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Semillas avanzan al sur y siembran una temporada estable

 

En un año marcado por las complejidades del coronavirus en la producción, distribución y exportaciones, se proyecta que la superficie será más baja durante la campaña 2020-2021, debido al retroceso del maíz, aunque otras especies se mantendrían.

El domingo 22 de marzo, cuando se anunciaron las primeras medidas de restricciones al desplazamiento en Chile debido al coronavirus, la industria semillera estaba en plena cosecha. Los productores y exportadoras recuerdan que fueron semanas complejas, donde estaba en riesgo la capacidad de cumplir con los envíos a otros países y de asegurar la distribución de semillas para el mercado interno, algo que ha marcado este año y que han sorteado con éxito.

“Con complejidades que representaron un desafío logístico mayúsculo, pudimos sacar la temporada adelante. Hubo una muy buena coordinación con el Ministerio de Agricultura, el SAG y el Servicio de Aduanas, que agilizaron sus procesos y colaboraron con la industria, y se logró cumplir con todos los compromisos”, afirma Mario Schindler, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Productores de Semillas (Anpros).

Al igual que en otros rubros, han incorporado medidas de distanciamiento social en los campos y plantas de proceso, se han adaptado a las reuniones online y crearon visitas virtuales a los campos para que los clientes que normalmente viajaban a Chile puedan ver el desarrollo de los cultivos, además de prepararse para la temporada 2020-2021, que ya partió con las siembras.

”La temporada de siembras para nosotros es tan importante como la cosecha, porque parte con la internación de las semillas y para eso necesitamos tener una logística sumamente ágil. También vienen labores muy demandantes de mano de obra y las empresas están preparando los protocolos sanitarios para evitar contagios”, detalla Mario Schindler.

En forma preliminar, se estima que la superficie de semilleros caería en relación con la última campaña, situándose entre 25 mil y 30 mil hectáreas a nivel nacional, por debajo de las 31 mil hectáreas de la temporada 2019-2020. Sin embargo, las proyecciones de Anpros se ubican dentro de la superficie que ha manejado la industria en los últimos años, tras el peak de 51 mil hectáreas de la temporada 2013-2014.

“Esperamos que esta temporada sea relativamente normal de acuerdo con nuestras estimaciones, siguiendo el contexto de estabilidad de los últimos cinco años”, destaca Mario Schindler.

Por estos días, algunas empresas también han tenido que reaccionar ante retrasos provocados por las compañías de encomiendas para el despacho de las semillas importadas que se sembrarán esta temporada, aunque hasta ahora no ha tenido efectos mayores.

“Estas empresas han priorizado las ventas online y están trabajando con la mitad de capacidad, por lo que todo se ha ralentizado mucho. Si antes sacábamos las cargas en cuatro días, hoy están demorando hasta 12 días, por lo que hemos pedido a los clientes que adelanten los envíos para no afectar la fecha de siembra”, explica Juan Carlos Reyes, gerente general de Tuniche.

 

Cae el maíz

El maíz es la principal especie que se produce en Chile para semillas, por lo que sus movimientos marcan el ritmo de la temporada.

El año pasado se sembraron alrededor de 13.600 hectáreas y para esta campaña se estima que serán unas 12 mil hectáreas, según cálculos preliminares de Anpros, debido a la menor demanda de Estados Unidos, que en los últimos años ha tenido con condiciones climáticas favorables y rendimientos altos.

“Este año hubo una disminución de la superficie sembrada en Estados Unidos debido a la crisis del covid-19, que entre otras cosas generó una baja en el uso del maíz para la producción de etanol, debido a la caída en el precio del petróleo, lo que claramente ocasionó un aumento en los inventarios de semillas”, explica el gerente general de Corteva, Carlos Gazmuri, aunque en el caso de esa empresa mantendrán la superficie del año pasado debido al repunte de otros mercados.

Los movimientos que se produzcan en Estados Unidos son claves para Chile, que actualmente es un proveedor de semillas de maíz que suple lo que falta en el hemisferio norte ante bajas de inventarios o problemas climáticos.

“Chile es un corrector de inventarios de Estados Unidos. Estamos pasando por una crisis tremenda y la lógica es que haya una baja en la superficie de maíz, porque los niveles de inventarios están altos debido también a la calidad del germoplasma que se produce y a toda la tecnología aplicada en la producción, que hace que los rendimientos sean muy buenos”, afirma José Ignacio Salazar, líder comercial para vegetales de Sudamérica de Bayer, y prevé una baja de 25% en el programa de maíz que tienen en Chile.

En el caso de otros cultivos relevantes, como la soya, canola y girasol, las empresas esperan que la superficie se mantenga, aunque Estados Unidos también podría provocar un ajuste en las proyecciones.

“Estamos recién en la siembra y podría haber alguna demanda, pero hasta ahora estimamos que el maíz va a bajar 15% respecto del año pasado y cultivos como la soya, canola y girasol también. No será así en el caso del maíz convencional (no transgénico) porque la demanda viene de Europa y de Sudamérica, lo que hace que no caiga tan fuerte”, explica Juan Carlos Reyes.

Avance al sur

En la Región de Ñuble, el agricultor Carlos Smith lleva varios años dedicado a la producción de semillas, por lo que se ha especializado en ese rubro, y en las últimas temporadas ha notado el creciente interés de distintas empresas por crecer en esa zona, debido –entre otros factores– a la mayor disponibilidad de agua para riego.

“Las empresas están viniendo más a esta zona y hay interés por crecer acá. Es algo muy interesante para los productores de la región porque es una actividad que se ha consolidado y hay más agricultores entrando al rubro”, comenta.

Las estadísticas le dan la razón. Según los datos de Anpros, si hasta hace cinco años los semilleros ubicados entre las regiones de Maule y Biobío representaban en torno al 55% del total del país, en la última temporada fueron el 72%, mientras que las regiones Metropolitana y de O’Higgins, que abarcaban el 40%, hoy tienen entre el 20% y 23% de la superficie de semilleros.

Si la mayor disponibilidad de agua es el elemento que llevó a los semilleros a la zona centro sur y hasta ahora es el factor más importante, las empresas descubrieron otras ventajas, como la tecnificación de los productores y las buenas condiciones climáticas.

“Vemos mucho potencial en esas regiones, no solo por la seguridad hídrica, sino que también por la excelente capacidad productiva de los agricultores, que cuentan con mayor tecnología para los cultivos extensivos que en la zona central, por la disponibilidad de suelos y el buen clima”, destaca Carlos Gazmuri.

Los agricultores consideran que uno de los impulsores de la profesionalización en la zona desde hace un par de décadas ha sido Iansa, que hace dos años cerró la planta de procesos de Linares y recientemente anunció el fin de sus operaciones en Los Ángeles, por lo que consideran que –paradójicamente– les abrió una nueva alternativa.

“Esta es una oportunidad para la zona. La Iansa histórica profesionalizó mucho a los agricultores, no solo en cuanto al riego, sino que en la forma de trabajar, llegando a tener récords mundiales de producción… Toda esa zona que va a quedar desocupada en Linares y Los Ángeles, por la remolacha, son áreas que los semilleros están tomando”, plantea Fernando Medina, productor de semillas y presidente de Agrícola Central del Maule.

Sin embargo, advierte que la producción de semillas requiere de una mayor inversión inicial debido al costo de mano de obra para distintas labores.

“Una zanahoria puede dejar $6 millones limpios por hectárea, pero el gasto es alto. La barrera de entrada está en la inversión. Una hectárea de semilleros bien manejada produce mucho más que una hectárea de remolacha e incluso es atractivo para los pequeños agricultores, en el caso de las hortalizas”, dice.

Hortalizas estables

Aunque el despegue de la industria semillera en Chile estuvo impulsado por el maíz, en un contexto de gran dinamismo biotecnológico para esa industria, en los últimos años se ha consolidado la producción de semillas de hortalizas como un área importante, que representa en torno al 45% de los envíos del sector, con una amplia gama de especies.

Las proyecciones para esta temporada varían caso a caso, pero en general se espera que la superficie se mantenga estable, en torno a las 5.500 hectáreas, con algunas caídas afectadas por inventaros altos y el impacto del coronavirus.

“Estamos viendo ciertas disminuciones en los volúmenes de programas de especies como las cucurbitáceas (como zapallos, pepinos y melones), que son cultivos de primavera, mientras que para las hortalizas de invierno la temporada ya está en curso y con buenas condiciones… Se han observado ciertas disminuciones de ventas en hortalizas como lechugas, cebollas y pepinillos”, afirma Eduardo de la Sotta, gerente general de Curimapu.

El menor movimiento que ha tenido este año en distintos países el canal food service, asociado a restoranes, hoteles y casinos, que debido al coronavirus se ha ralentizado, es uno de los factores que explican los movimientos de las semillas de hortalizas, aunque sería de corto plazo.

“En Estados Unidos, el food service maneja el 45% de la comercialización de las frutas y hortalizas, y hoy está funcionando al 25%, lo que genera un impacto fuerte en cultivos de hojas y productos que van a encurtidos, como los pepinillos, que es un mercado muy grande. Ese fenómeno no es muy distinto a lo que ocurre en otros países, pero cuando tomamos decisiones de producir semillas para esos cultivos estamos apostando a que el segundo semestre del próximo año esos canales deberían recuperarse, por lo que la superficie de hortalizas vista como un todo debería mantenerse estable en Chile”, explica José Ignacio Salazar.

Abastecer el mercado interno

Otro punto clave para las empresas semilleras este año ha sido abastecer el mercado interno, para asegurar que no se interrumpa la producción de alimentos. La evaluación es positiva, aunque siguen en alerta.

“Tenemos una posición muy alta como empresa en tomates, sandías, zapallos y pepinos, y hemos enfrentado tremendos desafíos para poder distribuir las semillas a todo Chile, más con el estallido social que con el covid-19”, afirma José Ignacio Salazar, de Bayer.

“No estamos enfrentando complejidades asociadas solo al coronavirus, sino que también otras muy relevantes, de tipo social, donde no podemos bajar la guardia y debemos mantener la logística funcionando para asegurar el abastecimiento normal de alimentos”, resalta Mario Schindler, director ejecutivo de Anpros.

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