La aplicación de fungicidas debe ser intensa y abarcar distintas vías de acción, cuidando además las carencias respectivas de cada agroquímico. Luego, determinar un momento óptimo de cosecha garantizando así un potencial de postcosecha, realizar una gasificación y manejo de sulfuroso óptimo, y mover rápido la fruta con una adecuada cadena de frio.
Santiago, 4 de febrero 2021.- Las intensas lluvias del fin de semana generaron un fenómeno climático fuera de proporciones que dañó las zonas productivas de la zona central de Chile. Un alto porcentaje de la fruta, en variedades de duraznero, nectarino y ciruelo, las peras y manzanas, arándanos, nueces, almendras y la uva de mesa y para vino, estaban en cosecha o a la espera de la misma. Productores, profesionales y técnicos del agro ya comenzaron a tomar medidas paliativas ante los posibles efectos que tuvieron diferentes aristas, siendo la más significativa el impacto sanitario, para el resto de la temporada. Así lo explicó el investigador de INIA Rayentué, Gamalier Lemus.
Las lluvias predisponen el desarrollo de patógenos como hongos y bacterias, normalmente inactivos por acción de las altas temperaturas, baja humedad relativa, radiación y falta de agua libre, en el follaje. “Esto obliga a varias consideraciones técnicas, como el uso de ciertos agroquímicos, respecto de otros, las dosis, concentraciones y la consideración a las exigencias de residuos, en los distintos mercados”, recalcó el especialista en fruticultura de INIA.
Respecto a las aplicaciones de funguicidas, la fitopatóloga de INIA La Platina, Danae Riquelme, señaló que se sugiere la rotación de los productos. Éstos deben tener mecanismos de acción distintos, para no generar resistencia, sobre todo, a Botrytis cinerea el hongo que produce la pudrición gris que es la enfermedad principal que se debiera estar desarrollando después de las lluvias. “Más allá de los milímetros que hayan caído, la duración del tiempo de mojado cobra mayor importancia, porque, a mayor tiempo más condiciones para que el hongo infecte y se desarrolle tanto en el huerto como en postcosecha”, indicó.
En tanto, el fitopatólogo de INIA Quilamapu, Andrés France, señaló que los fungicidas a utilizar deben ser sistémicos para poder llegar al interior de los frutos y donde se están desarrollando en estos momentos la colonización por hongos y que más adelante terminará en pudriciones. Se pueden complementar con mezclas de productos de contacto, pero la sistemia es importante de incluir, ya que fueron tres días de lluvias con temperaturas ideales para el desarrollo de infecciones.
Mientras que en el caso que haya restos de poda y tejidos senescentes, también hay que eliminarlos o incorporarlos al suelo, porque en ese lugar botrytis se está multiplicando y puede transportarse por el aire y llegar a los racimos. Asimismo, eliminar las fuentes de inóculo, pero, por, sobre todo, disminuir el tiempo de mojado de la fruta, de alguna forma se debe secar, siempre pensando que la presencia de agua libre es un factor clave para que la mayoría de las enfermedades se desarrolle, más aún con las temperaturas actuales ya que es altamente probable que se genere infección. Ficha técnica pudrición gris |Leer aquí
Uva de mesa
En el caso de la uva de mesa, uno de los cultivos más dañados que estaba pronto a cosechar, sufrió partiduras a nivel de baya, además de caída y parrones que no soportaron el peso. Sin embargo, hay un daño oculto que se expresará al momento de venta en los mercados, siendo la incidencia de pudriciones el más evidente.
La viticultora e investigadora de INIA La Platina, Cecilia Peppi, indicó que lo primordial para enfrentar esta situación es aumentar la ventilación para tener racimos aireados que se sequen rápido. Si bien las aplicaciones de fungicidas ya comenzaron es muy importante la repetición y alternar distintos productos esta semana, aunque cabe destacar que la oferta está reducida, debido a la cercanía de la cosecha. Además, se deben disminuir todos los focos de inóculos de botritis, para bajar la propagación.
La especialista de INIA enfatizó que se debe bajar humedad como se pueda. “Si los parrones y distintos sistemas de conducción están muy boscosos, muy concentrados de follaje, hay que despejar, abrir ventanas, para ayudar a la ventilación. Eliminar lo antes posible la fruta partida, así como los inóculos que ya comienzan a verse. El mayor problema debiera darse en racimos que están muy apretados. En cuanto a la fruta que está muy mojada debe evaluarse con cuidado el potencial de condición, porque si no va a cumplir es recomendable eliminar esa fruta ahora y disminuir el riesgo a la fruta que sí se puede salvar”, explicó.
Otras acciones concretas que recomienda el fitopatólogo Andrés France son: aplicar estimulantes de resistencia para ayudar a las plantas a defenderse y usar controladores biológicos sólo como un complemento a lo indicado anteriormente y no por sí solos. En el caso de producción orgánica, inundar el huerto con bacterias del tipo Bacillus, las que pueden crecer mejor con las altas temperaturas que siguen después de las lluvias.
Este tipo de lluvia estimula la liberación de inóculo de hongos de madera, por lo cual no se deben hacer heridas en tallos y troncos por al menos una semana después del término de lluvias.
Postcosecha
El especialista de INIA La Platina, Bruno Defilippi, aclaró que hay prácticas que se deben realizar para evitar mayores pérdidas, tales como: determinar un momento adecuado de cosecha para cada variedad, realizar los procesos de gasificación de la materia prima considerando una dosis adecuada al igual que los manejos de sulfuroso durante guarda. Además, un manejo óptimo de la cadena de frío será esencial para mover la fruta en forma rápida entre etapas.
“El momento de cosecha es clave y los temas de logística recobrarán mayor importancia para mantener la calidad y condición, sobre todo, a mercados distantes, pero no sólo en partiduras de fruta que es lo más evidente, sino en el potencial desarrollo de hongos que puede surgir en las próximas semanas y meses en almacenamiento. Entonces, más allá de las aplicaciones de fungicidas y manejos que los productores comenzaron a realizar, recordar y dar énfasis en el momento de cosecha óptimo para cada variedad, y, luego, en labores que parten desde la gasificación de la materia prima a cosecha. Mover rápido la fruta con una logística de frío óptima para llegar con un producto embalado es un punto de partida esencial”, dijo el especialista de INIA.
Agua caída
En la última década existieron alteraciones climáticas serias para la fruticultura nacional. Este es el caso de la lluvia, con sectores, además, afectados por granizo que, durante tres a cuatro días, afectó la zona centro sur de Chile, a fines de enero 2021. En la región de O’Higgins, la mayor productora frutícola del país, representó una precipitación acumulada de entre 15,4 y 101,4 mm, dependiendo de las comunas analizadas; alrededor del 5% al 28% del agua caída en estos sectores, durante los 3 meses de invierno.
Mientras que los niveles pluviométricos registrados durante el último mes fueron calificados como históricos por el encargado regional de agrometeorología de INIA La Platina, Gustavo Chacón, quien informó que cada una de las siete estaciones de medición que tiene INIA en diferentes puntos de la región Metropolitana tienen un alto registro acumulado de milímetros de agua, entre el 29 y 31 de enero. Específicamente, en El Oasis de Lampa 32,2; INIA La Platina en La Pintana 55; Los Tilos en Buin 48,1; Rinconada de Maipú 48,1; San Antonio de Naltahua 44,6; El Asiento de Alhué 37,4 y San Pedro de Melipilla 50,7.
Además, el profesional dijo que para obtener información de toda la red agroclimática nacional se puede acceder a http://agrometeorologia.cl o revisar en la biblioteca digital de INIA una publicación sobre la descripción y uso de esta herramienta | Leer aquí