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El maíz experimentó una mala temporada el año pasado (temporada 2023/ 2024), la cosecha y los precios del mercado internacional no fueron suficientes para cubrir los costos, lo que generó pérdidas para los agricultores. La buena noticia es que esta temporada se presenta con mejores proyecciones, al menos en lo que a precios se refiere.
Desde el punto de vista de las siembras, el cultivo tuvo un inicio de temporada algo complicado, ya que en algunos sectores se retrasó producto del clima. Sin embargo, en términos generales, se logró sembrar en la época adecuada, dicen los expertos.
De todas formas, la superficie este año estaría un 4% por debajo de la temporada pasada, de acuerdo a la información de noviembre de Odepa. La estimación indica que la siembra de este año sería en torno a las 47 mil hectáreas, mientras que en la temporada anterior se bordearon las 49 mil. La causa del retraso y de la baja estaría en el clima.
“La siembra del maíz suele realizarse principalmente durante los meses de septiembre y octubre. Sin embargo, este año enfrentamos condiciones climáticas frías, con temperaturas bastante bajas e incluso algunos excesos de agua, lo que dificultó el establecimiento del cultivo. En algunos casos, hubo pérdidas de plantas debido a un déficit de temperatura en el suelo, lo que afectó la germinación y provocó dificultades en esta etapa inicial. De hecho, algunos productores comentan que en ciertas zonas se realizaron resiembras, algo poco común, pero que en esta ocasión fue necesario debido a las complicaciones en la instalación del cultivo”, explica Andreas Köbrich, asesor de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA).
Sin embargo, de acuerdo a los especialistas, a la fecha el maíz se está desarrollando bien gracias a las altas temperaturas, ya que, en general, la planta de maíz se adapta relativamente bien a estas condiciones. Sin embargo, las dificultades en las primeras etapas de crecimiento podrían estar limitando su desarrollo y, en consecuencia, afectar el rendimiento final.
“Aunque aún queda más de la mitad del ciclo de desarrollo del cultivo, hay quienes plantean que este podría no ser un año de altos rendimientos debido a los desafíos que enfrentó el maíz en su etapa inicial”, aclara Köbrich.
De todas formas, los productores son optimistas y esperan que la producción sea estable, y, aunque no se alcancen volúmenes extraordinarios, sí serían suficientes para dejar una rentabilidad positiva.
“Esperamos que este sea un año dentro de la normalidad y, hasta el momento, todo indica que así podría ser. Sin embargo, es importante recordar que mientras el maíz siga en la planta, aún pueden ocurrir imprevistos. El cambio climático, eventos como lluvias o granizadas podrían afectar la producción en cualquier momento. Por ahora, los cultivos se ven bien, y confiamos en que la parte comercial y los principales compradores actúen de manera adecuada para lograr un año estable para los productores”, comenta Carlos González Mufdi, presidente de la Asociación de Agricultores de Ñuble.
Si bien las cifras de la producción de la temporada 2024/2025 aún son inciertas, porque la cosecha, que debiese concretarse hacia fines de marzo, se proyecta sea similar a la temporada anterior, en que se alcanzaron las 500.829 toneladas.
Precios serían mejores
No es secreto que la temporada pasada para el maíz fue extremadamente compleja, ya que hubo problemas de comercialización y dificultades con los precios, puesto que el mercado internacional tuvo precios bajos, a lo que se sumó la alta producción de países como Argentina. Sin embargo, se espera que este año sea diferente y que la cadena comercializadora funcione de mejor forma, lo que permitiría a los productores tener las rentabilidades esperadas.
“El año pasado fue muy complejo para el rubro, pero se espera que este sea diferente, cuando la cadena opera de manera eficiente y los grandes compradores, especialmente los vinculados a la producción de cerdo, cumplen su rol, podemos esperar un año más estable para el sector”, menciona González Mufdi.
En cuanto a costos, se estima que el de producción de una hectárea de maíz ronda los 130 quintales por hectárea.
“Para que los agricultores puedan tener una campaña rentable este año, el precio del maíz debería situarse en al menos 25.000 a 26.000 pesos por quintal, permitiendo así un retorno aceptable para el productor”, explica González Mufdi.
Y la tendencia internacional viene dando buenas señales.
“Los futuros de maíz en la Chicago Mercantile Exchange (Bolsa de Chicago) han experimentado una significativa recuperación, luego de los valores piso que alcanzaron en agosto del año 2024. Durante febrero 2025, los contratos de maíz a marzo 2025 promediaron 194 USD/ton., mientras que, en el mismo mes del año 2024, los contratos a marzo llegaron a 174,7 USD/ton., lo que implica una variación 11%”, explican desde Cotrisa.
Al respecto, Andreas Köbrich señala que “desde hace unas siete u ocho semanas, aproximadamente desde mediados o finales de diciembre, el maíz ha mostrado una tendencia al alza en su cotización en las principales bolsas. Semana a semana, los precios han ido cerrando ligeramente más altos que la anterior, aunque con fluctuaciones típicas del mercado. Actualmente, parece haber un freno en esta tendencia, pero aún es prematuro hacer proyecciones definitivas, ya que los mercados son, por naturaleza, muy variables”.
El aumento en los precios que menciona el experto ha sido impulsado, en gran parte, por las menores proyecciones de producción en Argentina y Brasil.
En el vecino país las lluvias llegaron tarde, lo que afectó los cultivos, aunque se espera una posible recuperación. De todas formas, su evolución sigue siendo incierta (ver recuadro).
En Brasil, la situación ha sido similar, con períodos de intensas lluvias e inundaciones que han complicado la siembra. Como resultado, ambos países, que son claves en la producción de maíz en el hemisferio sur, han reducido sus estimaciones de producción. A esto se suman recortes en las proyecciones de producción en Europa y factores geopolíticos que afectan a países como Ucrania y, en menor medida, Rusia. Todo esto ha generado una tendencia alcista en los precios internacionales del maíz y en los mercados de futuros durante las últimas semanas.
“En cuanto a los precios, aquí en la Novena Región, estimamos que el maíz en grano seco podría situarse en torno a 14,5 monedas, con valores en planta de aproximadamente $220 a $230. Sin embargo, todo dependerá del comportamiento del mercado. Al final, lo que realmente importa es si esos precios hacen rentable el negocio para los productores. Actualmente, el precio internacional ronda los $190, aunque el maíz ha subido un poco debido a la menor producción en Argentina. En Brasil, la situación es incierta, y el mercado externo jugará un papel clave en la determinación de los precios”, explica el asesor Julio Oberg.
En Chile, la mayor parte del maíz se destina a la alimentación animal. Sin embargo, la producción nacional sigue disminuyendo, ya que el negocio se ha vuelto menos rentable. Esto ha llevado a muchos productores a cambiar de rubro, optando por otros cultivos, como la fruta.
“Debemos recordar que Chile produce entre un 40% y 45% del maíz que consume, mientras que el resto es importado. Por eso, es fundamental asegurar una buena rentabilidad que permita seguir incentivando el cultivo del maíz y evitar su disminución, como ha ocurrido con el trigo, donde la situación es bastante complicada”, comenta Carlos González Mufdi, presidente de la Asociación de Agricultores de Ñuble.
“Las condiciones climáticas que antes estaban claramente definidas están cambiando. Chile siempre se caracterizó por tener un clima mediterráneo, con estaciones bien marcadas: veranos secos y calurosos, e inviernos fríos y lluviosos. Sin embargo, esto ya no es tan predecible. Ahora vemos inviernos más secos, lluvias que se desplazan hacia la primavera y temperaturas invernales menos frías de lo habitual. Lo que antes era un patrón climático estable y rígido, hoy muestra variaciones inesperadas”, menciona Andreas Kobrich. El maíz no es la excepción, las abundantes lluvias y un invierno frío hicieron que la siembra se complicara, e incluso algunos productores hicieron resiembra, algo poco común.
En un avance clave para la ganadería y la producción forrajera en Chile, se realizó la primera trilla del semillero certificado SAG con la variedad de alfalfa Kauke, utilizando la trilladora de la empresa Curimapu.
Este hito representa un paso significativo en el desarrollo de semillas adaptadas a las condiciones del país, fortaleciendo la autonomía forrajera y la resiliencia agrícola.
La variedad Kauke ha sido desarrollada con características únicas que la convierten en una opción clave para la ganadería y la producción forrajera. Su alta tolerancia a la sequía la posiciona como una solución frente a los crecientes desafíos climáticos, permitiendo su establecimiento en zonas de menor disponibilidad hídrica. Además, destaca por su mayor rendimiento forrajero y alta persistencia, lo que garantiza una mayor disponibilidad de forraje de alta calidad nutricional para la alimentación animal.
Gracias al trabajo conjunto entre el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) y la empresa Curimapu, la semilla Kauke será multiplicada comercialmente, permitiendo que cientos de productores accedan a una alternativa forrajera eficiente y adaptada a las condiciones del secano mediterráneo. Este desarrollo es parte de una estrategia más amplia de mejoramiento genético impulsada por INIA, que busca fortalecer la producción agrícola y ganadera a través de variedades más resilientes y productivas.
El interés por esta variedad ha sido notable entre las empresas semilleras, quienes han apostado por la multiplicación de variedades locales, contribuyendo a la soberanía forrajera del país y reduciendo la dependencia de semillas importadas. “La pandemia evidenció la vulnerabilidad del sector ante las restricciones del comercio internacional, por lo que potenciar la producción de semillas nacionales es una estrategia clave para la seguridad agroalimentaria de Chile”, aseguró el Dr. Inostroza, investigador de INIA Quilamapu.
Fuente: INIA
Una delegación de 30 profesionales brasileños del sector agrícola visitó Chile para conocer su industria semillera, en una misión organizada por Embrapa, la Asociación Brasileña de Horticultura (ABH) , la Asociación Brasileña de Comercio de Semillas y Plántulas (ABCSem) y la Pontificia Universidad Católica de Chile.
El programa incluyó una exposición del director ejecutivo de ANPROS, Mario Schindler, en la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde explicó el desarrollo y las regulaciones que han posicionado a Chile como un actor clave en el mercado global de semillas.
Además, la delegación recorrió destacadas empresas semilleras, como Piga Seeds, Semillas Fitó, Semillas Altue, Semillas Antufén, Bayer Chile y Rijk Zwaan, donde conocieron en detalle las tecnologías de producción, control de calidad y trazabilidad.
Los visitantes resaltaron la eficiencia y el nivel de automatización de la industria chilena, así como su capacidad para responder a los exigentes mercados internacionales. Factores como el clima estable, la baja humedad y la presencia de empresas multinacionales han consolidado a Chile como un proveedor confiable de semillas de alta calidad.
“La misión nos permitió conocer de primera mano por qué Chile es un referente mundial en la producción de semillas de hortalizas”, afirmó Warley Marcos Nascimento, investigador de Embrapa Hortalizas.
Una reciente misión técnica a Chile, organizada por Embrapa Hortaliças, en asociación con la Asociación Brasileña de Horticultura (ABH) y la Asociación Brasileña de Comercio de Semillas y Plántulas (ABCSem), reunió a 30 participantes, entre investigadores, profesores, productores de hortalizas y semillas, además de representantes de empresas brasileñas del sector. El objetivo principal fue conocer de primera mano la alta tecnología utilizada en la producción de semillas de hortalizas en el país sudamericano, que se destaca como uno de los mayores productores y exportadores de este segmento en el mundo.
“Al iniciar la visita, los participantes tuvieron la oportunidad de visitar la Pontificia Universidad Católica, donde conocieron un panorama general de la producción de semillas de hortalizas en Chile y el sistema de producción, esto último a cargo de la Asociación Nacional de Productores de Semillas (Anpros). Durante la semana, los participantes pudieron observar todas las etapas del proceso productivo, desde la siembra y producción de plántulas hasta la cosecha, procesamiento, tratamiento, empaque y almacenamiento de las semillas. Uno de los rasgos distintivos que se destacó fue el riguroso control de calidad genética, sanitaria y física, además de la trazabilidad en cada etapa de la producción”.
“Esta confiabilidad permite a Chile atender las demandas de los principales mercados mundiales, como Europa, Asia y Estados Unidos, que demandan semillas de altísima calidad”, afirma el investigador de Embrapa Hortaliças, Warley Marcos Nascimento.
El clima chileno es uno de los factores que contribuyen a esta ventaja competitiva. Con baja humedad relativa y temperaturas suaves, especialmente en la región central del país, las condiciones climáticas favorecen la producción y calidad de las semillas. Además, grandes empresas multinacionales del sector de semillas se instalan en Chile, fortaleciendo aún más el desarrollo tecnológico y la confiabilidad del país como proveedor global.
También es impresionante la gran variedad de especies cultivadas. Chile produce semillas de solanáceas, como pimientos, berenjenas y tomates; cucurbitáceas, como el pepino, el melón, la sandía y la calabaza; apiáceas, como la zanahoria y el perejil; así como las coles, como la coliflor, el repollo y el brócoli. Otros cultivos importantes son el maíz dulce y la cebolla, que refuerzan la diversidad de la producción chilena.
Otro punto destacado de la misión fue la tecnología utilizada en la producción de semillas híbridas. Chile destaca en este segmento por su expertise, además de la automatización de procesos y trazabilidad detallada que garantizan la seguridad y eficiencia de la producción.
“La misión entregó a los participantes una visión en profundidad de los factores que hacen de Chile un referente en la producción de semillas de hortalizas”, enfatiza el investigador.
Fuente: https://conexaoagro.com.br/
La sostenibilidad y la gestión responsable son de vital importancia para el futuro del sector de las semillas y, en términos más generales, de la agricultura mundial. Sin embargo, se han utilizado tanto, por tantas personas y para describir tantas iniciativas diferentes, que a menudo terminan siendo utilizadas como palabras de moda en lugar de prioridades prácticas. Seed World se reunió con el director de gestión responsable de productos de Corteva Agriscience, la persona ideal para hablar sobre qué es realmente la gestión responsable, por qué es importante, qué ofrece y cómo nuestro sector puede promoverla.
“Mi abuelo empezó a trabajar en la agricultura en 1947”, dice Belzer. “Su rendimiento de maíz era de 336.6 quintales por hectárea. Hoy estamos llegando a 2,805 quintales por hectárea y eso en suelos marginales. Eso es innovación; esa es la capacidad de poder hacer que las cosas avancen… Lo que me entusiasma es poder pensar en dónde hemos estado, dónde estamos y hacia dónde vamos. Tenemos que trabajar juntos para ver cuál es la promesa. Son más de 2,805 fanegas de maíz, se lo garantizo”.
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Un estudio reciente publicado en Plants (Basel) por el Dr. Miguel Ángel Sánchez, Director Ejecutivo de ChileBio, destaca el papel de Chile en la biotecnología agrícola. En 2017, Chile adoptó un marco regulatorio basado en la ciencia para nuevas técnicas de mejoramiento (NBTs), incluyendo CRISPR y TALEN, consolidando su papel como un centro de innovación regional.
Edición Genómica en Agricultura
La edición genómica ha revolucionado la agricultura moderna, permitiendo modificaciones genéticas precisas para mejorar la resistencia a plagas, la tolerancia climática, la productividad y el valor nutricional. Técnicas como CRISPR-Cas9 y TALEN ofrecen mejoras más rápidas y precisas que el mejoramiento tradicional, pero su adopción depende de políticas regulatorias nacionales.
Marco Regulatorio de Chile
El Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), dependiente del Ministerio de Agricultura, supervisa las regulaciones de biotecnología. Si bien Chile no ha ratificado el Protocolo de Cartagena, se alinea con su definición de OGM pero hace una distinción clave: las plantas modificadas mediante NBT sin ADN exógeno no se clasifican como OGM. Este enfoque regulatorio progresivo trata a estos productos como convencionales, fomentando la innovación agrícola y manteniendo los estándares de bioseguridad.
Sánchez señala que “el proceso regulatorio en Chile no es una autorización, sino una determinación caso por caso para establecer si un producto vegetal es un OGM o no”. El formulario de solicitud consta de dos secciones: información del solicitante e información técnica sobre la taxonomía, cultivares o líneas, fenotipo, técnica biotecnológica utilizada, determinación de la ausencia de ADN extraño e indicación de si el material de propagación ha sido autorizado por un organismo oficial de otro país. “El tiempo de respuesta es de 20 días hábiles, y el proceso ha sido elogiado por su sencillez, rapidez y previsibilidad”, describe el investigador.
Productos Editados Genéticamente en Chile
Desde la adopción del marco regulatorio de Chile en 2017, el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) ha revisado 57 solicitudes hasta noviembre de 2024. De ellas, 52 fueron clasificadas como no transgénicas debido a la ausencia de material genético extraño, mientras que 5 fueron designadas como transgénicas, ya sea por el uso de un promotor de una especie no sexualmente compatible o por la presencia del sistema CRISPR/Cas en el genoma de la planta.
Las solicitudes han abarcado nueve especies de cultivos diferentes, siendo el maíz y la soja las más comunes. Las características fenotípicas más buscadas incluyen mejoras en el rendimiento, resistencia a enfermedades fúngicas y resistencia al descascarado de las vainas. La técnica CRISPR-Cas9 es la más utilizada, lo que refleja las tendencias mundiales en las preferencias de edición genómica, según un comunicado de prensa.
Chile ha atraído solicitudes tanto de desarrolladores locales como extranjeros, con 7 de las 57 solicitudes provenientes de instituciones locales y 50 de entidades extranjeras, lo que refleja un interés internacional en utilizar la vía regulatoria chilena.
Sánchez señala que “de las 57 solicitudes ya presentadas al sistema regulatorio chileno, estas incluían no 57 sino 1.103 líneas. Sólo 21 solicitudes (37%) incluyen sólo una línea/cultivar para ser evaluada por el SAG. Curiosamente, 16 solicitudes contienen más de 10 líneas, seis tienen más de 50 y cuatro tienen más de 100”. Agrega que “la solicitud que incluyó el mayor número de líneas fue una con 270”.
El investigador nota una tendencia creciente hacia la multiplexación en las solicitudes presentadas, donde se editan múltiples genes simultáneamente, o se modifica un solo gen en diferentes regiones. Este enfoque es esencial para desarrollar rasgos complejos como la resistencia al clima y un mejor desempeño. En el marco regulatorio de NBT de Chile, el 51% de las 57 solicitudes han utilizado estrategias de multiplexación. El marco permite que varias líneas derivadas de un único proceso de edición genómica se envíen en una sola solicitud, lo que simplifica el proceso de evaluación y reduce la carga administrativa.
Puede acceder al estudio completo: https://www.mdpi.com/2223-7747/13/24/3597
Enza Zaden anunció en octubre la apertura de su nueva filial en Chile, lo que según la compañía marca un paso significativo en la expansión de sus operaciones en Sudamérica.
Enza Zaden afirma que esta iniciativa estratégica subraya su compromiso permanente con la innovación y el crecimiento en el sector agrícola.
Enza Zaden está presente en Sudamérica desde hace muchos años a través de distribuidores en países como Colombia, Argentina, Perú y Ecuador, así como una estación en Brasil.
Según la empresa, la elección de Chile como nueva base de operaciones estuvo motivada por sus favorables condiciones climáticas y su dinámico mercado agrícola.
“La expansión a Chile es un hito importante para nosotros”, afirma Jean-Francois Hardouin, gerente de ventas para Sudamérica. “El país ofrece un entorno favorable para el desarrollo de soluciones avanzadas en genética vegetal, en línea con nuestra misión de promover una agricultura más eficiente y sostenible. Estamos entusiasmados con las oportunidades que traerá esta nueva ubicación”.
Hardouin señala que la nueva oficina en Chile representa más que una mera expansión geográfica: “es un paso importante para mejorar nuestro conocimiento del mercado y el contacto con los clientes, en línea con nuestro enfoque multilocal. Nos permitirá comprender mejor y responder a las necesidades únicas del mercado chileno, asegurando una gestión más eficaz de los clientes y un mejor acceso al mercado”.
Al invertir en innovación, la empresa dice que está plantando las semillas para un mañana en el que todos tengan acceso a alimentos saludables y de alta calidad.
Fuente: SeedToday
Tras una estadía de 19 días en la Universidad de Florida, EE.UU., el Dr. Luis Inostroza Fuentealba, experto en mejoramiento genético del Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA Quilamapu, regresa a Chile con nuevos aprendizajes y colaboraciones claves para el desarrollo de alfalfa adaptada a distintos ambientes del país.
La ciencia chilena sigue dando pasos firmes en el mejoramiento genético de alfalfa. El Dr. Luis Inostroza Fuentealba, investigador del Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA Quilamapu, regresó de una estadía en la Universidad de Florida (UFL), donde trabajó con expertos de talla mundial en genética vegetal para potenciar el desarrollo de nuevas variedades de alfalfa más productivas y resilientes a la sequía.
Gracias al apoyo del proyecto FONDECYT 1230399 titulado “Descubriendo los componentes genéticos que modulan el rendimiento y la calidad del forraje de alfalfa (Medicago sativa) en ambientes mediterráneos propensos a sequía mediante análisis de mapeo asociativo y predicción genómica” esta colaboración internacional permitirá acortar en hasta tres años el proceso de desarrollo de nuevas variedades, mediante la aplicación de técnicas avanzadas de selección genómica.
“Actualmente el desarrollo de nuevas variedades de alfalfa toma entre 9 y 10 años. Con estas herramientas genómicas, podemos reducirlo a solo 6 años, lo que nos permite responder más rápido a las necesidades de los productores”, explica el Dr. Inostroza.
La Universidad de Florida es un referente en la implementación de modelos de selección genómica en cultivos forrajeros. Durante su estadía, el especialista trabajó con el Dr. Esteban Ríos, experto en genética de alfalfa, y con los destacados mejoradores Dr. Patricio Muñoz (arándanos) y Dr. Marcio Resende (maíz y papa), ambos líderes en genética de especies tetraploides, como la alfalfa.
El Dr. Esteban Ríos, especialista en mejoramiento genético de alfalfa y otras forrajeras, recibió al investigador INIA en su laboratorio y asignó a un estudiante de doctorado para colaborar en los análisis de selección genómica en alfalfa.
Este trabajo permitirá incorporar herramientas genómicas avanzadas en la selección de progenitores, acelerando el desarrollo de nuevos cultivares adaptados a la diversidad agroclimática de Chile, desde Arica hasta Magallanes, optimizando su rendimiento y resiliencia en distintas condiciones productivas. “Durante mi estadía en la Universidad de Florida, recibí una transferencia de conocimiento invaluable para fortalecer la investigación en selección genómica de alfalfa en Chile. Me entregaron scripts y herramientas para correr los modelos de selección genómica, lo que permitirá optimizar el análisis de nuestros datos y mejorar la precisión en la identificación de variedades más productivas y resilientes”, aseguró el Dr. Inostroza.
Además, el especialista del INIA tuvo la oportunidad de ser entrenado por la Dra. Yolanda López en propagación vegetativa de alfalfa, un procedimiento que ha sido un desafío en el Programa de Mejoramiento Genético (PMG Alfalfa) del INIA. Yolanda, asegura el Dr. Inostroza, “cuenta con una vasta experiencia en este campo y su conocimiento será clave para implementar con éxito esta técnica en nuestros ensayos en Chile”.
Al presentar el proyecto Fondecyt ejecutado por el INIA y sus avances, la reacción de los expertos fue de gran interés y sorpresa. “La calidad de nuestros datos abrió múltiples posibilidades de aplicación y análisis, lo que generó una lluvia de ideas para futuras investigaciones y colaboraciones”. Esta es la segunda vez que el Dr. Luis Inostroza lleva datos generados en Chile, para ser analizados junto a investigadores de la Universidad de Florida. “La recepción ha sido excepcional, ya que reconocen la calidad y profundidad de nuestra investigación. Esto ha generado un ambiente de confianza y colaboración, con la certeza de que los resultados serán publicaciones científicas de alto impacto, posicionando a Chile como un referente en el mejoramiento genético de alfalfa”.
¿Por qué es clave la selección genómica en alfalfa?
La alfalfa es una planta con un ciclo de mejoramiento largo y costoso, debido a su naturaleza genética (polinización cruzada y tetraploide). Tradicionalmente, se necesitan al menos tres años de pruebas de campo sólo para seleccionar padres con alto potencial de producir progenies con alta producción y calidad de forraje. Con la selección genómica, en cambio, es posible predecir estas características con el análisis del ADN de las plantas. “Esto nos permitirá diseñar cruzamientos basados en información genética precisa, sin necesidad de esperar años para evaluar el desempeño en campo. En términos simples, estamos llevando el mejoramiento genético de alfalfa a una nueva era de eficiencia y rapidez”, comenta el investigador.
El análisis de Selección Genómica en alfalfa realizado en los laboratorios de la Universidad de Florida se basó en el trabajo desarrollado en el Programa de Mejoramiento Genético de Alfalfa (PMG-Alfalfa), con el apoyo del proyecto FONDECYT.
Este estudio utilizó 250 progenies caracterizadas genéticamente mediante marcadores moleculares, combinando estos datos con tres años de información fenotípica, que incluyen:
– Producción de materia seca
-Calidad del forraje (niveles de fibra y proteínas)
-Índices espectrales (evaluaciones de vigor y estrés hídrico)
– Índices térmicos y RGB (datos capturados con imágenes multiespectrales y térmicas para analizar la respuesta de las plantas al ambiente)
Con esta combinación de información genética y fenotípica, se ha logrado avanzar en la implementación de modelos de selección genómica, un método que permite predecir el comportamiento agronómico de nuevas variedades de alfalfa con mayor precisión y en menor tiempo, optimizando el proceso de mejoramiento genético y reduciendo la dependencia de evaluaciones de campo a largo plazo.
La zona central y centro-sur de Chile, las principales zonas productoras de forrajes, enfrentan una crisis hídrica sin precedentes. Las nuevas variedades de alfalfa que se desarrollen con esta metodología estarán diseñadas específicamente para soportar la sequía, manteniendo altos rendimientos y calidad nutricional para la ganadería. “Con esta investigación, queremos asegurar un suministro estable de forraje para los productores, adaptado a las condiciones climáticas actuales y futuras”, enfatiza el Dr. Inostroza.
El conocimiento adquirido en esta colaboración internacional no solo fortalecerá la investigación en Chile, sino que también se traducirá en beneficios concretos para los productores.
✅Transferencia tecnológica: Los avances se integrarán en el Programa de Mejoramiento Genético de Alfalfa de INIA, permitiendo que los agricultores accedan a variedades mejoradas en menor tiempo.
✅Publicaciones científicas: Los resultados serán difundidos a nivel global, posicionando a Chile como un referente en genética forrajera.
✅Colaboración continua: Se fortalecerán los lazos con la Universidad de Florida y otros centros de investigación, asegurando la actualización constante en biotecnología aplicada a la agricultura.
El proyecto
El estudio Fondecyt contempla tres objetivos principales:
Caracterización fenotípica: Se evaluará la población de alfalfa en términos de tolerancia a la sequía y calidad del forraje, analizando fibras y proteínas mediante herramientas de fenotipado de alto rendimiento en distintos ambientes mediterráneos.
Análisis asociativo del genoma (GWAS): Se identificarán las regiones genómicas asociadas a características claves del forraje, lo que permitirá conocer qué genes modulan la calidad y el rendimiento en condiciones de déficit hídrico.
Selección genómica: Se desarrollarán modelos de predicción genética para estimar el valor genético de las plantas en cuanto a tolerancia a la sequía, producción forrajera y calidad nutricional. Esto permitirá una selección más eficiente de nuevas variedades mejor adaptadas a los desafíos climáticos.
Chile enfrenta desafíos urgentes en la producción de forraje debido al cambio climático y la escasez hídrica. La investigación en genética vegetal es clave para asegurar la sustentabilidad de la producción agropecuaria, y la selección genómica representa un salto cualitativo en el desarrollo de cultivos más eficientes y resistentes. “Esta colaboración es un win-win. Nuestros datos son únicos y ellos tienen el conocimiento en análisis genético. Juntos, podemos publicar estudios de alto impacto y desarrollar herramientas que beneficien a los productores de alfalfa en Chile y en todo el mundo”, destaca el investigador de INIA.
Hacia el mes de abril se espera una transición hacia un periodo de neutralidad entre El Niño / La Niña, que podría prolongarse hacia el invierno, aunque sin certezas.
El pronóstico estacional para el primer trimestre del año publicado por el Centro de Predicción Climática (CPC) del NOAA confirmó condiciones asociadas a La Niña, con un Pacífico ecuatorial con enfriamiento en superficie, alcanzando anomalías iguales o por debajo de -0,5°C. “Las características de este evento La Niña son de carácter débil y posiblemente de corta duración, lo cual indica que sus efectos sobre el clima tenderían a ser menos intensos”, explica Viviana Tudela Pino, profesora adjunta de la Escuela de Ciencias Agroalimentarias, Animales y Ambientales (ECA3) de la Universidad de O’Higgins (UOH).
La docente señala que, según los modelos dinámicos de anomalías de temperatura superficial del mar, pertenecientes al International Research Institute for Climate and Society (IRI), La Niña permanecería hasta abril con una probabilidad del 59%, mientras que durante marzo-mayo de 2025, habrá una probable transición a fase neutra, con el 60% de probabilidad.
Esta situación tendrá incidencias en el comportamiento climático de la zona centro-sur del país y podría afectar las condiciones para la agricultura.
“Pese a que los eventos La Niña normalmente se asocian a una reducción de las temperaturas en la zona central de Chile, el pronóstico estacional para el trimestre enero-febrero-marzo elaborado por la Dirección Meteorológica de Chile indica condiciones sobre lo normal tanto para las temperaturas máximas como las mínimas. Por esta razón, es importante -en la agricultura- no quedarse solo con la información de la ocurrencia de evento El Niño o La Niña, si no que revisar los pronósticos estacionales enfocados al territorio que, aunque basados en El Niño/La Niña, incorporan en su análisis otros factores que interactúan con este y el comportamiento histórico de las estaciones meteorológicas”, asegura la experta.
Respecto a lo que viene en los próximos meses, Tudela explica que “actualmente en la zona central nos encontramos en la estación seca del año, donde normalmente no ocurren precipitaciones. Para conocer lo que se prevé a inicios y pleno invierno es necesario esperar los siguientes pronósticos estacionales. Sin embargo, hay que considerar que las fases neutras de El Niño/La Niña generan una mayor incertidumbre en el pronóstico estacional”.
Principales impactos
Para la Dra. Tudela los principales impactos en el sector agrícola durante el verano serán el incremento de la evapotranspiración, el estrés térmico por altas temperaturas y la aceleración del desarrollo. “Por este motivo es importante ajustar los cálculos de requerimientos de riego además de incrementar la frecuencia de éste, poniendo especial atención a hortalizas de arraigamiento superficial”, asegura.
Agrega -además- que para reducir el estrés térmico es necesario no descuidar la aplicación de bloqueadores solares o caolinita en frutales susceptibles a golpes de sol y quemaduras por radiación.
En el caso del ganado, las altas temperaturas reducen la ganancia en peso, por lo que se debe cuidar la hidratación y evitar la exposición al sol.
“Es fundamental estar atentos a los pronósticos de corto plazo para prepararse ante olas de calor y mantenerse alerta ante posibles adelantos en la maduración de frutas y hortalizas, para poder planificar oportunamente las labores de cosecha, las que deberían realizarse durante las mañanas y considerar lugares de acopio frescos y a la sombra para los productos recién cosechados”, puntualiza.
Fuente: Selso González Córdova, Dirección de Comunicaciones, Universidad de O´Higgins.