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Expertos chilenos ponen el foco en la adaptación hídrica para enfrentar los efectos del cambio climático

La Asociación Chilena de Desalinización (Acades), junto a otros expertos en gestión de recursos hídricos, analizan los desafíos de adaptación al cambio climático en la Conmemoración del Día Internacional del Agua.

 

Hace un año, la DGA alertaba que 184 de las 364 comunas del país se encontraban bajo decretos de escasez hídrica, territorio que alberga al 53% de la población. Incluso, en abril de 2022 la Región Metropolitana se alistaba a poner en marcha un plan de racionamiento de agua en caso de que no cayeran las lluvias, plan que afortunadamente pudo ser descartado por el Ministerio de Obras Públicas gracias a las tempranas precipitaciones que tuvimos el año pasado. En el marco del Día Mundial del Agua establecido por la ONU, hoy volvemos a preguntarnos por las soluciones definitivas que debe implementar el país para abordar esta persistente crisis hídrica.

‘No hay ninguna razón para que haya racionamiento, restricciones o gente sin acceso al agua en nuestro país. Tenemos a la mano una tecnología madura y sostenible, que puede implementarse cuidando el medio ambiente y en armonía con las comunidades. Siendo Chile uno de los países con mayor acceso a su costa, nuestra estrategia para enfrentar la emergencia hídrica no puede venir solo de cuidar el agua continental que tenemos, sino que debemos promover el reúso de las aguas residuales y construir plantas desalinizadoras’, asegura Carlos Foxley, presidente de la Asociación Chilena de Desalinización (Acades).

Foxley es parte de la Delegación Nacional que asistirá a la Conferencia del Agua en Nueva York este 22, 23 y 24 de marzo, donde las autoridades mundiales se reunirán a discutir respecto a la situación climática, adaptación hídrica y desafíos futuros.

Por su parte, el informe ‘Desalinización: Oportunidades y desafíos para abordar la inseguridad hídrica en chile’ (2022) del Comité Científico del Cambio Climático del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, asegura que ‘la desalinización debe ser considerada dentro de las opciones que se estudien para lograr el desafío de la seguridad hídrica’.

Más agua fresca

En Chile, una de las soluciones de adaptación climática tendientes a mejorar nuestra resiliencia hídrica es la producción de agua fresca, la cual se genera a través del reúso de aguas residuales y la desalinización de agua de mar y salobre.

En el campo de reúso, la Región Metropolitana hoy depura casi el 100% de las aguas residuales urbanas en plantas de tratamiento que las devuelven limpias a los cauces naturales para luego ser utilizadas como fuentes de riego para la actividad agrícola, generando además otros beneficios tales como biogás, energía eléctrica y abono agrícola. El desafío entonces es expandir esta solución a distintas ciudades del país, en especial a aquellas costeras como Antofagasta, Coquimbo y Valparaíso que hoy vierten sus aguas residuales al mar a través de emisarios submarinos.

En cuanto a la desalinización de agua de mar, el país cuenta hoy con más de 25 plantas industriales operando. Desde la entrada en operación de la primera planta desaladora moderna, a comienzos del año 2000, esta industria ha jugado un rol fundamental en el abastecimiento de agua fresca para el consumo humano y para el desarrollo de la minería en territorios desérticos de aguda escasez hídrica. De hecho, ciudades como Tocopilla se abastecen hoy en un 100% de agua de mar desalinizada, meta a la que prontamente se sumará Antofagasta que hoy se abastece en un 80% con agua desalinizada.

Actualmente, existen más de 10 iniciativas de producción de agua en evaluación preliminar. No obstante, existen lagunas jurídicas que frenan el desarrollo de los proyectos de reúso de aguas residuales y de desalinización de agua de mar, vacíos legales que se traducen además en plazos de evaluación ambiental que puedan alcanzar hasta los 6 años.

‘Si bien hay múltiples proyectos de desalinización de agua de mar y reúso de aguas residuales que contribuirán a solucionar la crisis hídrica, se requiere una regulación específica que establezca el derecho a disponer de las aguas residuales y un sistema de concesiones que regule la producción de agua desalinizada, ya que la actual dispersión normativa genera espacios para el arbitraje regulatorio y para la adopción de decisiones discrecionales. Necesitamos activar la cooperación público privada para impulsar la inversión en nuevos proyectos de reúso y desalinización que nos permitan adaptar nuestras ciudades y economía a los efectos del cambio climático’, aseguró Rafael Palacios, vicepresidente ejecutivo de Acades.

Fuente: El Mercurio

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