Todos necesitamos comer, pero el impacto de la crisis climática en los cultivos está poniendo en riesgo el suministro mundial de alimentos. Los cultivos modernos, domesticados para obtener altos rendimientos y facilitar su cosecha, carecen de los recursos genéticos necesarios para responder a la crisis climática. Las tensiones ambientales significativas están reduciendo la producción de alimentos, lo que hace bajar los suministros y subir los precios, según un comunicado de prensa de la publicación revisada por pares Frontiers. Sin forma de expandir de manera sostenible las tierras agrícolas, la solución es cambiar nuestros cultivos, esta vez para adaptarlos al mundo que hemos alterado.
“La agricultura es muy vulnerable al cambio climático y la intensidad y frecuencia de los fenómenos extremos no harán más que aumentar”, afirmó el profesor Sergey Shabala, de la Universidad de Australia Occidental y autor principal del artículo publicado en Frontiers in Science . “Tanto la producción agrícola sostenible como la seguridad alimentaria mundial dependerán en gran medida de nuestra capacidad para crear cultivos resistentes al clima”.
Nuestro sistema agrícola ha dependido durante mucho tiempo de fertilizantes y monocultivos para satisfacer la demanda mundial de alimentos, pero este enfoque es insostenible. El uso de fertilizantes daña el medio ambiente tanto durante la producción como durante la aplicación. Mientras tanto, el cambio climático está reduciendo aún más los rendimientos de los cultivos esenciales, lo que agrava los desafíos de la producción de alimentos.
El comunicado señala que, aunque las sequías no maten a las plantas, las altas temperaturas reducen el rendimiento. Para superar esto, los agricultores riegan sus cultivos, pero el agua de riego suele tener un alto contenido de sal, porque hay demasiada demanda de agua dulce. Esto aumenta la salinidad del suelo, lo que reduce el rendimiento de la mayoría de los cultivos que crecen en él. Por último, las inundaciones causadas por fenómenos meteorológicos extremos dejan a las plantas estancadas en el agua, lo que crea condiciones hipóxicas que impiden que las plantas absorban oxígeno a través de sus raíces. Esto también reduce el rendimiento de la mayoría de las plantas.
Shabala y el profesor Michael Palmgren proponen dos opciones para mejorar la resiliencia de los cultivos. En primer lugar, se podrían añadir genes de resistencia al estrés a los cultivos de alto rendimiento, aunque esto es complejo debido a los muchos genes involucrados. En segundo lugar, se podrían domesticar plantas silvestres resistentes al estrés ambiental, pero sus menores rendimientos plantean desafíos para la producción de alimentos a gran escala. Ambos enfoques enfrentan dificultades, pero ofrecen soluciones potenciales para la sostenibilidad futura de los cultivos.
Según los científicos, todavía es demasiado pronto para saber qué estrategia tendrá éxito. Sin embargo, los mismos elementos críticos son esenciales para el éxito de ambas: la edición genética innovadora y otras tecnologías de mejoramiento de precisión impulsadas por un fenotipado preciso basado en células y la aceptación pública de los nuevos cultivos.
“Uno de los desafíos actuales es hacer coincidir los recientes avances científicos con la percepción pública de las nuevas tecnologías”, advirtió Shabala. “Es un tema muy politizado y hay importantes intereses comerciales en juego. Además, debido a la falta de conocimientos específicos, el público en general no puede distinguir las sutiles diferencias entre las distintas tecnologías y se basa en las opiniones de los medios de comunicación”.
Fuente: Seed World