Basado en la OMC, Global Trade Alert y el seguimiento del Banco Mundial de los cambios en las políticas comerciales desde febrero de 2022
[2] Fuente: https://www.worldbank.org/en/research/commodity-markets
[3] https://www.wfp.org/publications/wfp-global-operational-response-plan-update-5-june-2022 junio 2022
El bloqueo al acceso de tecnologías planteado al no permitir el uso de semillas patentadas impediría contar con herramientas para hacer frente a las condiciones del medioambiente.
Un vocero del gremio de productores de semillas de Chile dijo que las normas aprobadas en la Convención Constituyente, referidas a seguridad alimentaria, uso de aguas y restitución de tierras no permitirían que el país avanzara en materia agrícola, en momentos en que las semillas resistentes al cambio climático son necesarias para mantener los resultados de los predios agrícolas.
El director ejecutivo de la Asociación Nacional de Productores de Semillas (Anpros), Mario Schindler, dijo en conversación con diario La Tribuna que ‘muchos artículos fueron propuestos y discutidos por algunos convencionales, cinco comisiones distintas propusieron diferentes artículos, todos negativos, no solo para la industria semillera, sino que para la agricultura’. Schindler explicó que ‘se ha planteado transferir la responsabilidad de esta soberanía alimentaria, solamente a los pequeños agricultores y utilizando lo que llaman variedades ancestrales’. El dirigente gremial consideró que lo anterior ‘desde nuestro punto de vista es poco realista y demuestra un desconocimiento profundo de la realidad de la agricultura de Chile, el cargarle a los pequeños agricultores y a las variedades ancestrales la responsabilidad de alimentar a Chile’. ‘En Chile, todos los agricultores que forman parte de nuestra realidad rural y todas las semillas, ya sean las agrícolas responsables de la gran mayoría de la alimentación de Chile o las que se usan en la agricultura ancestral son importantes’, indicó el vocero de Anpros.
SOLUCIONES AGRÍCOLAS RETROCEDERÁN DE APROBARSE EL TEXTO
Mario Schindler consideró que ‘tecnologías como los transgénicos no se pueden prohibir por Constitución, para eso están los legisladores, pero prohibir tecnologías que se están usando en muchos países y que son variedades capaces de combatir el cambio climático nos parece poco razonable’.
Sobre el derogar la propiedad intelectual sobre las semillas de uso agrícola, el director ejecutivo de la Asociación Nacional de Productores de Semillas agregó que dicha medida planteada en el texto ‘sería cerrarle la puerta a la mejora genética de variedades que solucionen los desafíos de la agricultura actual, con el desplazamiento de las fronteras agrícolas, nuevas plagas y el esfuerzo de producir más alimentos para una población creciente con menos recursos y menos agua’. ‘Nosotros expusimos nuestros temas de manera clara y transparente en la Convención, en diferentes instancias y actualmente no tenemos ningún problema con los artículos que quedaron en el texto’, dijo el vocero de Anpros. Schindler criticó, a pesar de lo anterior, que ‘en las normas transitorias se están tratando de meter, de manera irregular, todos los conceptos que fueron rechazados en su momento por la propia convención y eso nos parece inaceptable’.
‘Prohibir semilleros transgénicos o el registro de vegetales es prohibir todo tipo de propiedad intelectual en Chile y es lo peor que puede hacer un país que quiere progresar en agricultura’, explicó el presidente de la Asociación Nacional de Productores de Semillas.
El director ejecutivo de Anpros expresó también su preocupación sobre ‘la expropiación de los derechos de agua a los agricultores que los tengan actualmente y una administración de una Junta Nacional o Agencia Nacional de Aguas que genera una incertidumbre mayor respecto a lo que va a pasar con este recurso’. ‘Sin agua no hay alimentos y afecta de manera transversal a toda la agricultura y sociedad, tampoco sabemos qué pasara con las tierras con todos los artículos vinculados a la restitución de tierras, expresó Mario Schindler. El vocero de los productores de semillas indicó que estas condiciones ‘van en contra de la iniciativa privada y si sumamos todos estos elementos se ve que conspiran en contra de la producción, la generación de empleos, las exportaciones y la producción de alimentos para la población’.
CONSIDERAN QUE PROYECTO CONSTITUCIONAL PROHÍBE EL PROGRESO
‘La sinergia negativa de todos estos factores empeoran el panorama. Por lo demás una Constitución no puede bloquear el acceso a tecnologías que el día de mañana pueden ser la solución para resolver ciertos problemas’, expuso Schindler. El dirigente de Anpros aclaró que ‘para eso existe un poder legislativo que legislará como corresponda para regular el uso de determinadas tecnologías, sin negar el acceso a esta, cosa que nos parece de la máxima gravedad’.
El director ejecutivo de la Asociación Nacional de Productores de Semillas explicó que ‘si algún día existe un trigo con mayor eficiencia en el uso del recurso hídrico, que sea transgénico, obviamente será una tecnología importante que podría resolver problemas importantes de productividad de alimentos en Chile’. ‘Estas tecnologías no solo responden al cambio climático, sino que a diferentes desafíos de la producción hoy, y si se bloquea el acceso a tecnologías y a recursos que nos permitan producir, desde la constitución el resultado de eso no puede ser otro que algo muy negativo y el retroceso peligroso en el bienestar de sus ciudadanos’, declaró el dirigente del gremio.
Barcelona, España – Hace pocos días concluyó el exitoso Congreso Mundial de Semillas 2022 de la ISF. El evento reunió a más de 1.500 profesionales del sector semillero, que representaron a 400 empresas y alrededor de 70 países. Se abordaron los principales desafíos para promover aún más la innovación, el movimiento internacional de semillas de calidad y la necesidad de tomar medidas para impulsar el compromiso con la cadena de valor.
Desde Chile participaron 20 personas, representando a 13 empresas de nuestra industria semillera, además de nuestro director ejecutivo, Mario Schindler, quien cada año asiste por parte de ANPROS
La semana anterior y el día siguiente al congreso, también tuvieron lugar las reuniones de 11 Grupos de Coordinación, 3 Grupos de Expertos, el directorio y las Secretarías de las Asociaciones Nacionales de Semillas.
En estas actividades participaron Mario Schindler como representante de Anpros en varias de dichas instancias, Claudio Sandoval, de la empresa Antufén, quien es el representante de Chile en el grupo de coordinación de temas fitosanitarios y Winston Colvin, de la empresa South Pacific Seeds Chile, que forma parte del Grupo de Trabajo sobre producción de semillas de hortalizas de la ISF.
En estas reuniones, con diferentes expertos de la industria, se abordaron temas clave sobre ciencia e innovación, acceso al mercado, prácticas comerciales y comunicaciones.
Iniciativa que busca proteger las turberas de la sobreextracción también prohíbe la importación de turba, que es esencial para la producción de plantines, especialmente de hortalizas.
“Sin turba no hay hortalizas en Chile… Estamos impactados, estupefactos ante este atentado contra las hortalizas y en general contra todos los alimentos que produce el sector agrícola”, plantea Cristián Muñoz, presidente de la Asociación de Productores y Exportadores de Hortalizas, Hortach. Se refiere al proyecto de ley, que ya está en su tercer trámite legislativo en el Senado, que nació como una moción parlamentaria con el objetivo de proteger las turberas de la sobreextracción en la zona sur del país y terminó prohibiendo también la importación y comercialización de turba, insumo esencial para la agricultura.
Muñoz atribuye al desconocimiento que se haya llegado a este punto en la tramitación de la iniciativa, sin que haya conciencia de las consecuencias que podría provocar.
Se refiere al impacto que podría tener en lo económico y en lo social, ya que afectaría, en el caso del gremio que representa, en la economía familiar campesina, a más de 35 mil pequeños y medianos productores de hortalizas frescas del país y contra las casi 70 mil hectáreas de hortalizas frescas que se producen en Chile, parte de las cuales van a la agroindustria.
Los gremios agrícolas tras conocer tardíamente que el proyecto ya había avanzado en la Cámara de Diputados, se unieron en una coalición que incluye a asociaciones como Chilealimentos, Viveros de Chile, Anpros, Fedefruta y Hortach para hacer presente sus puntos de vista respecto de las consecuencias que tendría el proyecto de ley sobre protección ambiental de turberas.
Lo que dejan en claro es que la agricultura se nutre de turba importada en prácticamente el total de sus necesidades para la producción de plantines desde hace más de 30 años, y que coinciden con la génesis del proyecto que pretendía proteger las turberas y las formaciones secundarias de musgo Sphagnum, para conservarlas como reservas estratégicas.
Insumo esencial
Los afectados por esta prohibición serían los viveros y plantineras, que no cuentan con sustratos que puedan reemplazar la turba, y los agricultores, que enfrentarían un alza de costos de las plantas.
Advierten que la base y el comienzo de toda producción de hortalizas, verduras, flores, entre otras, es la producción de las plantas en viveros y plantineras, que posteriormente son plantadas en los predios. Es el caso de especies como lechugas, espinacas, acelgas, pepinos, zapallos italianos, melones, sandías, espárragos, alcachofas, ajos, ají, repollos, pimentones, cebollas, tomates, coliflor, brócoli, cuyas semillas primero son sembradas en almácigos preparados en viveros e invernaderos y cuando alcanzan un determinado desarrollo son trasladadas al campo para cultivarlas.
Y ese proceso requiere como insumo esencial la turba, que es el sustrato que se usa en los almácigos y bandejas para la germinación y primer desarrollo de la planta.
Polémica prohibición
“Resulta complejo que esta iniciativa legislativa prohíba la importación y comercialización de turba proveniente de países que cuentan con toda una normativa de sustentabilidad medioambiental y certificaciones que nos han garantizado por años el respeto por el medio ambiente y la biodiversidad”, destaca Juan Manuel Mira, vicepresidente de Chilealimentos.
La turba que llega desde países como Finlandia, Países Bajos, Alemania, Canadá, homogénea y especialmente formulada para cada especie, sirve para geminar las semillas o reproducir plantas vigorosas y sanas, que se injertan y posteriormente se trasladan al campo. Destacan que es el uso más eficiente que se ha desarrollado para maximizar el uso de semillas de alto valor comercial.
Aclaran que son temas distintos el caso de la turba nacional y la importada.
“No acabamos de comprender cómo se llegó a prohibir la importación y comercialización de turba cuando el 98% de lo que usamos es traído desde países desarrollados. Eso no tiene nada que ver con lo que ocurre en Chiloé y en el sur con las turberas. Eso tiene que regularse y sancionar las malas prácticas que hay. Estamos de acuerdo con eso, pero no mezclarlo con la importación y comercialización, porque eso sería cerrar la producción de hortalizas en Chile”, señala Cristián Muñoz, presidente de Hortach.
Muñoz agrega que si se le plantea a cualquier plantinero cambiar de sustrato, va a decir que no porque sería arriesgar su negocio.
“La turba importada tiene un poder de germinación que supera el 95% por sobre otros sustratos que no están suficientemente estudiados, como fibra de coco o cáscara de arroz, por su pH, su conductividad eléctrica, su retención de humedad, por su homogeneidad y porque son de alta tecnología, ya que vienen preparados específicamente para cada especie. Son como las fórmulas para las guaguas y hoy no hay tecnología en Chile para producirla. Todo eso permite una producción de muy bajo precio comparada con otros países”, recalca Muñoz.
Impacto económico
Los directivos agregan que dejar de usar la turba importada significaría volver al uso de tecnologías de producción del siglo pasado, lo que redundará en pérdidas de hasta el 50% de las plantas, por problemas fitosanitarios al tener que usar el suelo para los primeros estados de desarrollo de las plantas. Con eso aumentarían los costos de producción, que se deberían traspasar a precios de los productos finales. Y ahora que la inflación es tema mundial, los representantes de los gremios agrícolas destacan que las hortalizas son los alimentos de mayor incidencia en el IPC.
Al interior del sector hortícola, del que dependen aproximadamente 140 mil personas, se calculan efectos en la producción y empleo en la Agricultura Familiar Campesina. De hecho, se estima que el 70% de la producción nacional de hortalizas la realizan pequeños productores, el 25% de ellos, en una superficie de menos de media hectárea.
Sin disponibilidad de turba importada, destacan que la horticultura quedaría a merced de competencia desleal de parte de importaciones de hortalizas desde terceros países, principalmente desde Perú, desde donde ya se interna una cantidad y variedad apreciable de hortalizas, país que seguirá contando con turba importada.
Conflicto internacional
Los gremios agrícolas complicados con la iniciativa legal advierten también respecto de posibles conflictos del país con la Organización Mundial de Comercio, que regula el comercio internacional, y que exige, por ejemplo, que para prohibir o afectar reglamentariamente un producto los países deben exhibir razones técnicas fundadas.
Así, si Chile no presenta un informe técnico que justifique su medida, podría entrar en conflicto con las normas de la OMC. Además, la prohibición podría afectar los tratados de comercio que Chile mantiene con la Unión Europea, Estados Unidos y Canadá, exportadores de turba.
Advierten también que los tratados internacionales suscritos por Chile establecen que las normativas ambientales que apliquen los países no pueden abarcar más allá que su propio territorio. De ahí que si prosperara la prohibición aduciendo la conservación de recursos en terceras naciones, eso excede el ámbito de atribuciones.
Con la negativa a las importaciones de turba, Chile se convertiría en el único país que no utilizará este recurso, lo que hará perder competitividad internacional a su industria hortícola.
Mientras se esperan novedades desde el Congreso, los gremios se reunieron con el ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela, en busca de apoyo.
Una interesante jornada vivieron el pasado 06 de abril los directores y parte del equipo de ANPROS, tras ser recibidos por los integrantes del Comité Arica y Parinacota y visitar las distintas plantas y campos semilleros de la región.
La actividad inició con una visita a las instalaciones de Syngenta donde pudieron informarse sobre el interesante Proyecto del Picaflor de Arica, su laboratorio de rescate de embriones y la implementación de espacios de nidificación y alimentación para el picaflor en el interior de 2 empresas socias de ANPROS.
Posteriormente, la empresa Fito les hizo un completo recorrido por sus instalaciones y laboratorios, donde destacó los distintos procesos que ahí realizan. Luego los visitantes pudieron también ver los cultivos de tomate bajo invernadero.
Pasado el mediodía llegaron a la empresa Tuniche, cuyo recorrido estuvo centrado primero en la planta y posteriormente en los semilleros de maíz, donde pudieron observar el estado de avance del cultivo en estas fechas, así como la etapa actual de los ensayos.
En el transcurso de la visita a Corteva, realizada bajo estrictos estándares de seguridad, recorrieron los invernaderos y cultivos que la empresa mantiene en la región, específicamente en Pampa concordia.
La jornada fue una interesante instancia para conocer los ámbitos de trabajo de las distintas empresas que componen el Comité Arica y Parinacota y finalizó con un ameno cóctel, donde se sumaron también colaboradores de las empresas, generando una oportunidad de encuentro entre el directorio, equipo de Anpros y miembros de las mismas empresas semilleras de la región. Destacable también fue el entretenido show que el comité tenía preparado para los comensales, donde un grupo de baile folclórico de la región encantó a los espectadores, amenizando aún más la noche.
EXPOSICIÓN COMITÉ ARICA Y PARINACOTA
El día 7 de abril, tras la reunión de directorio de ANPROS, el Comité Arica y Parinacota, con la presencia de todos sus integrantes y la exposición de su presidenta, Alejandra Aburto, realizó una completa presentación sobre los distintos temas que han abordado el último tiempo, destacando entre ellos las áreas de Compliance, donde el trabajo con el SAG y la creación de diferentes mesas de trabajo ha sido esencial. Se refirió también al avance en el fortalecimiento de las relaciones con distintos organismos públicos y privados que operan en la región, especialmente con entidades de capacitación, universidades, Seremi, SERNAMEG, SAG y muchos otros, el que ha sido clave para avanzar en los objetivos propuestos por el comité.
En materia de sustentabilidad, destacó el gran trabajo que han realizado las empresas semilleras en la región. Ejemplo de ello es el proyecto del Picaflor de Arica, la formación de la Mesa de Proyectos Sociales y Medioambientales; y la participación en iniciativas de recolección de envases fitosanitarios del programa campo limpio.
Finalmente, se refirió a los desafíos y proyección del comité, resaltando el interés por continuar el fortalecimiento de las relaciones con entidades gubernamentales, así como el desarrollo de distintas iniciativas que ya están encaminadas, como reciclado de plásticos, proyecto de estudio de acuíferos y disponibilidad de Recurso Hídrico, entre otros otras.
Aunque reconocen que las propuestas aún no se zanjan en el pleno, afirman que “hay un estado alerta, hay una preocupación por los textos, por las normas, por los artículos que se están conversando y vamos a ver si se van a aprobar o no”.
La comuna de San Clemente, en El Maule, fue el punto de encuentro para el cabildo que se realizó en conjunto con Fedefruta y Agrícola Central, a propósito de la preocupación que genera en el sector agrícola el avance de una serie de normas en la Convención que, de aprobarse, aseguran tendrían un grave impacto en el mundo rural y en la provisión de alimentos a nivel nacional, de cara a los próximos años.
En la actividad, un cabildo autoconvocado por agricultores de la zona, se congregaron representantes locales, como el presidente de la Asociación Agrícola Central, Luis Urrutia, así como los máximos representantes nacionales de Fedefruta, con su presidente Jorge Valenzuela, y de la Asociación Nacional de Productores de Semillas, ANPROS, representada por su primer vicepresidente, Ricardo Behn.
Entre las propuestas que generan mayor preocupación en el mundo agrícola se encuentran aquellas que apuntan a los derechos de agua y su aprovechamiento, las que distinguen a los productores de acuerdo a su tamaño o pertenencia a pueblos originarios entre “esenciales” y no esenciales para la agricultura, así como aquellas que generan desincentivos al mejoramiento de semillas o derechamente apuntan a un rol predominante del Estado respecto a qué y cómo se cultivará y sobre la forma en que se comercializarán los alimentos, incluyendo restricciones para la exportación e importación de productos e insumos vegetales.
Para Ricardo Behn, “aquí hay medidas que, de prosperar, podrían poner en jaque la agricultura” y por esto afirma que entre los productores de todo el país “hay un estado alerta, hay una preocupación por los textos, por las normas, por los artículos que se están conversando y vamos a ver si se van a aprobar o no, pero está definitivamente la gente pendiente de las decisiones que tomen los convencionales”.
Por su parte, Jorge Valenzuela apunta que desde Fedefruta han visto una desconexión entre el debate en la Convención y la realidad del mundo rural. “Creemos que no hemos sido escuchado de la forma adecuada. Hay mucho desconocimiento del mundo rural. Por lo tanto, invitar a los constituyentes a que se acerquen al agro, a que conozcan el día a día de cómo vive, cómo funciona el ecosistema rural, la relación entre los distintos productores, entre la comunidad, entre la industria”, afirmó.
Desde los distintos sectores del agro, se espera que los agricultores se informen, debido a que la comisión de Medio Ambiente de la Convención comenzará a votar en particular las normas relativas a la agricultura y la alimentación, como el paso previo a su definición en el pleno.
En ese sentido, Valenzuela subraya que “hoy día estamos preocupados y nos vamos a ocupar de poder comunicarle a todos los agricultores y agricultoras de Chile respecto a temas que de verdad pueden afectar el quehacer agrícola, el día a día y la vida en el mundo rural”.
Por su parte, Luis Urrutia, de Agrícola Central, afirma que lo más complejo es acceder a información de lo que se está debatiendo. “La barrera digital es tremenda. Nosotros no estamos iluminados por internet en todas las zonas rurales por lo que la desinformación es gigante. Hoy día queremos salir a comunicar y a contar nuestra forma, nuestra forma de vida, nuestras tradiciones, nuestra cultura y principalmente lo que hacemos. Alimentar cuatro veces al día la mesa de todos los chilenos y de gran parte del mundo”.
Finalmente, Ricardo Behn adelantó que buscarán “congregar agricultores, la gente del mundo rural, para tomar conciencia de lo que se está escribiendo en este momento. Aquí estamos escribiendo la Constitución de los próximos 50 años y es importante que las personas tomen conciencia de que pueden ser afectadas por esta norma, tanto en su trabajo como también en el impacto en la producción de alimentos”.
En este día especial, felicitamos al Comité de Arica y Parinacota en su décimo aniversario. Nos llena de orgullo el trabajo que realizan a diario. ¡Gracias por su gran aporte!
Este comité está compuesto por siete empresas dedicadas a la producción de semillas de investigación y su foco ha sido contribuir al progreso y desarrollo de la agricultura en la región, promoviendo la sustentabilidad de la actividad semillera y la actualización de las buenas prácticas en procesos comunes.
El trabajo que han realizado estos 10 años ha sido en un marco de cooperación con las autoridades regionales, asociaciones de agricultores, universidades y centros de formación técnica, estableciendo redes de cooperación y estrategias conjuntas para el progreso de la región. También ha tenido un fuerte foco social y de soporte a la población que le ha permitido acercarse a la comunidad, con acciones como la donación de un generador para el colegio Payachatas de Caquena, la sanitización de calles durante la pandemia, eventos como el Puertas abiertas ANPROS, que muestra al público las prácticas que realizan las empresas semilleras instaladas en la Región, entre muchas otras actividades.
El compromiso del comité en la zona ha ido de la mano con el desarrollo educacional de la agricultura, para lo cual participa activamente en consejos asesores de entidades educacionales del área agronómica y realiza capacitaciones, pasantías y talleres a distintos grupos. Adicionalmente, existe un acuerdo entre las empresas e instituciones para recibir alumnos en práctica durante todo el año.
La actividad semillera en la región cuenta con una base de colaboradores que alcanza las 300 personas, donde 55% es de género femenino, llegando a un peak de 2000 personas en temporada de verano. Dentro de estos trabajadores, existen muchos egresados de universidades, CFT y escuelas agrícolas de Arica.
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En los últimos días, la comisión de Medio Ambiente de la Convención Constitucional ha aprobado una serie de normas que apuntan a la agricultura, directa o indirectamente, abordando materias como el derecho de propiedad, acceso al agua, modelo económico, etc.
Dos de estas normas son directamente perjudiciales para el desarrollo de la actividad semillera y para la producción de alimentos:
113-5 Sobre Soberanía Alimentaria.
521-5 Sobre la protección de las semillas como patrimonio natural vivo y que incorpora la figura del guardador/guardadora, curador/curadora de semillas.
De prosperar estas normas, las más perjudicadas, además de la agricultura en general, serán las personas, la ciudadanía, pues sus consecuencias serán alimentos más escasos, menos diversos, de menor calidad nutricional, con cultivos más propensos a enfermedades y al cambio climático, y por consiguiente alimentos más caros.
¿POR QUÉ? CINCO RAZONES POR LAS QUE SON UN RIESGO PARA LA SEGURIDAD ALIMENTARIA Y EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN:
UNA AGRICULTURA SIN AGRICULTORES.
El artículo 2 de la Norma 113-5 establece que sólo los agricultores artesanales y los pertenecientes a pueblos originarios serán los “actores esenciales” de la producción de alimentos en el país. Ellos serán reconocidos por el Estado a la hora de generar apoyos, regulaciones y acceso a tecnología. Por el contrario, todos los demás productores, gran parte de los 300 mil agricultores del país que contabilizó el Censo 2007, serán por definición “no esenciales”.
Excluir arbitrariamente a un grupo mayoritario de actores del mundo rural tendría gravísimas consecuencias para la seguridad alimentaria del país y el empleo, no sólo por el golpe dramático que se daría a la fuerza productiva, sino también por borrar del mapa a cerca del 97% de la superficie cultivable del territorio nacional.
CIERRE DE FRONTERAS AL LIBRE INTERCAMBIO DE ALIMENTOS.
El primer inciso de la norma 113-5 define que el país deberá pasar a una etapa en que el objetivo de la agricultura es “la producción de alimentos para el consumo interno”, como parte esencial de la “soberanía alimentaria”.
Pese a que es un artículo que puede parecer benigno, implica un desastroso escenario, pues se aleja diametralmente de los objetivos diseñados por los organismos internacionales, como la FAO, en que se apunta que la meta de los países debe ser la seguridad alimentaria: El derecho de las personas a acceder a una alimentación segura, nutritiva y en cantidad suficiente, para satisfacer sus requerimientos nutricionales y preferencias alimentarias, permitiéndoles una vida activa y saludable.
En un mundo globalizado, con desafíos comunes y en que la crisis climática afecta a cada rincón del planeta, es indudable que esa seguridad alimentaria plantea una interdependencia, en que las fronteras abiertas y el intercambio comercial entre los países son también fundamentales para la seguridad alimentaria.
FIN AL MEJORAMIENTO DE SEMILLAS.
Transformar a todas las semillas en patrimonio común, poniendo fin a la propiedad intelectual que implica su mejoramiento, es la principal amenaza a la seguridad alimentaria del país, pues se eliminará un incentivo fundamental para el desarrollo permanente de cultivos con mayor rendimiento, que se adaptan a la crisis climática y que resisten enfermedades y plagas. Eliminar esta tarea como una actividad comercial, sólo perjudicará a la ciudadanía.
El artículo 11 de la norma 113-5 señala que “el Estado protegerá y reconocerá como patrimonio inapropiable de los pueblos, las semillas y todo material de propagación, ya que su existencia y diversidad son la base de la alimentación del país” y que “queda prohibida cualquier forma de privatización de semillas, material vegetal de propagación, animales y otras formas de vida, incluidos los procesos vitales, los componentes y estructuras celulares, genéticas y químicas de ellas”.
En la misma dirección apunta el artículo 1 de la norma 521-5, que señala que “el Estado de Chile reconoce la semilla libre de intervención como patrimonio de la humanidad y patrimonio cultural vivo. Perteneciente a los pueblos, campesinos y personas naturales rurales y urbanas que las utilicen con cualquier finalidad no relacionada con intervenciones y privatizaciones o patentaciones”.
No son las semillas lo que se expropia, sino que el trabajo de los productores de semillas para poder mejorarlas, a través del fitomejoramiento, para hacerlas más resistentes a enfermedades o plagas, adaptarlas al cambio climático, a la crisis hídrica y mejorar su rendimiento. Por ejemplo, el trigo, que con 220 mil hectáreas es el que cuenta con la mayor área de cultivos en Chile, en 1980 tenía un rendimiento de 1.700 Kg por hectárea y hoy es de 6.200 Kg por hectárea.
APAGÓN TECNOLÓGICO EN EL SIGLO 21.
La revolución del conocimiento y los cambios que está experimentando la producción de alimentos en todo el mundo, a través del desarrollo tecnológico, son quizás la mayor esperanza para garantizar que las naciones del planeta podrán derrotar el hambre, incluso en un contexto de crisis climática, de responsabilidad de la propia humanidad.
Pues bien, una serie de medidas incluidas en las normas 113-5 y 521-5 apuntan en la dirección contraria: Control del Estado a las técnicas de fitomejoramiento y el cierre de fronteras con sello constitucional a la importación de avances tecnológicos en materia alimentaria.
La regulación en base al miedo, a los temores, sólo perjudicará a la ciudadanía.
Por el contrario, el Estado debería promover la coexistencia, en que garantiza la preservación de las variedades ancestrales de semillas, como una forma de proteger un patrimonio cultural e histórico del país, y al mismo tiempo velar por potenciar la investigación científica, el desarrollo tecnológico y el acceso a todos los insumos productivos que permitan, de manera sustentable, respetuosa del medioambiente y en coexistencia con los saberes y métodos ancestrales de producción, garantizar la seguridad alimentaria de los habitantes del país.
EL EXILIO TERRITORIAL DE LA AGRICULTURA MODERNA.
El inciso segundo del artículo 3 de la norma 521-5 señala que “se establecerá un mínimo de al menos doce kilómetros de distancia entre un cultivo que utilice sustancias químicas sintéticas y una población humana o un cultivo de semillas limpias”.
Esta norma hace prácticamente impracticable la agricultura, fruticultura, ganadería y otras formas de producción de alimentos en el país, pues todas ellas, de una u otra forma, utilizan fertilizantes, productos fitosanitarios y muchos otros estimulantes foliares, de origen químico sintético. Si se pusiera en práctica esta nueva geografía agrícola, el suelo cultivable con técnicas modernas de producción pasaría a ser cercano a cero. Sería exiliar a los agricultores, criminalizar la actividad y ponerles un cartel de indeseables.
Por el contrario, el Estado debe asegurar la seguridad sanitaria de los habitantes del país, garantizando que esa producción cumple con todas las medidas de seguridad para la población, los trabajadores y el consumidor, incluyendo los cultivos con semillas de variedades tradicionales, que también utilizan productos controladores de plagas, como las larvas de polillas en Arica.
NO PERDAMOS LA OPORTUNIDAD DE FORTALECER EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN
Es necesario poner una voz de alerta, de atención. Chile necesita una agricultura capaz de sortear los desafíos del siglo 21 y seguir aportando a al desarrollo del país, a la alimentación de sus habitantes y especialmente dar un impulso al mundo rural. No desperdiciemos la oportunidad de sentar las bases del desarrollo de la agricultura, la protección del medio ambiente y los ecosistemas, así como del rescate a nuestro patrimonio fitogenético, a través de una Constitución que lo reconoce, lo potencia y entrega una hoja de ruta para su protección. Chile se lo merece.
Este miércoles, 02 de febrero, ANPROS organizó un webinar con diferentes gremios con el fin de discutir y analizar el panorama actual del sector productivo, en el marco del debate constitucional. En ese contexto, nuestra asociación agradeció la presencia del futuro ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela, quien accedió a la invitación para participar del encuentro.
A la reunión asistieron más de 175 personas, representantes de todo el espectro del mundo rural, dirigentes, agricultores, campesinos y gremios de diferentes rubros del país. En esta instancia, participaron Mario Schindler, director ejecutivo de ANPROS, Jorge Valenzuela, presidente de Fedefruta, y el futuro ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela.
Entre las materias analizadas en el evento estuvo la propuesta de norma constitucional número 113-5, que reconoce el derecho a la soberanía alimentaria y que la semana pasada fue aprobada en general en la Comisión de Medio Ambiente de la Convención Constitucional.
Al respecto, Mario Schindler señaló que en la iniciativa se entrega un rol excluyente al Estado, dejando fuera a cientos de miles de agricultores en todo el país y que, más allá de las intenciones de los promotores de la norma, se pone en riesgo la seguridad alimentaria de Chile.
Para el director ejecutivo de ANPROS, el concepto que debe primar en el sector de la producción de alimentos es el de la coexistencia, tal como promueven organismos multilaterales como la FAO, apuntó.
Para Jorge Valenzuela, presidente de Fedefruta, la propuesta que se está debatiendo en la Convención tiene un enfoque urbano y se escapan un poco de la realidad agrícola de Chile. En este sentido, señaló que la seguridad y soberanía alimentaria son términos que se complementan. Asimismo, hizo un llamado a dialogar, a ampliar la mirada respecto a estos temas y a avanzar hacia una sustentabilidad productiva.
Por último, Esteban Valenzuela, futuro titular de Agricultura, rescató la importancia de instancias de diálogo como las sostenidas el día de hoy. En este sentido, afirmó que, una vez que asuma como ministro, dará prioridad a la búsqueda de acuerdos, anunciando que es probable que se convoque a una mesa de semillas y una de trabajo con todos los actores del sector agrícola.
Además, el próximo ministro apuntó que todos los sectores, más allá de las diferencias, deben trabajar en fortalecer los espacios de encuentro, porque a su juicio la agricultura debe ser sustentable, amorosa, pero sin ningún tipo de retroexcavadora.
Los buenos valores del maíz y la sólida demanda externa por hortalizas orgánicas proyectan una temporada sólida para la producción y venta de semillas en Chile.
Marta Lira lleva un cuarto de siglos en la producción de hortalizas. Su centro de operaciones es el valle de Casablanca, en la Región de Valparaíso. Fue pionera en la producción orgánica para el mercado chileno. Sin embargo, su proyecto se estrelló contra una demanda local que no estaba dispuesta a pagar el costo extra que significa ese tipo de agricultura.
Hace una década, Lira tomó un camino intermedio. Una parte de su campo de 23 hectáreas, ubicado en el camino hacia Algarrobo, se dedicó a la producción de hortalizas de manera convencional. Otra parte de la propiedad la reservó para reproducir semillas orgánicas de zapallos, tomates, betarragas y melones, entre otras verduras. El producto final se embarca a Europa.
Este año trajo buenas noticias para Marta Lira. En invierno, la etapa de menor producción en el año, logró contratos para cultivar 3,5 hectáreas de semillas orgánicas para consumidores europeos y en el verano podría sembrar cerca de 6 hectáreas. Por tratarse de un trabajo muy detallista, la producción de semillas ocurre en espacios reducidos y requiere de agricultores especializados y dispuestos a invertir bastante más de lo usual por hectárea, pero con rentabilidades superiores.
“En la superficie de invierno crecimos al doble. No pudimos subir más porque nos topamos con una falta de mano de obra. Hay una mayor demanda por hortalizas orgánicas en Europa”, explica Lira.
En otros rubros semilleros, como el maíz o los cultivos forrajeros para el mercado local, también se ve una demanda sólida para el año agrícola 2021-2022.
Los resultados de este negocio son relevantes para el resto del agro. El año pasado se exportaron US$ 346,8 millones y se vendieron US$ 125 millones en semillas a nivel local. Se trata de un rubro muy exigente, donde requieren de medidas de aislación geográfica hasta trabajo manual de cada planta para lograr una correcta reproducción, que ha posicionado a Chile como un actor vital en la producción mundial de alimentos. Por otra parte, las mejoras en la genética han permitido saltos en la producción local de trigo y remolacha, entre otros cultivos.
En todo caso es un sector con realidades muy diversas, pero muestra señales más que interesantes en el nuevo año agrícola.
“En las temporadas anteriores, las decisiones de siembra se retrasaban cada vez más. Este año seinvirtió la tortilla. Lo vemos en la facturación. Hay interés por sembrar, algunos agricultores hacen pagos al contado para asegurar precio y producto. Tuvieron buenos resultados en la pasada cosecha y prefieren asegurar los insumos para el nuevo año”, sostiene Ricardo Behn, gerente de la División Semillas de Anasac.
Mario Schindler, gerente general de la Asociación Nacional de Productores de Semillas, Anpros, recuerda eso sí que el sector depende mucho del acceso al agua.
“En las últimas temporadas hemos visto un movimiento de la producción de semillas desde el centro del país hacia el sur. La industria está buscando una mayor seguridad de riego”, sostiene el dirigente.
Fuerte demanda por forrajeras
El alza mundial de los commodities se ha hecho sentir en la venta de semillas dentro de Chile. Un caso notorio es el del maíz, que se ha vuelto la vedette de esta temporada entre los agricultores, con una importante demanda por semillas. Sin embargo, más quitadas de bulla, las forrajeras también van al alza, aupadas por la demanda de la industria de la leche y la carne vacuna.
En el caso de las forrajeras, hay que distinguir dos grandes grupos: la alfalfa y el resto. La primera se produce principalmente en la zona central y el año pasado tuvo una muy buena demanda por la escasez relativa de alimentos para el ganado. Este año se prevé una superficie un poco más baja en la zona centro norte por la competencia de otros rubros, mientras que habría un aumento
en la parte sur del Maule y en las regiones de Ñuble y Biobío. En todo caso, los movimientos que pueda haber en cuanto a siembra van a depender de cómo evolucionen en las próximas semanas los precios del maíz, un actor relevante en la alimentación de los planteles lecheros.
En tanto, las semillas de ballicas, que sirven de base para las praderas sureñas, tienen una demanda muy fuerte. Por lo menos se espera vender de manera similar al año pasado. Los canales de distribución tienen stocks muy bajos producto de la buena venta de 2020. Adicionalmente, la falta de lluvias en Los Lagos y Los Ríos hace necesario que los ganaderos siembren para reponer la masa vegetal perdida. También ayudan los altos precios que están recibiendo los productores lecheros, lo que los hace más proclives a hacer este tipo de inversiones.
En el caso del maíz, la alta demanda de China ha dejado los stocks mundiales muy bajos. Como localmente se produce menos de la mitad de lo que necesita Chile, los precios internacionales se transmiten directamente. En la última temporada los agricultores tuvieron una combinación pocas veces vista: buena producción y altos precios. Gracias a que quedaron capitalizados, este año apostarán a aumentar su superficie.
“Hay mucho interés por sembrar maíz. Creemos que la demanda por semillas de maíz podría subir entre 10 por ciento a 20 por ciento. Los altos precios del maíz mantienen interesados a los agricultores en siembra tanto para grano como para ensilaje en el sur. La única dificultad que vemos es que el precio de los arriendos de tierra subió mucho, lo que se suma al alza de los fertilizantes”, sostiene Sebastián Ojeda, gerente general de KWS Chile.
Tampoco se escapa del análisis sobre el maíz, el crecimiento que está teniendo en el sur, como complemento para ensilaje ganadero. Se estima que en la nueva temporada se deberían, por lo menos, mantener las casi 14 mil hectáreas de maíz de ensilaje que se sembraron el año pasado.
En tanto, en el caso del trigo, se prevén dos realidades. Del Biobío al norte se espera una baja en la demanda por semillas de ese cereal debido a la competencia por superficie con el maíz. Sin embargo, de La Araucanía al sur se espera que el área triguera se mantenga, pues los precios están en niveles que aseguran una buena rentabilidad.
En el caso de la remolacha, que es determinada por la demanda que fija cada año la Iansa, se espera que la superficie sembrada se acerque a las 10 mil hectáreas, con una importante concentración en la región del Ñuble. Más al sur, el cu
ltivo de la remolacha forrajera, destinado a la ganadería, podría acercarse a las 4.000 hectáreas, dados los buenos resultados de los últimos años en cuanto a productividad, que han llegado a las 30 toneladas por hectárea cuando hay riego, y al alto costo de los alimentos alternativos.
En cuanto a las hortalizas, grupo que está conformado por muchas especies distintas, se espera un año ligeramente inferior al año pasado, que fue excepcionalmente alto. La principal razón es que en la Región Metropolitana, el tradicional bastión de esos productos, el acceso al agua sigue siendo crítico.
“Se deberían necesitar semillas para sembrar unas 65 mil hectáreas de hortalizas, no muy diferente que el año pasado. En lo que sí hay cambios notorios es en la distribución geográfica. Hay un movimiento importante hacia el sur, en zonas como Los Ángeles o La Araucanía pues hay abastecimiento más seguro de agua. Se trata de productores grandes que vienen de los cereales y que tienen riego tecnificado. Ven en las hortalizas una oportunidad interesante de negocios”, sostiene Lautaro Lazo, gerente de ventas de Semillas Agrical.
Exportadores miran el clima de Estados Unidos
Brian Blackburn se mueve entre La Araucanía, donde produce semillas, y Chillán, la ciudad donde embala su producción. Sin embargo, sus ojos están puestos en Europa y Norteamérica.
Como buena parte del negocio semillero chileno, la empresa de Blackburn, SG 2000, está orientada a la exportación. Casi tres cuartos de la industria dedica sus esfuerzos a abastecer en contra estación las necesidades del hemisferio norte.
En el caso de Blackburn, su eje es la producción de semillas de hortalizas, legumbres y de oleaginosas.
“En esta época del año, se empiezan a recibir los pedidos desde el extranjero. Se ve un mayor interés, por lo menos en oleaginosas y legumbres, que son los rubros que manejo. Me parece que les falta semilla en Europa. En todo caso todavía falta para cerrar los tratos, recién hace un mes mandamos los últimos contenedores de la temporada recién pasada”, sostiene el presidente de SG 2000.
El ejecutivo explica que esta temporada tiene una dificultad adicional al momento de exportar: la falta de reuniones presenciales con los clientes extranjeros debido a las limitaciones de desplazamiento entre países. Donde más problemas produce es en la búsqueda de clientes nuevos. El negocio semillero descansa en una logística muy ajustada y en la capacidad de ambas partes de enfrentar cambios de último minuto en la demanda. Además, se requiere una gran confianza en la empresa que reproduce las semillas en Chile, pues se trata de material vegetal de desarrollo reciente y al obtentor le interesa que no se realicen copias piratas de sus avances.
“El tema de garantizar la confianza con un cliente que nunca has visto en persona es más difícil”, reconoce Brian Blackburn.
De hecho, uno de los grandes desafíos que ha traído la epidemia de coronavirus para la industria semillera ha sido generar reportes detallados para los clientes extranjeros.
“En nuestro caso, utilizamos mucha tecnología remota para entregar información relevante. Antes nuestros clientes nos visitaban una vez al año. Como empresa tenemos el 100% de nuestros campos vigilados por satélites. Se puede ver el desarrollo de los campos día a día desde cualquier lugar del mundo”, explica Winston Colvin, gerente general de South Pacific Seeds.
¿Y qué pasa con la demanda en la nueva temporada exportadora de semillas?
Algo similar al mercado interno, en que la gran novedad viene del lado del maíz. Su peso en la industria semillera chilena es inigualable, el año pasado se exportaron US$ 99,5 millones en ese grano.
Las empresas que reproducen semillas en Chile para suplir la demanda del hemisferio norte están a la espera de ver qué pasa con el clima en Estados Unidos. Si se registran problemas, aumentan las posibilidades de que se requiera producir más semillas en este lado del mundo.
En todo caso, todo parece indicar que la demanda irá al alza. De hecho, de manera inédita, algunas empresas semilleras están arrendando campos para ellas realizar la reproducción, como una forma de asegurar superficie ante la pelea que les darán en maíz de grano.
Hay que tener en cuenta que la producción de semillas requiere de aislación geográfica, que en el caso del maíz tiene que ser por lo menos de 300 metros mientras que en el caso de los girasoles llega a 3 kilómetros, de un cultivo similar para evitar la contaminación con genes no deseados.
En el caso de las hortalizas hay que estar atento a la evolución del clima en California. Esa región de Estados Unidos, que es el principal abastecedor de frutas y verduras de ese país, está enfrentando una sequía histórica. Por el momento, se espera una mayor demanda por semillas de pepinos y zapallos. La lista de encargos para reproducir en Chile, en todo caso, podría aumentar si la falta de agua se agudiza.
Colvin recuerda, que más allá de las variaciones anuales del resto de la industria, la necesidad de semillas orgánicas de hortalizas crece de manera constante.
“En la última década la demanda por ese tipo de semillas no ha dejado de crecer. De hecho, tenemos un déficit de agricultores para abastecer la necesidad que existe. Debería producirse una alianza con la agroindustria y los comercializadores de hortalizas frescas para fomentar un aumento de la superficie”, sentencia Colvin.
Fuente: El mercurio Campo https://www.elmercurio.com/Campo/Noticias/Noticias/2021/06/01/revista-campo-altos-precios-semillas.aspx
Con fecha 27 de abril, se realizó una reunión para socios de la zona sur donde representantes de CORFO Araucanía expusieron sobre las convocatorias regionales de la institución y las líneas de garantía que tiene CORFO con la banca e instituciones financieras para el co-financiamiento de sus instrumentos.
La actividad contó con la presencia del Director Regional de CORFO Araucanía, Patricio Esparza y las presentaciones estuvieron a cargo de Paola Varela, Coordinadora Regional de Redes y Territorios y de Sandra Cortés, Ejecutiva Regional de CORFO. Por parte de ANPROS participó su director ejecutivo, Mario Schindler, la encargada de estudios y proyectos, Margarita Vergara y la encargada de comunicaciones, María Paz Gana, así como representantes de distintas empresas socias con producciones en la zona sur.
Esta reunión surgió a partir de los acuerdos tomados por el Comité del Sur en función de las necesidades a las que se ven enfrentados y para las cuales ANPROS realizó algunas gestiones como las que se detallan a continuación:
– La coordinación del webinar con Agroseguros en el que se discutieron las alternativas disponibles y las que aún es necesario implementar para apoyar al sector semillero.
– La intensificación de las comunicaciones con distintas autoridades y gremios con respecto a la situación de inseguridad que se vive en la macrozona sur.
– La necesidad de contar con herramientas de financiamiento para la industria, en las que se enmarcó esta reunión de CORFO.